Adrien Brody: “La fama me llenó del cariño de desconocidos”
El ganador del Óscar forma parte del elenco de The French Dispatch, la nueva película de Wes Anderson.
Adrien Brody sigue siendo el actor más joven que ganó un Óscar. Han pasado 19 años desde que su fama despegó por El pianista y sostiene que ese título no le molesta. “Es la cima de la carrera de todo actor. El pianista está muy por encima de muchas obras cinematográficas, y no lo digo por lo que yo haya contribuido. Hace falta conocer lo suficiente el dolor y el sufrimiento como para entenderlos, reformularlos en forma de arte. Da igual que yo gane diez premios más o ninguno”, dijo en una entrevista a El País.
Recientemente Brody se sumó al mejor elenco de televisión en la nueva temporada de Succession (HBO). Ahora promociona la cinta The French Dispatch con Timothée Chalamet, Frances McDormand, Tilda Swinton y Elizabeth Moss. Él interpreta a un pretencioso galerista. “No tenía la obligación de parecerme a nadie que exista, solo es un amalgama de personas a las que conozco. Me ayudó conocer el mundo artístico”.
Hijo de la premiada fotógrafa Sylvia Plachy que trabajaba en The Village Voice, el actor señala que le debe a su madre haber conocido el mundo de la actuación. “Ir a las oficinas de The Village Voice en los años setenta a visitar a mi madre, cuando tenía cuatro o cinco años, fue una experiencia educativa única. Muchas ideas que me han acompañado toda la vida se formaron allí, en esas oficinas. Mi madre tenía un compañero al que le encantaba la magia y me hacía trucos. Ese amor por la magia seguramente fuera un primer paso hacia entender lo que es la interpretación. Luego a mi madre le encargaron que fotografiara la Academia Americana de Arte Dramático y, de no ser por eso, hoy no sería actor. Ella vio en aquellos jóvenes algo que le recordó a mí. Quién sabe dónde estaría si no”.
Heredero también del historiador Elliot Brody, conocido por sus pinturas, sostiene que él no habría tenido éxito pintando. “Quizá estuviera pintando, sí, y muriéndome de hambre. No me admitieron en el departamento de arte con mis bocetos del instituto y sí en el de interpretación”.
¿El glamur deja huella?
King Kong es, de lejos, la mayor película que he hecho. Ha habido películas independientes maravillosas, pero ninguna tuvo una promoción tan enorme, nadie te viene años después diciendo: “Te vi en El profesor (2011) y me cambió la vida”. King Kong sí. Cerraron Times Square para preestrenarla. El alcalde nos presentaba en el escenario. Veías mi cara en los vasos de cartón de McDonald’s. No me he vuelto a ver en algo así. Había vendedores callejeros con productos no oficiales, hechos por ellos mismos. Uno vendía unas gorras geniales e hizo el esfuerzo de atravesar la multitud y entregarme una de regalo. Qué gesto más generoso. Me la puse y no me la quité durante años. Dio la vuelta al mundo conmigo. (La fama) me ha llenado la vida del cariño de perfectos desconocidos. Mucha gente ha sido amable conmigo solo porque ha sentido una conexión al verme. Y no es falsa.
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