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La violencia toma (otra vez) las calles de Santiago

Día de furia. Un extenso incendio en una céntrica esquina de la capital, ataques a estaciones del Metro que produjeron focos de fuego, furiosas manifestaciones. Hoy se anuncia otra movilización.

AFP, EFE, La Tercera

La rebeldía no cesa en Chile. Fue un lunes con violentos enfrentamientos. El lunes se cumplieron once días del estallido social en el país del sur.

Un gran incendio se registró al caer la tarde en un centro comercial, que incluso alberga un hotel y varios locales. El lugar se ubica en una céntrica esquina de Santiago. Diecisiete compañías de bomberos de Santiago acudieron al incendio en la esquina de las calles Santa Rosa y la Alameda, a cuatro cuadras del palacio presidencial de La Moneda, hasta donde intentaban acercarse los miles de manifestantes.

El incendio obligó a evacuar un edificio de viviendas de 19 pisos con locales de ropa y comida junto al centro comercial, dijo un familiar de un residente. El incendio estalló en medio de las violentas protestas.

Los efectivos antimotines hicieron frente a los manifestantes con chorros de agua y disparos de lacrimógenas, que inundaban todo el centro capitalino, un día después de que dejó de regir el estado de emergencia y los militares abandonaron las calles, en un intento del presidente Sebastián Piñera por descomprimir la crisis.

Barricadas y piedras

Los incidentes, que se concentraron en el centro de Santiago y se repitieron en Valparaíso y Concepción, empezaron a la hora en que Piñera anunciaba un nuevo gabinete y la tensión aumentó durante la tarde.

Miles de manifestantes atendieron a convocatorias por redes para protestar este lunes y martes en la tarde frente a La Moneda, acordonado por un amplio cinturón de seguridad.

El acto estaba convocado con el objetivo de que la gente se agolpara frente a los muros de La Moneda, pero el actuar de Carabineros provocó que los manifestantes quedaran a 200 metros del palacio de Gobierno.

En ese lugar, las fuerzas del orden reprimieron la protesta, que abarcaba casi un kilómetro por el centro de la Alameda Bernardo O’Higgins, principal arteria de Santiago, para que no pudieran llegar a La Moneda.

Las barricadas comenzaron a reproducirse mientras los manifestantes tiraban piedras a la Policía y esta respondía con gases lacrimógenos y los carros lanza-agua, conocidos popularmente como "guanacos". Entre enfrentamientos, encapuchados forzaron la malla metálica del centro comercial y entraron a saquear el recinto. Ya se había vivido en horas previas saqueos a farmacias y comercios.

La nueva vocera del gobierno, Karla Rubilar, en su primera manifestación, dijo: “Este no es el Chile que marchó el viernes, este es un Chile que llamó el día sábado a destruir la ciudad”. Agregó: “No es la gente que quiere justicia social, o un Chile mejor. Es gente que quiere destrucción y caos”.

En simultáneo, la protestas se reproducía en la plaza Italia, epicentro del estallido social. En ese lugar, los manifestantes prendieron fuego en la verja de acceso a la estación de Metro Baquedano, en cuyo interior presuntamente la Policía habría torturado a detenidos, según denuncias de las víctimas.

Así, tras su inicio como un movimiento heterogéneo y sin liderazgo identificable, las protestas ahora representan un claro desafío para el reconocido modelo económico de mercado abierto de este país, donde los manifestantes sin color político exigen un pedazo más grande de la prosperidad que hizo de este país uno de los más estables de América Latina.

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Este estallido sin precedentes en Chile, el más grave en casi 30 años desde el fin de la dictadura de Pinochet, ha dejado 20 muertos, mil heridos y 900 millones de dólares en pérdidas materiales.

Cambios

● Ocho. El domingo, Piñera removió a ocho ministros, incluyendo al cuestionado ministro del Interior, Andrés Chadwick. “Chile no es el mismo que el que teníamos hace un par de semanas... El gobierno tiene que cambiar y enfrentar estos nuevos desafíos”, dijo Piñera.

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