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Greta Thunberg: El grito joven del cambio climático

Valiente. El 2019 será recordado porque una niña frágil, de 16 años, le enrostró a dirigentes globales, en importantes eventos, sus discursos vacíos y les pidió tomar medidas urgentes para reducir las emisiones de efecto invernadero. Fue el rostro de una furiosa ola de protesta juvenil. Time acaba de elegirla ‘persona del año’ 2019.

Por: Carlos Páucar | Con información de France Press, Efe y revistas

Los jóvenes han tomado protagonismo en este 2019.

En Chile, jóvenes estudiantes iniciaron el mayor conflicto social desde la época de la dictadura. En Hong Kong, líderes juveniles enfrentan al poder chino. En Suecia, el grupo estudiantil Youth For Climate protesta los viernes por la amenaza del calentamiento global.

En Brasil, la activista Paloma Costa organizó una cumbre de jóvenes para presionar a Jair Bolsonaro para que evite la muerte de defensores del medio ambiente. En Tailandia, el sexto país del mundo que más suma a la contaminación de los mares, la niña Ralyn Satidtanasarn, conocida como Lilly, realiza una dura batalla contra el uso del plástico. En Uganda, Leah Namugerwa, de 15 años, impulsa ‘huelgas escolares’ contra el gobierno por su desidia contra el cambio climático.

Pero ha sido la joven sueca Greta Thunberg la que ha ido mucho más lejos.

Ella lleva la pasión de una generación que decidió enfrentarse al monstruo del cambio climático. Y también sufre el desprecio de los que la ven como un títere de la concientización ecológica.

La derecha en el mundo no le perdona su activismo, su voz con furia, sus formas.

A sus 16 años, la adolescente es el rostro y la voz de una juventud preocupada, que va a las playas a limpiarla, recicla basura, evita la carne, vota por los ecologistas.

Y la revista Time acaba de elegirla ‘persona del año’ y le dedicó su portada (ver en galería).

Con una pancarta

Todo empezó el 20 de agosto en Estocolmo. Faltaban dos semanas para las elecciones generales en Suecia. Greta dejó su mochila en casa y decidió sentarse en el pavimento de la plaza de Mynttorget, frente a la fachada del Parlamento sueco, para alertar a los diputados sobre la emergencia climática.

“Skolstrejk for Klimatet” decía en su pancarta (Huelga escolar por el clima).

Sus padres, la mezzosoprano Malena Ernman y el actor Svante Thunberg, pensaron que su ocurrencia iba a durar unas horas. No fue así. Greta siguió saliendo cada día para permanecer sentada durante jornadas hasta de 7 horas.

Cada viernes, con el cartel, salió a enfrentarse a políticos, al gobierno, al mundo entero.

Thunberg había oído hablar por primera vez del cambio climático en 2011 cuando apenas tenía 8 años y un profesor puso en clase unos impactantes videos sobre los efectos del calentamiento global.

Perdió el apetito y se deprimió. Adelgazó 10 kilos. Sus padres contaron que esa vez quedó consternada, consideraba que era un problema grave y se hacía muy poco.

Antes a la menor le habían diagnosticado síndrome de Asperger, trastorno obsesivo compulsivo que está dentro del espectro autista y merma las habilidades sociales. Después, ella comentaría que en realidad no lo veía como enfermedad, sino como un superpoder y por ello veía todo con más claridad.

Los expertos dicen que es verdad porque los autistas tienen mayor capacidad de procesar información que otros. De ese modo recibió los datos del fenómeno climático, los procesó y reaccionó con violencia.

Le parecía increíble que no todos se indignen como ella.

Su "huelga escolar" se difundió por las redes sociales, traspasó fronteras e impulsó el grupo "Viernes por el futuro".

El fenómeno "Greta" se volvió mundial. Sus cuentas de Twitter e Instagram superaron los 6 millones de seguidores.

La actual generación de jóvenes, que no desea guardar silencio, la eligió como una de sus portavoces en el tema del cambio climático. Y el tono que usó fue rotundo, acusatorio.

