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Mundo

La carrera hacia la vacuna

Para un gobierno llegar primero a una vacuna contra el coronavirus que no pueda ser cuestionada por la comunidad científica va a ser un importante triunfo para su imagen mundial.

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Se intensifica la búsqueda de una vacuna anti-coronavirus, con cada vez más laboratorios. La revista Wired presenta una lista de 30 empresas que han asumido el desafío (The Guardian menciona 35). Alemania, China, EEUU e Israel compiten en anuncios de pruebas avanzadas. Beijing ofrece primeros resultados para el próximo mes.

Aunque a la vez los especialistas advierten que el frenesí de avances debe ser tomado con pinzas. No solo porque la experimentación en sí misma no garantiza resultados, sino porque el camino que lleva a poner una nueva vacuna en manos de todas las comunidades es complicado y largo. En este caso se trata de inocular nada menos que a la población mundial.

Ante la virulencia del flagelo, toda demora se presenta como larga. El plazo más mencionado para una efectiva llegada de la vacuna a los cuerpos es entre un año y 18 meses. Para las familias sometidas al aislamiento ese parece un periodo interminable. Además es probable que por un tiempo tengan que coincidir vacuna y cuarentena.

Hay una declarada colaboración entre laboratorios y países a escala mundial, pero al mismo tiempo también una fuerte competencia, dos impulsos contradictorios. Sin embargo llegar primero es percibido como el objetivo humanitario predominante. Los anuncios de éxito, efectivo o inminente, son parte de esta pugna, que mantiene al mundo en vilo.

Para un gobierno llegar primero a una vacuna que no pueda ser cuestionada por la comunidad científica mundial va a ser un importante triunfo para su imagen ante el mundo. Luego están las enormes ganancias en las patentes, la producción y las ventas a un mundo agradecido, y obviamente dispuesto a pagar.

La urgencia de la carrera está asumiendo algunas formas heroicas, la principal de ellas representada por algunos voluntarios dispuestos a someterse antes de que los experimentos hayan pasado por pruebas animales. Sin embargo hay un pago ofrecido por los laboratorios, que va de los US$ 4500 a los US$ 7000.

Mientras tanto los gobiernos intentan arrancharse a los especialistas ubicados en la cresta de la ola. Washington y Berlín se pelean a los científicos de CureVac, una empresa biotecnológica líder ubicada en el Estado alemán de Thuringia. El enamoramiento de EEUU ha incluido invitaciones a la Casa Blanca.

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