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Mundo

3 de mayo

Elecciones en Bolivia, una oportunidad para superar la crisis.

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El Tribunal Supremo Electoral de Bolivia (TSE) ha convocado las elecciones presidenciales para el 3 de mayo y ha rechazado el veto que pretendía la derecha de ese país a la participación del Movimiento al Socialismo (MAS), el partido del expresidente Evo Morales.

Las elecciones son una oportunidad para la normalización democrática del vecino país, agitado por una crisis que se iniciara en octubre pasado cuando Morales intentó forzar su cuarta elección –autorizada por el Tribunal Constitucional que lo consideró un “derecho humano”– apurando un fraudulento recuento de votos para declararse ganador, evitando la segunda vuelta.

Las masivas protestas de los bolivianos impidieron que se consume el fraude y debilitaron a Morales. El retiro del apoyo de las FFAA y de la policía, y el pedido de renuncia del comandante general de las Fuerzas Armadas, y el de la Policía Nacional, que Morales acató, posibilitaron la toma del poder del gobierno ultraderechista de Jeanine Áñez, cuyo corto mandato es pleno de medidas que pretenden acabar con el legado del MAS. De a poco, Añez se ha revelado como una mandataria irascible y dogmática, de modo que las elecciones son también la oportunidad para que Bolivia se aleje de la opción restauradora ultraconservadora.

La participación del MAS en los comicios de mayo es una derrota de la coalición gobernante. La primera encuesta luego de la convocatoria, a cargo del canal de televisión Unitel, colocaba al MAS a la cabeza de los sondeos, aunque su candidato aún no ha sido designado, con 20% de intención de votos, seguido por siete aspirantes antiguos opositores a Morales, que en conjunto superan el 50% de intención de voto.

No será fácil organizar una coalición que impida de primera intención la victoria del MAS. La derecha ha ingresado a una batalla interna donde todas las armas valen y todas las opciones están abiertas. Recientemente, por ejemplo, se ha difundido un audio donde un candidato presidencial le pide 250 mil dólares a otro, a cambio de apoyarlo, aunque ambos luego decidieron presentarse juntos a las elecciones.

Surgen intentos de evitar la dispersión. La presidenta Áñez ha llamado a una cumbre política para formar un frente único contra el MAS, posibilidad que fortalece la postulación del expresidente Carlos Mesa. El 19 de enero, en otra cumbre indígena y popular, el MAS elegirá su candidato.

Las voces que presentan una opción contraria a la polarización son todavía débiles, pero crecerán en la campaña, impulsadas por el deseo de superar la crisis y conservar los logros de los últimos años. Bolivia lo merece.