Banderas blancas del hambre
Abandono. Sobre un cerro, al fondo del mercado 1 de septiembre, en San Juan de Lurigancho, la asociación Virgen del Carmen implora que los dejen trabajar. No han recibido ninguna donación de la municipalidad.
Por: Texto y fotos: Eric Villalobos
Auxilio
El apurimeño Fredy Huillcapuma no deja de agitar un trozo de tela todos los días, para ver si así alguien se acuerda de ellos. Su pequeño taller de costura cerró, y sus máquinas se están oxidando. A él y a su pareja, Santa Rosita Aranguez, se le diluyen sus pocos ahorros.
Dignidad
A pesar de vivir en casas prefabricadas, donde el calor y el frío se sienten más, esta comunidad a la que ni siquiera llega la prensa ha sido respetuosa, en la medida de sus posibilidades, con los protocolos de la cuarentena.
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Inactivos
José Carlos Pacheco y Jhani Chávez son una pareja de esposos que antes de la pandemia confeccionaba buzos y pantalones que vendían a pedido en Gamarra. Ahora, en medio de la desolación y sin ningún bono ni ayuda de su municipalidad, solo desean volver a trabajar.
Vocación
Karina Villafuerte ha acondicionado un pequeño espacio dentro de su casa para realizar sus clases virtuales. Su esposo, Yonn Poma Herrera, quien ya no puede sacar su carrito sanguchero para vender pollos bróster, la apoya siendo su camarógrafo.
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