“Parecía una palta gigante”: hidrocele, una rara enfermedad en los testículos
Michael Patrick, actor y escritor irlandés, padeció esta condición en su adolescencia. En una ocasión, recuerda, su testículo se salió fuera de sus pantalones mientras corría. Escondió su dolencia por vergüenza durante tres años.
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La adolescencia es de por sí una etapa difícil; sin embargo, para Michael Patrick fue mucho más que complicada. Durante tres años tuvo que padecer una enfermedad en silencio debido a la vergüenza.
En conversación para la BBC, Patrick, actualmente actor y escritor en Irlanda, detalla sobre una rara afección conocida como hidrocele. Esta condición provocó que uno de sus testículos creciera tanto, hasta alcanzar el tamaño de una palta “gigante”.
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“Era más grande que una lata de Coca Cola porque drenaron 400 mililitros de fluido, pero tenía la forma de una palta gigante”, recuerda.
Aunque hoy esa experiencia le sirvió para crear el guion de una comedia llamada ‘My left nut’ (Mi testículo izquierdo), Michael pasó momento muy duros. No solo escondió su enfermedad a su familia y a sus amigos, sino que también vivió episodios realmente vergonzosos.
“En una clase de educación física, un testículo se salió fuera de los pantalones cortos”, contó.
En aquella ocasión, él corría junto a sus compañeros de aula y uno de ellos lo descubrió.
“Se horrorizó y se cayó. Gracias a Dios no le dijo a nadie. Creo que estaba muy traumatizado”, agregó Michael.
Común en hombres
La clínica Mayo en Estados Unidos explica que la hidrocele es una inflamación del escroto. Este mal ocurre generalmente en niños al nacer o incluso algunos años después. No obstante, es posible su incidencia en adolescentes y adultos.
La inflamación se debe a la acumulación de líquido en el recubrimiento delgado del testículo. En personas con más edad, puede aparecer por traumatismos o infecciones.
Michael recuerda que además de la vergüenza, sentía miedo de que fuera algún tipo de cáncer. Aún no superaba la muerte de su padre y no se atrevía a conversar sobre lo que le sucedía con nadie.
“Ya había pasado por la experiencia de ver a uno de sus seres queridos muy enfermo y morir. Soy el chico más grande de la familia y piensas que tienes la responsabilidad de ser fuerte y ‘un hombre’”, señaló el joven.
Afortunadamente para él, la hidrocele es indolora y pudo tratarse a través del drenaje del fluido.
Michael aún recuerda con comicidad cómo sus compañeros de escuela, tras enterarse de su enfermedad, le confesaron que creían que el abultamiento en sus pantalones se debía a que estaba bien dotado.
“Cuando finalmente fui diagnosticado, mis amigos se quedaron diciendo: ‘¡Gracias a Dios! Todos nos sentíamos poca cosa a tu lado’”, recordó.
Aunque se arrepiente de no haberlo contado a nadie en su momento, asegura que hoy en día guarda la experiencia como algo fructífero para la relación con su madre.
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