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Bolivia resiste

Dura oposición ciudadana al fraude reeleccionista de Evo Morales.

EDITORIAL
EDITORIAL

Una intensa movilización democrática nacional e internacional ha logrado frenar por ahora el fraude que pretende concretar el Gobierno de Evo Morales para forzar su reelección en la primera vuelta de los comicios presidenciales en Bolivia, evitando de esa manera la segunda vuelta ante el candidato opositor, Carlos Mesa.

La Misión de Observación Electoral de la OEA ha cuestionado el “cambio inexplicable de tendencia” en el conteo electoral luego de que se paralizara por 20 horas, mostrando un cambio respecto del conteo inicial. En el mismo sentido se expresó la Misión de la Unión Europea que cuestionó la inesperada interrupción del conteo electrónico, generando dudas que deben ser aclaradas de inmediato.

Las cifras sospechosas del conteo electrónico denominado Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP) indicaban que Morales superaba por poco más de 10 puntos a Mesa, los casi exactamente necesarios para que no se realice la segunda ronda contra los resultados del conteo convencional. La Constitución boliviana señala que será elegido en primera vuelta el candidato que alcance la mitad más uno de los votos válidos o el que supere el 40% de votos y le lleve al segundo una ventaja de por lo menos 10 puntos porcentuales.

En el plano interno se produjeron protestas en varias ciudades bolivianas y no pocos enfrentamientos. En varios hechos de violencia, condenables desde todo punto de vista, fueron incendiados los tribunales electorales departamentales en Sucre y Potosí. Los opositores a Morales y los movimientos sociales se han expresado en masivas manifestaciones en las últimas horas y han convocado a un paro indefinido para hoy miércoles contra la labor del Órgano Electoral Plurinacional (OEP).

La maquinaria reeleccionista ha cedido relativamente. El cómputo oficial que realiza el OEP, que no ha llegado al 90% del computo de votos, mantiene la posibilidad de una segunda vuelta porque la diferencia entre Morales y Mesa es de menos de 5%. En cambio, los datos del TREP, que superan el 95% de votos, otorgan a Morales una ventaja de casi 10%, fortaleciendo la reelección en primera vuelta.

El riesgo de fraude es latente. Morales ha llegado hasta este punto en base a una sistemática violación de las leyes hasta torcer el mandato constitucional, y el copamiento de instituciones, tanto las del control electoral como constitucional. La maquinaria reeleccionista está dispuesta y tiene todo el propósito de lograr con el fraude lo que las urnas le niegan. Bolivia democrática no retrocede, pero el intento reeleccionista a toda costa tampoco.