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Leblouh, la práctica que obliga a niñas en África a engordar para casarse

Desde que cumplen cinco años, las niñas son inducidas a ser obesas. Algunos padres incluso recurren a “granjas para engordar” para que sus hijas alcancen el “peso ideal”, entre 100 a 150 kilos.

Las niñas en algunas partes de África son obligadas a engordar varios kilos hasta llegar a la obesidad. Foto: captura Youtube documental
Las niñas en algunas partes de África son obligadas a engordar varios kilos hasta llegar a la obesidad. Foto: captura Youtube documental

En algunos países del noroeste de África, la esposa perfecta es obesa. Las creencias ancestrales en estas zonas vinculan la gordura con la buena salud y la fertilidad.

Por eso los padres practican el “leblouh”, que consiste en forzar a sus hijas a comer en grandes proporciones con el fin de ‘prepararlas’ para el matrimonio. Esta costumbre empieza a los 5 años de edad y se extiende hasta adultas.

Pese a que el leblouh es concebida como una tradición en países como Argelia, Burkina Faso, Níger, Malí y Mauritania, muchos lo consideran como una forma de maltrato. Uno de ellos es Dedeou Gassamba, una joven de 21 años natural de Malí.

En entrevista para la BBC, Dedeou explica sus razones. Según relata la muchacha, sus padres nunca la obligaron a comer cuando era niña, pero siempre hubo presión social por engordar.

“Mi madre me rogaba que comiera y utilizaba muchos medios para hacerme comer. Cuando escuché que las malas lenguas culpaban a mi mamá de no alimentarme lo suficiente, yo misma comencé a comer de manera forzada: me obligaba a mí misma a comer”, relata.

La joven afirma que incluso muchas familias recurren a “granjas para engordar”, donde envían sus hijas. En este lugar, las mujeres podían alcanzar “el peso ideal”, que ronda entre los 100 a 150 kilogramos.

“Cuanto más gorda estés, mejor”, dice Dedeou.

Un reportaje de la BBC en 2004 revela la fórmula que aplican estas granjas. Las mujeres son obligadas a comer en la mañana, en la tarde y en la noche con muchos alimentos. El resto del día lo dedican a “descansar”.

Quienes tiene mejor poder adquisitivo contratan a los dirigentes de las granjas para que hagan el servicio a domicilio. Hay quienes también optan por medicamentos para estimular el apetito.

“Las mujeres gordas son vistas como bellas, agraciadas y de buena familia. A las flacas se les ve como personas hambrientas, menos bellas y lo peor es que a menudo les atribuyen enfermedades graves que ni siquiera tienen, como el sida”, señala Dedeou.

Consecuencias mentales y físicas

En una tribuna publicada en la plataforma Benbere, la joven maliense denunció la costumbre por las secuelas que deja en las mujeres. Según expuso, mientras que las que engordan se vuelven vulnerables a enfermedades relacionadas con la obesidad y el sobrepeso, las chicas delgadas reciben apodos que calan en su salud mental.

“Es una práctica que puede hacer mucho daño. Puede provocar sobrepeso, bulimia, trastornos digestivos, diabetes y problemas de presión arterial, entre otras enfermedades que pueden incluso causar la muerte”, indica.

Actualmente existen algunas organizaciones que luchan por la abolición de esta práctica, sin embargo, en las mismas zonas donde es difundida, se sigue viendo “como algo normal”.

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