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Bailarina Chloé Lopes en lucha antirracista

Denuncia. Forma parte del elenco Staatsballett de Berlín y asegura que ha sufrido racismo por su condición de negra.

Chloé Lopes Gomes. La profesora quiso obligarla a maquillarse de blanco. “Blanquear mi piel era como renunciar a mi identidad”. Foto: difusión
Chloé Lopes Gomes. La profesora quiso obligarla a maquillarse de blanco. “Blanquear mi piel era como renunciar a mi identidad”. Foto: difusión

La primera bailarina negra del Staatsballett de Berlín, Chloé Lopes Gomes, asegura haber sufrido racismo dentro de la compañía, una acusación que ha llevado a la dirección a ordenar una investigación interna.

Un día la profesora de ballet de la prestigiosa compañía distribuyó a las bailarinas un velo blanco que debían ponerse para una escena de La bayadera, una obra del repertorio clásico del siglo XIX.

Cuando le tocó el turno a la francesa de 29 años, la profesora “soltó, riendo: ‘Me niego a dártelo porque este velo es blanco y tú eres negra’”, cuenta a la AFP la bailarina.

Chloé Lopes Gomes, formada en la escuela del Bolshói, se sintió humillada pero no sorprendida. Desde que llegó a Berlín en el 2018 afirma ser víctima de “acoso” por parte de esa profesora.

“Durante el primer ensayo de El lago de los cisnes, éramos seis nuevas pero todas las correcciones iban dirigidas hacia mí”, insiste.

Los comentarios se sucedieron durante meses. “Me decía: ‘cuando no estás en la fila, solo se te ve a ti porque eres negra’”.

La joven, de madre francesa y padre caboverdiano, siguió adelante porque es una “trabajadora” que quiere demostrar “que se merece su lugar”.

Pero el estrés le pasó factura. Se lesionó en el pie. Tras su regreso, en febrero pasado la profesora quiso obligarla a maquillarse de blanco.

“Blanquear mi piel era como renunciar a mi identidad”, protesta la exbailarina.

Cuando se enteró en otoño, la dirección del Staatsballett, que emplea a personas de 30 nacionalidades diferentes, quedó atónita.

“Por nuestra diversidad simplemente no pensábamos que pudiéramos vernos afectados por el racismo en el día a día. De hecho nunca pensamos en ello. Pero nos equivocamos”, reconoce la directora interina, Christiane Theobald.

En diciembre, Staatsballett creó una célula de investigación interna.

La profesora de ballet se niega a expresarse y, por motivos legales, la dirección no quiere pronunciarse sobre posibles medidas disciplinarias.

Chloé Lopes Gomes dejará el Staatsballett en julio porque no le prolongaron el contrato. Pero quiere acabar con el racismo que sufren los bailarines mestizos o negros en el ballet clásico.

“No conozco ni a uno que no haya tenido que aguantar comentarios racistas como ‘debes alisarte el cabello porque tienes una melena leonina, tienes que meter para dentro tu trasero de negra, saltas como Kirikú (el niño africano de una película de dibujos animados)’”.

Nunca había el maquillaje adaptado para mi tono de piel, tenía que traer el mío, explica. “También era la única que tenía que crear mis peinados porque a las peluqueras no les gusta el cabello ensortijado”.

Ella tenía “tantas ganas” de encajar que lo aceptaba. “Pero son los detalles los que te hacen sentir excluida”, dice.

Es una batalla difícil. El ballet romántico se rige por estrictas reglas que datan del siglo XIX y que están diseñadas para dar una impresión de homogeneidad.

Chloé Lopes Gomes se opone. “Estoy cansada de escuchar que no se puede contratar a negros porque no tienen los cuerpos para la danza clásica. Es solo un pretexto”.

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