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“Era un cuartel”: niños fueron abusados y sometidos en hogar comunitario

Tanto niños como niñas eran espiados mientras se bañaban y vestían, y soportaban agresiones sexuales en sus propias camas.

Reino Unido: denuncian abuso sexual y físico en Hogar Comunitario de Beechwood. Foto: Difusión.
Reino Unido: denuncian abuso sexual y físico en Hogar Comunitario de Beechwood. Foto: Difusión.

El Hogar Comunitario de Beechwood, ubicada en el Reino Unido, se creía un lugar seguro para niños y jóvenes desamparados. Sin embargo, el testimonio de una mujer que fue abusada sexualmente allí durante su niñez, destapó las denuncias de muchos otros que vivieron un infierno similar.

Durante décadas, decenas de de niños del Reino Unido fueron sometidos a un régimen de abuso sexual y físico. Tanto niños como niñas eran espiados mientras se bañaban y vestían, y soportaban agresiones sexuales en sus propias camas.

Laura* fue una de esas niñas. Como testigo en la Investigación Independiente sobre Abuso Sexual Infantil (IICSA, por sus siglas en inglés), la mujer conversó con la BBC acerca del tiempo que pasó en el Hogar Comunitario de Beechwood, célebre por los actos infames que ocurrieron allí.

Este artículo contiene detalles sobre abuso infantil que pueden resultar perturbadores para algunos lectores. Un día que Laura volvía a casa después de la escuela encontró sus maletas empacadas y una trabajadora social esperándola.

Sintiéndose “totalmente abandonada” y “absolutamente desconsolada”, la llevaron a Enderleigh, una de las cuatro unidades que conforman el hogar de niños Beechwood, a las afueras del centro de Nottingham, Inglaterra.

Aunque solo estuvo allí unas semanas, Laura se convirtió en una de las muchas residentes que sufrieron abusos sexuales. Ahora, a sus 50 años, cuenta su historia con la esperanza de que ayude a otras víctimas de abuso dentro del sistema de atención social, y se destaque su lucha para que se haga justicia.

Laura, quien creció en Nottinghamshire, Reino Unido, sintiendo que su familia no la quería, recuerda vívidamente haber llegado a Beechwood poco antes de cumplir 15 años.

“Me trajo una trabajadora social. Desde fuera me pareció una casa encantadora”, dice. "Era un lugar grande, tenía un balcón de balaustrada alrededor del piso de arriba, se veía muy bonito, un poco colonial, con árboles y flores en el exterior.

“Tan pronto como entrabas, el ambiente cambiaba. Era un lugar horrible. Las puertas que se abrían hacia la balaustrada estaban tapiadas, las camas eran metálicas y horribles, no había nada que fuera suave o acogedor”.

“Era casi como un cuartel del ejército: solo paredes sin nada en ellas”.

“Abandonados a su suerte”

Beechwood abrió por primera vez en noviembre de 1967, y en 1976 ya tenía cuatro edificios. Tenía la reputación de ser un hogar para niños criminales y, en algunos reportes, los trabajadores se refieren al aspecto “espantoso y miserable” de los edificios.

Su estado era tan deplorable que una psicóloga que visitó el lugar se preguntó: “¿Cómo es posible que pongamos a los jóvenes en condiciones tan atroces?”.

El nivel de “cuidado” que se ofrecía en Beechwood era igualmente espantoso: los niños eran arrastrados por sus cabellos a través de las habitaciones y desnudados, para evitar que se fueran. También los obligaban a pelearse entre ellos.

Un residente dijo que el personal lo obligó a participar en competencias de masturbación, mientras que otra aseguró que fue visitada y violada por el mismo hombre que la había maltratado antes de ser llevada al asilo.

Algunos también describieron haber sido violados por trabajadores del centro y castigados por delatar el abuso.

Cuando Beechwood cerró definitivamente, casi 40 años después, cientos de niños habían pasado por ahí y muchos quedaron traumatizados de por vida. La rutina diaria era aburrida, dice Laura. Los residentes estaban mayormente abandonados a su suerte.

Los encuentros sexuales se daban con John Dent, un trabajador social del lugar. En primera instancia todo era sonrisas, hasta que el hombre empezaba a cortejarla. Días después frotaba su cuerpo en ella y trataba de besarla.

Pero el miedo la acechaba. No sabía si reportar el hecho, porque el hombre le decía: ”yo soy quien decide si te vas a casa al final de este semestre”.

Laura se fue de Beechwood semanas después, pero las cicatrices de su corta estadía se han mantenido.

Dent recibió una sentencia de prisión de siete años, aunque para ella “fue bastante poco”. Casi dos décadas después de ser encarcelado, ella dijo que aún sufría las secuelas de la terrible experiencia del proceso judicial.

El hogar comunitario fue cerrado en 2006. Ahora, Laura explica que se ha atrevido a contar su historia para que crear conciencia sobre casos como el que le pasó a ella y a sus compañeros.

Sobre la continuidad de juicio de Beechwood, aún se espera una versión más amplia para el año 2020, que dictaminará más sanciones a la gente encargada de su administración.


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