Encienden las alertas por proliferación de arañas venenosas tras incendios forestales [VIDEO]

Los últimos fenómenos climatológicos en Australia han causado la proliferación de especies venenosas como la araña de tela de embudo conocida por su picadura mortal.

Los expertos del Australian Reptile Park, con sede en Somersby, en el estado de Nueva Gales del Sur, alertaron a la población a través de sus redes sociales que la humedad y el calor a causa de las lluvias son el ambiente perfecto para la reproducción de este tipo de arácnidos.

Por lo tanto, han instado a la comunidad a tener mucha precaución con estas especies nativas de las regiones del bosque húmedo del este de Australia.

"¡Pedimos que traigan todas las arañas capturadas al parque para contribuir a nuestro programa antiveneno y salvar vidas! Las arañas de tela en embudo es una más peligrosas del planeta en cuanto a las mordeduras a humanos. Hay que tomárselas muy en serio”, explicó Daniel Rumsey, portavoz del parque.

Pidió tener mucho más cuidado con las arañas macho ya que estos tienen un veneno seis veces más potente que las hembras. “Aunque no creemos que muchos sepan diferenciar su género, deben estar muy alertas con esta especie” continuó Rumsey.

No obstante, al parecer, los habitantes de la zona están acostumbrados a este tipo de arácnidos debido que desde los años 80 se inició el programa antiveneno del parque y hasta la actualidad no se ha registrado ninguna muerte humana por la mordedura de esta araña.

Cada año se registra entre 30 y 40 casos, pero el Australian Reptile Park y los hospitales australianos cuentan con un antídoto, creado con el propio veneno de la araña de tela de embudo macho y usando los anticuerpos que genera un conejo, se encargan de salvar las vidas de las personas afectadas.

Desde que comenzó la temporada de incendios a fines de Julio, Australia ha sido azotada por los grandes siniestros forestales que se han visto en décadas. Según registro de las autoridades, al menos 28 personas han fallecido en todo el país y solo en el estado de Nueva Gales del Sur, más de 3.000 hogares han sido destruidos o dañados.