"¡Han robado mis sueños y mi niñez con sus palabras huecas!", dijo, con lágrimas en los ojos, en su famoso discurso del 23 de setiembre ante los dirigentes del mundo reunidos para una cumbre sobre el clima en Nueva York, en donde ella participó tras cruzar el Atlántico en un velero (no usa los aviones por ser contaminantes).

Greta superó su miedo escénico y se atrevió a criticar los pomposos discursos sobre el cambio climático de los líderes mundiales y pregonó que solo usaban palabrería vacía.

No le tembló la voz cuando lanzó dardos tan duros como en la cumbre climática de la ONU, en Katowice: “Ustedes solo hablan del crecimiento económico verde y sostenible porque tienen demasiado miedo a no ser populares. Dicen que aman a sus hijos por encima de todo pero les están robando su futuro ante sus propios ojos”.

Con igual determinación se enfrentó a los líderes en Davos: “¡Nuestra casa está en llamas!" Y agregó: "(A ustedes) les gusta presumir de su éxito, pero su éxito financiero ha tenido un precio inimaginable y, sobre el cambio climático, debemos reconocer que hemos fracasado”.

La voz de Greta refleja la indignación de los jóvenes que se dan cuenta de que sufrirán más las consecuencias climáticas que sus padres o abuelos. Ellos pagarán caro la inacción de generaciones que pudieron frenar la catástrofe y no lo hacen.

La adolescente movilizó a millones de jóvenes fascinados por su valentía, que saca de quicio a sus detractores. Para los más virulentos, Greta es un oráculo cuyas "utopías mortíferas" dejan al descubierto las neurosis de una menor con Asperger. La acusan de ser manipulada por agentes del "capitalismo verde" y por sus padres.

No se explican cómo su reto dio vida a un movimiento juvenil de alcance global. Miles de estudiantes protestaron en 300 ciudades del planeta. Inspiró el nacimiento de movidas como Fridays For Future, Juventud X el Clima o Extinction Rebellion.

Eso hizo Greta, nacida el 3 de enero del 2003, en el país menos "religioso o espiritual" del mundo. Aunque cuando se habla de ella aparecen las referencias místicas o mágicas. El fotógrafo Yann Arthus-Bertrand la ve como "un milagro" y Barack Obama dice que encarna una juventud que "cambia el mundo".

Otros la ven como una "enferma mental" que cedió a la "histeria climática", según el conservador Michael Knowles, de Fox News. Según otros críticos, su semántica desdibuja el mensaje científico. "La cuestión del clima eclipsó los demás problemas medioambientales, como el maltrato a animales, la industria cárnica o pesticidas", dice Katarina Barrling, de la Universidad de Uppsala.

También se le acusa de generar ansiedad y no un discurso racional. Lo que dijo en Davos, "quiero que entren en pánico, que sientan el miedo que siento todos los días", nadie lo olvida.

Para la bióloga Severn Cullis-Suzuki: “Ella pide una revolución, por eso tratan de silenciarla” descalificándola como una niña con una singularidad psíquica. No han podido callarla.

“La protesta más grande por el clima”

El dedo que señala a los adultos, que ha movilizado a jóvenes de todo el mundo, fue elegida "persona del año" por la revista Time. La portada de la revista tiene como titular "El poder de la juventud". La revista recordó que "empezó una movilización mundial faltando a la escuela, llamando a una 'Huelga escolar por el clima'".

En el 2019 ha hablado ante jefes de Estado, se ha reunido con el papa, discutió con el presidente de EEUU e inspiró a 4 millones de personas a unirse a la huelga por el clima el 20 de setiembre. “Fue la manifestación más grande por el clima en la historia humana”, añadió Time.

Opiniones

Greta, COP24 (Polonia) - Líder juvenil

“En el 2078 celebraré mi 75 cumpleaños. Si tengo hijos quizá me pregunten sobre ustedes: por qué no hicieron nada mientras había tiempo de actuar. Dicen que aman a sus hijos y, sin embargo, les roban su futuro”.

Donald Trump - Presidente de EEUU

“Parece una chica joven y feliz que espera un futuro brillante y maravilloso. ¡Qué bonito!” (Luego de que ella dijera, llorando, que los ecosistemas se están destruyendo).

Jair Bolsonaro - Presidente de Brasil

“Es impresionante que la prensa le dé espacio a una mocosa como ella”.

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