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Capturan a Félicien Kabuga, responsable del genocidio de más de 800.000 personas en Ruanda

Félicien Kabuga se convirtió en uno de los fugitivos más buscados del mundo debido a su papel en la masacre de miles de ruandeses en 1994. Vivía con una identidad falsa al norte de París.

Félicien Kabuga es acusado de ser figura destacada en el genocidio de 1994 contra los tutsi en Ruanda.| Foto: Mecanismo Residual Internacional de Tribunales Penales de la ONU
Félicien Kabuga es acusado de ser figura destacada en el genocidio de 1994 contra los tutsi en Ruanda.| Foto: Mecanismo Residual Internacional de Tribunales Penales de la ONU

Luego de 26 años, finalmente se logró la captura de Félicien Kabuga, uno de los fugitivos más buscados del mundo bajo una recompensa de 5 millones de dólares, al ser considerado cerebro intelectual y financiero detrás del genocidio de 1994 que se perpetuó en Ruanda, África, un intento por exterminar a la población Tutsi y que acabó con la vida entre 800.000 y un millón de personas.

Las autoridades francesas detuvieron a Kabuga el sábado 16 de mayo al norte de Paris como resultado de una investigación conjunta con el Mecanismo Residual Internacional de Tribunales Penales de la ONU. En 1997, el Tribunal Penal Internacional de las Naciones Unidas para Ruanda lo acusó de siete cargos de genocidio y crímenes contra la humanidad.

Félicien Kabuga, de 84 años, fue uno de los hombres más ricos de Ruanda. El dinero y las conexiones lo ayudaron a evitar su arresto durante más de 20 años. En junio de 1994 escapó a Suiza, pero el país le negó refugio. Así voló al Congo y después a Kenia. Posteriormente se le vio en el sudeste asiático, Bélgica y Alemania.

De acuerdo con Eric Emeraux, jefe de la Oficina Central de la Gendarmería para Combatir los Crímenes contra la Humanidad, Kabuga tenía 28 alias conocidos y estaba usando un pasaporte de un país africano. Con la ayuda de sus hijos, estuvo viviendo los últimos años en el tercer piso de un edificio ubicado en la Rue du Reverend Pere Christian Gilbert en Asnieres-sur-Seine, un suburbio de París.

Los vecinos de Kabuga lo describieron como un anciano frágil que hablaba poco y que a menudo salía a pasear fuera de su departamento antes del confinamiento por el brote de la COVID-19. “Vería salir a este hombre, tal vez una vez al día, solo o con alguien”, declaró Jean-Yves Breneol, de 72 años, residente del mismo edificio.

¿Cómo se logró la captura de Félicien Kabuga?

La pandemia del coronavirus suspendió muchas investigaciones en Europa, pero permitió a la policía centrarse en el archivo de Kabuga, explicó Emeraux. En marzo, la investigación se aceleró después de una reunión de intercambio de inteligencia entre investigadores de Francia, Reino Unido y Bélgica, hogar, así como la agencia Europol y un equipo de un tribunal de la ONU.

Los agentes de inteligencia de Francia espiaron a los hijos de Kabuga, así pudieron dar con su escondite parisino, donde vivió durante aproximadamente 3 o 4 años. “Nos dimos cuenta de que los rastros de los hijos que protegían a su padre convergieron en Asnieres-sur-Seine”, indicó Emeraux. “También descubrimos que uno de sus hijos estaba alquilando un departamento allí”.

Instalaron escuchas telefónicas y la propiedad se puso bajo vigilancia. El 16 de mayo, un escuadrón de 16 oficiales de élite forzaron la puerta de entrada del departamento de Kabuga a las 6 de la mañana. “Decidimos abrir la puerta, sin estar completamente seguros de a quién encontraríamos dentro”, cuenta Emeraux. “Kabuga no presentó resistencia”.

Félicien Kabuga ahora se encuentra recluido en la prisión de La Sante, en París. Se presentará ante el Tribunal de Apelaciones de París antes de que su caso sea entregado al Mecanismo Residual Internacional para Tribunales Penales. Si él apela contra su fallo, el asunto irá a la Corte de Casación de Francia.

Su captura ha marcado el final de la masacre en Ruanda. “La aprensión del Sr. Kabuga envía un poderoso mensaje de que aquellos que supuestamente cometieron tales crímenes no pueden evadir la justicia y eventualmente serán responsables, incluso más de un cuarto de siglo después”, expresó en un comunicado António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas.

Por su parte, Estados Unidos calificó el arresto como un “hito para la justicia internacional” y espera que la detención de Kabuga “brinde a las víctimas y sus familias algo de paz”. Asimismo, el Departamento de Estado afirmó que el país “sigue comprometido en buscar Justicia” para las personas que fueron asesinadas en Ruanda.

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