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“Mi hijo usa mascarilla para mirarme”: el relato de dos médicos frente al coronavirus en Bolivia

El personal de salud de Bolivia se enfrenta a diario ante la pandemia del coronavirus y tiene, incluso, que alejarse de sus familias por miedo a contagiarlos.

Ante la pandemia, muchos de ellos han abandonados sus hogares, y no ven a sus familias. (Foto: referencial)
Ante la pandemia, muchos de ellos han abandonados sus hogares, y no ven a sus familias. (Foto: referencial)

Ante el brote de coronavirus en el mundo, la labor que cumplen los trabajadores de la salud es primordial frente a los pacientes que llegan con la enfermedad. En Bolivia, dos médicos que trabajan con pacientes diagnosticados con COVID-19 expresaron sus temores, cansancio y soledad, pero también la esperanza en medio de la pandemia.

Uno de ellos es Roberto. Él atiende a pacientes con coronavirus que están en situación crítica. Es padre de cuatro niños, pero relata para el medio Los Tiempos, que no puede jugar con ellos por la distancia que debe mantener ante el riesgo de contagio.

“Yo tengo 4 hijos menores de 5 años, estamos tomando todas las precauciones, pero es difícil porque no puedes abrazar a tus hijos, no puedes jugar con ellos. Yo me siento más tranquilo estando afuera de mi casa”, cuenta el médico.

Además, contó que ha pasado hasta tres días sin ver a sus hijos. “Ellos saben del riesgo, están enterados, ya de por sí tienden a cuidarse. Tengo un pequeño de 4 años que se pone su mascarilla para mirarme”, recuerda.

Por otro lado, lamenta que la pandemia haya generado tal pánico que ha impuesto “estigmas” en el personal de la salud. “Tengo un colega que debido a las personas que han entrado en pánico, en miedo, lo han echado de su domicilio, donde vivía en alquiler”, señaló y continúa resaltando que los pacientes con COVID-19 también sufren un impacto emocional.

Juan es médico internista. Él se encarga de hacer seguimiento a pacientes con coronavirus y hace varios días que no ve a sus padres. Decidió alejarse de ellos para protegerlos.

No tiene hijos, pero su madre de 61 años y su padre de 67 lo llaman todos los días para preguntarle cómo está. Vive en un departamento alquilado, donde el dueño sabe que es médico, pero no que atiende a pacientes con COVID-19. “Veo que la desinformación y el pánico ha generado esta situación. Es muy grave, de tal manera que han obligado a algunos colegas a sacarlos de sus casas, espero que eso no me pase”, comentó.

“El estrés es demasiado, uno termina de hacer el procedimiento con todos los equipos de protección, pero igual al salir nos preguntamos si el virus se quedó en algún lado”, dijo en relación a su labor en el hospital.

Ambos contaron para el medio boliviano haber hecho turnos de más de 24 horas y dijeron que no solo atienden a pacientes con COVID-19, por lo que tienen miedo de expandir el contagio.

A pesar del estrés y el miedo que los embarga, ellos tratan de nos mostrar esa preocupación a los pacientes: “El paciente positivo se siente como nosotros, aislado, sin poder entrar en contacto con familiares, hemos tratado de no mostrar nuestra preocupación ni inseguridad, siempre decir que esté tranquilo, que van a estar bien, que hable con sus familiares por teléfono. No debemos alarmarnos”, finalizaron.

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