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Cómo la COVID-19 infectó el proceso electoral de EE. UU. y cuál será el posible desenlace

El candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Joe Biden, está haciendo su campaña electoral desde su casa, en Philadelphia, y no hay planes de organizar grandes reuniones partidarias, como, por ejemplo, la Convención Nacional. En cambio, Trump que busca la reelección, hizo un rally en Tulsa y fue objeto de grandes críticas.

Joe Biden, candidato a la presidencia de los Estados Unidos. Foto: AFP.
Joe Biden, candidato a la presidencia de los Estados Unidos. Foto: AFP.

Por Antonio Camborda

El proceso electoral en Estados Unidos está jaqueado por la COVID-19, a tal punto que a un poco más de tres meses para el día de los comicios presidenciales —el 3 de noviembre—, la población se mantiene en calma y sin muchas ganas de participar en movilizaciones. Por lo tanto, no hay reuniones masivas, marchas y manifestaciones públicas de apoyo al candidato demócrata Joe Biden, ni al actual presidente, Donald Trump, quien busca un segundo mandato por cuatro años.

Los plazos del proceso electoral han tenido que ser modificados, poco a poco, a tal extremo que los estrategas de la campaña electoral, tanto de Biden como de Trump, han tenido que ir cambiando. Tanto Greg Schultz, el jefe de la campaña de Biden, como el estratega Kamau Mandela Marshall, le han aconsejado permanecer en casa, aparecer en los medios de comunicación masivos, y usar las redes sociales.

Biden tienen el apoyo de una mayoría de canales de TV con excepción de Fox, que es totalmente trumpista. Schultz y Mandela trabajaron en la administración de Obama. Hay que recordar que Barack Obama hizo su campaña que lo llevó al triunfo y a la reelección usando las redes sociales desde un pequeño teléfono Motorola, y hasta el momento, la estrategia está dando resultados, porque Biden encabeza las encuestas con una cifra mayor. Sus críticas a la falta de liderazgo de Trump para afrontar la epidemia del coronavirus dan en el clavo y, además, le han abierto las puertas para proponer medidas para reactivar la economía.

A raíz de la COVID-19, el Gobierno aprobó una serie de ayudas tanto individuales como a las pequeñas, medianas y grandes empresas, por más de seis trillones de dólares, lo que ha incrementado enormemente la deuda interna. Pero va a tener que llegar el momento en que Biden tenga que debatir cara a cara con Trump, y, además, pronunciar un mensaje de aceptación a la nominación que le ha otorgado su partido. Y otro asunto crucial será la elección de quién lo acompañará en la fórmula presidencial.

Trump ha tenido serias discrepancias con el jefe de su campaña electoral, Brad Parscale, y con su consejero, su yerno Jared Kushuer, a quienes responsabilizó del fracaso de la marcha en Tulsa, porque solo asistieron 7.000 de los 20.000 participantes esperados.

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