Estados Unidos

La famosa empresa de gaseosa que tuvo una flota militar clave en la Guerra Fría entre EE. UU. y la Unión Soviética

Este capítulo fascinante revela la manera en que las corporaciones multinacionales influyeron en las relaciones internacionales, lo que simbolizó el ingenio comercial en épocas de conflicto global.

Este enfrentamiento, aunque no involucró un conflicto bélico directo a gran escala entre ambas superpotencias, generó una tensión constante y una carrera armamentista sin precedentes. Foto: Xataca
Este enfrentamiento, aunque no involucró un conflicto bélico directo a gran escala entre ambas superpotencias, generó una tensión constante y una carrera armamentista sin precedentes. Foto: Xataca

En los años 60, en pleno contexto de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética, PepsiCo alcanzó un insólito logro al convertirse en la sexta flota naval más grande del mundo, debido a un curioso acuerdo comercial. Esta historia, que podría parecer surrealista, revela las complejas estrategias comerciales y diplomáticas de la época, cuando empresas estadounidenses buscaban oportunidades de expansión en mercados soviéticos cerrados a transacciones convencionales debido a la falta de acceso a dólares estadounidenses.

El acuerdo, sellado entre el presidente de Pepsi, Donald Kendall, y el gobierno soviético, derivó en un intercambio inusual: ante la imposibilidad de realizar pagos en dólares, la Unión Soviética pagó a Pepsi con una flota de barcos y submarinos, transformando temporalmente a la compañía en una "potencia naval."

 La distensión, un período de relajación de las tensiones entre Estados Unidos y la Unión Soviética durante los años 70, ofreció una breve esperanza de paz, pero no logró resolver las profundas diferencias. Foto: Xataka

La distensión, un período de relajación de las tensiones entre Estados Unidos y la Unión Soviética durante los años 70, ofreció una breve esperanza de paz, pero no logró resolver las profundas diferencias. Foto: Xataka

¿Cómo se originó el acuerdo entre Pepsi y la URSS?

Para la Unión Soviética, obtener productos occidentales como Pepsi-Cola era una cuestión de prestigio y una forma de ofrecer a sus ciudadanos un pequeño vistazo del estilo de vida estadounidense. En 1972, la URSS y Pepsi establecieron un acuerdo comercial que permitió a la empresa estadounidense distribuir su producto en territorio soviético. Pero la URSS, sin moneda convertible, pagó inicialmente con vodka Stolichnaya, el cual Pepsi vendía en el mercado estadounidense.

Este acuerdo funcionó bien hasta que, en los años 80, la demanda de Pepsi creció en la URSS y el vodka ya no era suficiente como pago. En una sorprendente solución, la URSS ofreció a Pepsi una flota de 17 submarinos, un crucero, una fragata y un destructor, que Pepsi aceptó para vender como chatarra en lugar de mantener como una verdadera fuerza naval. Con esta transacción, PepsiCo se convirtió momentáneamente en la sexta potencia naval del mundo, aunque solo fue un hecho simbólico.

 PepsiCo, la empresa matriz de Pepsi, también produce una amplia gama de snacks y bebidas, como Gatorade y Frito-Lay. Foto: Xataxa

PepsiCo, la empresa matriz de Pepsi, también produce una amplia gama de snacks y bebidas, como Gatorade y Frito-Lay. Foto: Xataxa

¿Cuál fue el impacto del acuerdo y su legado?

El acuerdo entre Pepsi y la Unión Soviética representa uno de los episodios comerciales más curiosos de la Guerra Fría. No solo ilustra las dificultades económicas que enfrentaba la URSS, sino también la creatividad con la que las empresas occidentales manejaban las barreras comerciales en ese contexto. La historia de Pepsi como "potencia naval" es un ejemplo de cómo los intercambios comerciales pueden cruzar fronteras insospechadas.

Aunque Pepsi finalmente vendió los buques como chatarra, esta historia sigue siendo un recordatorio del ingenio comercial y las extrañas alianzas que se formaron durante la Guerra Fría. El legado de esta transacción también muestra cómo las corporaciones multinacionales jugaron roles significativos en las relaciones internacionales, en una época en que el mundo estaba dividido en bloques ideológicos.

En definitiva, la curiosa historia de Pepsi y su efímera flota naval es un testimonio de las extravagantes estrategias que surgieron en tiempos de tensión mundial, una anécdota de cómo una empresa de bebidas llegó a desafiar a las grandes potencias en términos de poderío naval, aunque solo fuera por un breve momento.