Trump infectadísimo

L a imagen de Donald Trump no podría ser peor. Aparece saboteando la lucha contra la pandemia en los EEUU, para evitar una mayor crisis económica el año de su candidatura a la reelección. Su más reciente argumento para esto es que una debacle económica podría causar más muertes que el coronavirus.

Esta idea de arrastrar los pies diciendo que la pandemia no es tan grave, o que ella puede desaparecer sola, ha seducido a varios gobernantes autocráticos. El más cercano a nosotros es Jair Bolsonaro, que está convirtiendo a Brasil en un inmenso cultivo viral. El inglés Boris Johnson estuvo entre ellos, pero ha tenido que ceder a la cuarentena.

Trump se pasó semanas, perdiendo un tiempo precioso, declarando que el peligro viral era “una farsa de los demócratas”. Luego tuvo que cambiar, pero no lo ha hecho del todo. Ahora está preso en la búsqueda de un término medio entre dos opciones que se contradicen. Hoy todos sus caminos conducen a Roma.

Los enemigos de Trump lo ven condenado, en peligro de perder la reelección. La crisis económica o un estallido viral como los de Europa se la puede costar igual. En este momento los EEUU van camino de volverse el epicentro mundial de la pandemia, sus 45,000 casos activos solo son superados por Italia, donde el aislamiento social está en marcha.

Sin embargo una reciente encuesta Ipsos muestra que 55% de los estadounidenses aprueba a Trump. Quizás son las palabrotas (más que las medidas), sus ataques a China, su reclamo de que la futura vacuna sea predominantemente para los EEUU. En cierto modo, el Trump de toda la vida, viviendo en modo pre-coronavirus.

Parte del futuro político de Trump se va a decidir en la actual guerra entre los medios que destacan el peligro de la pandemia y quienes lo minimizan. Es un tema que está separando a demócratas y republicanos, pero a la vez una línea fácil de cruzar si la amenaza viral se sigue expandiendo al ritmo actual.

Conocedores de las crisis y de sus efectos, como Nouriel Roubini, sostienen que Trump está liquidado. La bonanza que prometió a sus seguidores no se va a dar. Probablemente va a tener que pedir ayuda a otros países para resolver el contagio en los EEUU.