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El estudio que explica por qué los fallecidos pueden donar su semen y traer al mundo “niños más sanos”

Un donante fallecido puede donar su esperma mediante la estimulación eléctrica de su glándula prostática o una cirugía. Procedimiento se puede practicar incluso 48 horas después de su muerte.

En Reino Unido. La donación de esperma proveniente de pacientes fallecidos debe estar permitida por tratarse de una forma “moralmente permisible” de aumentar la vida.

Así lo señala un reciente estudio publicado en la revista Journal of Medical Ethics, que es recogido por la BBC.

Al menos 2,345 bebés nacieron tras una donación de esperma durante 2017 en Reino Unido, pero pese a la estadística, existe una creciente escasez de donaciones debido a la estricta regulación.

La recolección de semen después de la muerte se puede realizar mediante dos procedimientos: por estimulación eléctrica de la glándula prostática o a través de una cirugía. Solo entonces, el fluido está listo para ser congelado.

La evidencia científica sugiere que los espermatozoides recolectados de los hombres que han muerto aún pueden provocar “embarazos viables y niños sanos”, incluso cuando se recuperan hasta 48 horas después del deceso.

Solo hay un detalle: los donantes deben renunciar al anonimato, de acuerdo al regulador de fertilidad.

Por qué avalar este procedimiento

Los doctores Nathan Hodson, de la Universidad de Leicester, y Joshua Parker, del Hospital Wythenshawe de Manchester, ambos del Reino Unido, sostienen que dicho método cae en un territorio similar a la donación de órganos.

“Si es moralmente aceptable que las personas donen sus tejidos para aliviar el sufrimiento de los demás en ‘trasplantes que mejoran la vida’ por enfermedades, no vemos ninguna razón para que esto no se pueda extender a otras formas de sufrimiento como la infertilidad”, señalan.

La práctica puede persuadir a más donantes varones y, con ello, derribar el estigma en torno a este procedimiento. Foto: Difusión.

La práctica puede persuadir a más donantes varones y, con ello, derribar el estigma en torno a este procedimiento. Foto: Difusión.

Por su parte, Jeffrey Ingold —quien ha sido donante de semen— dijo a la BBC que procedimientos como este pueden persuadir a más donantes varones y, con ello, derribar el estigma social.

“No veo cómo la introducción de un sistema que haga que la donación de esperma sea similar a la donación de órganos podría ser otra cosa que algo bueno”, dijo.

“Para mí, donar esperma nunca se trató de mis propios genes o algo así, sino de ayudar a los amigos que lo necesitaban. También creo que tener este tipo de proceso podría ayudar a desafiar el estigma o las ideas preconcebidas que la sociedad tiene sobre la donación de esperma", añadió.

Jeffrey Ingold cree que la difusión de información errónea está impidiendo que los hombres se conviertan en donantes.

Sin embargo, el profesor Allan Pacey, profesor de andrología de la Universidad de Sheffield (Reino Unido), argumentó que sería un “paso atrás” en el proceso de donación.

“Prefiero que invirtamos nuestra energía en tratar de reclutar donantes jóvenes, sanos y dispuestos que tengan una buena oportunidad de estar vivos cuando la persona concebida comience a sentir curiosidad por ellos, y se puedan contactar sin la ayuda de un espiritista”, ironizó.

Precedente legal

En 1997, una mujer del Reino Unido ganó el derecho a que se le permitiera usar el semen de su esposo fallecido.

Stephen Blood contrajo meningitis en febrero de 1995, dos meses después de intentar formar una familia con su esposa Diane.

La práctica puede persuadir a más donantes varones y, con ello, derribar el estigma en torno a este procedimiento. Foto: Difusión.

La práctica puede persuadir a más donantes varones y, con ello, derribar el estigma en torno a este procedimiento. Foto: Difusión.

Cayó en coma y murió antes de aceptar por escrito que se usara su esperma, aunque se habían extraído dos muestras a petición de Stephen.

La Ley de Fertilización Humana y Embriología de 1990 le prohibió a la viuda usar el esperma de su esposo sin un consentimiento escrito.

Sin embargo, el Tribunal de Apelaciones dictaminó después que se debería permitirle buscar tratamiento de fertilidad dentro de la Comunidad Europea, no en Reino Unido.

Blood finalmente dio a luz a su hijo Joel usando el esperma congelado de su esposo, en 2002, y al año siguiente ganó una batalla legal para que su difunto compañero fuera reconocido legalmente como el padre.

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