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Geopolítica de la pandemia

Más que paralizarse en el temor frente a China, corresponde fortalecer la autonomía internacional de América Latina, para no repetir la dependencia ciega de ninguna metrópoli.

Geopolítica de la pandemia
Geopolítica de la pandemia

Es posible que el coronavirus haya sido creado en un laboratorio chino o estadounidense. Y es lógico que se use como arma en la pugna entre ambas potencias. Por algo, el presidente Trump lo llama, solitariamente, el “virus chino”. Y por algo amenaza a la ya debilitada Organización Mundial de la Salud con quitarle el financiamiento, vieja práctica que empezó con la UNESCO hace cuarenta años.

Lo cierto es que China se ha convertido en paradigma del combate efectivo al virus, mientras que EEUU es visto como ejemplo del desastre. “El fin del siglo estadounidense” ha llamado a este paisaje, Kevin Casas, el costarricense secretario general de IDEA Internacional.

De modo que esta pandemia acelera un proceso que ya venía en marcha, de desplazamiento de la hegemonía occidental, por la recuperación de China, como primera economía del mundo. Como había sido secularmente hasta hace unos ciento cincuenta años.

¿Habrá una pax china como hubo en el pasado remoto una pax asiria, una pax romana o, en el siglo XX, una pax americana? Quizás. Pero es más posible que no haya lugar para una dominación imperial o colonial, como las conocidas hasta hoy en la historia de la humanidad,

Una buena lectura para pensar en este cambio de rumbo de la política mundial, ha sido, en esta cuarentena, el libro “Post Western World” del académico brasileño Olivier Stuenkel, publicado por la británica Polity Press en el 2016.

Stuenkel cuestiona el temor a China que anima nuestro sentido común, asociado a las imágenes del despotismo oriental, el comunismo y la barbarie, “Prefiero vivir sometido a los yanquis que a los chinos”, me decía un viejo amigo. Y nuestra experiencia con el trato de los inversionistas chinos a los trabajadores y al medio ambiente en el Perú es francamente negativa.

Pero, como concluye Stuenkel, en el mundo de hoy el poder económico y militar está demasiado repartido como para volver a estructuras imperiales. En todo caso, más que paralizarse en el temor frente a China, corresponde fortalecer la autonomía internacional de América Latina, para no repetir la dependencia ciega de ninguna metrópoli.

En particular los países de América del Sur, cuyo principal socio comercial e inversionista es crecientemente China, deberían terminar de revisar el tradicional alineamiento (más ideológico que pragmático) con Estados Unidos.

El Perú ha sido históricamente, y sigue siendo, un abanderado de la independencia latinoamericana. Por eso, está comprometido con no avalar ninguna subordinación a las superpotencias. Hay que recordar que Raúl Porras Barrenechea sostuvo su posición casi en solitario, frente a Cuba, en San José de Costa Rica. Su actitud fue seguida por todos los países de la región años después, y hoy es un orgullo para la política exterior y la diplomacia peruana. Su ejemplo debería seguir inspirándonos.

Colofón: a sus 97 años de edad, el realista, experimentado y controvertido Henry Kissinger ha observado que “la pandemia del coronavirus transformará para siempre el orden mundial”. Preparémonos para ello.

Rafael Roncagliolo. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.