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Joven se quedó paralítica tras confundir sus síntomas con una resaca

Después de una noche de fiesta, la universitaria sintió dolores en los pies, pero creyó que eran por los efectos del día anterior. Se trataba de una enfermedad neurológica que la dejó en coma.

La joven necesitó de tres meses para recuperarse por completo. Foto: SWNS
La joven necesitó de tres meses para recuperarse por completo. Foto: SWNS

Una joven británica creyó padecer los efectos de una noche de fiesta, sin pensar que se trataba de una enfermedad neurológica. Rachael Bailey, hoy de 25 años, reveló su insólita historia al portal The Sun para prevenir a otras personas.

Según contó, en 2014 quedó paralizada y en coma a causa de este extraño mal. El día anterior a presentar síntomas, la estudiante universitaria había acudido a una fiesta, por lo que creyó que se trataba de una resaca.

En ese entonces, Rachael tenía 19 años. Cuando despertó, sentía dolor en los pies y lo atribuyó a que estuvo mucho tiempo sin sentarse en la fiesta. Luego le invadió una sensación de hormigueo y fue entonces cuando se dio cuenta de que no podía moverse.

Su familia llamó a urgencias y la joven tuvo que ser trasladada en un avión al Centro Médico Queen’s en Nottingham. Rachael asegura que no estaba preocupada porque seguía pensando que estaba sufriendo una fuerte resaca. No obstante, ocurrió un efecto secundario del tratamiento que le dieron y causó que su cerebro se hinchara y desencadenara múltiples ataques. Fue entonces cuando le diagnosticaron con el síndrome de Guillain-Barré, un trastorno neurológico raro que afecta solo a una o dos de cada 100.000 personas.

Rachael se inspiró en los médicos que la atendieron para seguir una carrera relacionada a la medicina. Foto: SWNS

Rachael se inspiró en los médicos que la atendieron para seguir una carrera relacionada a la medicina. Foto: SWNS

“Incluso después del diagnóstico, estaba tranquila porque pensaba que era joven y estaba en buena forma física y que estaría en casa el fin de semana. Pero terminé pasando casi la mitad del año en el hospital con tubos en la boca, alimentados con una cuchara y moviéndome en una silla de ruedas”, cuenta la joven.

Su condición disminuyó rápidamente. Perdió la capacidad de hablar, de caminar y de respirar en solo tres días. Los médicos recomendaron inducirla al coma para poder recuperarse. Permaneció en ese estado durante dos meses. Finalmente, tras otros 76 días en los que recibió rehabilitación, pudo dejar el hospital y recuperar su vida.

“Cuando me desperté por primera vez, fue lo peor que había pasado. Recuerdo que estaba enojada y frustrada porque me habían arrebatado la vida”, expresa Rachael.

Aunque confiesa que esa etapa la ayudó mucho. “También fue lo mejor que me ha pasado, porque soy quien soy por eso. He trabajado muy duro y fue muy doloroso, pero estoy muy orgullosa de mí misma”, afirma.

Los médicos calificaron su recuperación como “milagrosa” debido a la rapidez con que su condición se había deteriorado. Gracias a su arduo trabajo y al personal que la cuidó, la capacidad de Rachael para moverse comenzó a regresar después de solo tres meses.

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