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Mundo

Línea de fuego

Choque de EEUU e Irán.

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La muerte del general iraní Qasem Soleimani en el bombardeo de EEUU al aeropuerto de Bagdad (Irak) ha avivado a límites peligrosos la tensión entre los gobiernos de Washington y Teherán, removiendo una vez más el tablero de Oriente Próximo. Es un episodio de una larga lucha por la hegemonía regional que ha costado decenas de miles de muertos y millones de refugiados en la última década.

No es, sin embargo, un episodio cualquiera. La muerte del alto mando iraní, un hombre clave de la estrategia militar de Teherán, ha sido reconocida por EEUU, con lo que se ha fijado un hecho emblemático que Irán se siente obligado a vengar. ¿Cuándo? No será, al parecer, pronto.

El suceso pone en alerta las fuerzas que luchan en la región desde hace años, encabezadas por EEUU e Irán. Este último tiene un libreto más simple que su adversario: destruir a Israel y frenar a EEUU, y para ello apoyar todas las causas religiosas y militares que se opongan a sus dos enemigos y sus aliados, y entre ellos especialmente Arabia Saudita.

EEUU ha tenido más problemas en la región por la diversidad de sus intereses –Libia, Israel, Irak, Siria– y la caótica dirección de Donald Trump. Hasta hace poco, EEUU intentaba retirar sus fuerzas militares de Irak y Siria para incomodidad de sus aliados, cambiando radicalmente su estrategia para intensificar su cooperación con ellos.

Enfrentados directamente en Irak, EEUU mantiene ahí 5 mil soldados e Irán por lo menos a 3 mil hombres de la Fuerza Quds, su brazo militar externo con un alto nivel de articulación política en un país con un gobierno débil que no ha podido terminar con los cuerpos armados irregulares. Esta cara en el territorio hace presumir que la escalada de tensión se agravará.

Trump ha justificado la muerte de Qasem Soleimani en base a la seguridad de sus tropas y de su embajada en Bagdad atacada recientemente por grupos chiíes respaldados por Irán, luego de que EEUU bombardeara posiciones de la milicia Kataeb Hezbolá. Y aunque en las últimas horas se ha mostrado a favor de una salida negociada, ha vuelto a atacar a las Fuerzas de Movilización Popular, una coalición de paramilitares iraníes en Irak.

No es cierto, como se afirma corrientemente, que la opción militar es siempre para Trump un buen negocio. La posición de EEUU en la región es menos fuerte, con la OTAN con cara de pocos amigos. Trump tampoco tiene internamente un gran margen de maniobra; la baza del nacionalismo debe ser jugada con cautela, especialmente si faltan diez meses para las elecciones presidenciales.