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Un altar de junto al cielo

Rescate. En el pueblo de Cucho, en las alturas de Huancayo, la iglesia San Juan Bautista posee un hermoso altar de madera estilo barroco que está a punto de ser destruido por el derrumbe del templo.

Por: Pedro Escribano

Es una iglesia que está cerca de Dios, a casi cuatro mil metros de altura, en el pueblo de Cucho, en el valle de Canipaco, Junín. Edificada en el último tercio del siglo XVII, no en el seno del pueblo, sino sobre el terraplén de una colina, la iglesia colonial mestiza San Juan Bautista hasta hace poco estuvo a lo que diga Dios. Todo ello, a pesar de que años atrás fue reconocida como patrimonio cultural de la nación porque en su interior, además de objetos de la época, conserva un hermoso altar barroco de madera que data de la fecha de su fundación.

Es decir, es un templo que se ha mantenido de pie todo lo que ha durado la Colonia, los avatares de la Independencia y los años republicanos, hasta nuestros días, en que sus estructuras empezaron a ceder por el paso de los siglos y el olvido de las autoridades de cultura, cuya tarea es cuidar nuestro patrimonio.

Pero nunca es tarde. José Rivadeneyra, director de la Dirección Desconcentrada del Ministerio de Cultura de Junín, a pedido de los comuneros de Cucho y su alcalde, que le alcanzaron un expediente, ha tomado cartas en el asunto y envió a un arquitecto y a un abogado para estudiar el problema. Además, el viernes pasado, en una reunión en conjunto, han formado una mesa técnica para restaurar la iglesia de Cucho.

Historia y fundación

Llegar a la iglesia San Juan Bautista, para los que somos costeños, es una verdadera penitencia. No solo por los caminos escarpados, sino por la altura en la que se ubica, pues está considerada como una de la más altas de los Andes del Perú, junto a la capilla del Copón, en Chongos Altos, en la misma región de Junín.

El templo está ubicado, como hemos dicho, en el anexo de Cucho, distrito de Chacapampa, provincia de Huancayo, a dos horas de esta ciudad, que los lugareños llaman “zona altina”. Sobre su fundación existe una serie de datos, algunos provienen de la historia y otros, de esa zona en que se mezcla la historia y leyenda.

La historia dice que fue fundada en el último tercio del siglo XVII, una de sus campanas consignaba la fecha de 1667. Perteneciente a la doctrina de la Inmaculada Concepción de Chongos Alto de la Orden Religiosa Franciscana.

Otro dato: esta iglesia, como pocas en nuestro país, tiene una piedra ara, que es una piedra consagrada y que en tiempo de las fundaciones de las iglesias se colocaba en el altar como una suerte de certificación católica.

En la iglesia de Cucho, la piedra ara es un trozo de mármol –de 40 x 40 cm por lados– y que lleva adherido un trozo de tela con inscripciones en latín.

Y aquí, un poco de leyenda. Los comuneros refieren que bajo esa tela existe un hoyuelo en el que el obispo que autorizó la fundación de dicho templo depositó una gota de su sangre.

Otra historia que manejan y que incluso tiene que ver con el nombre del pueblo, Cucho, es la que cuenta Bernardino Macurí, viejo dirigente de los comuneros del pueblo.

“Los antiguos parientes de mis parientes, hasta los parientes de nuestros días, contaban que desde Ayacucho llegó a esta tierra un sacerdote. Entre sus cosas, trajo un adoratorio, la figura de un santo, que hasta ahora está en el altar de la iglesia. La gente empezó a ir a la iglesia a adorar a ese santo. Y de ahí también viene el nombre del pueblo, como el padre era de Ayacucho, la gente empezó a decir el padre de ‘Cucho’, y así se quedó, como pueblo de Cucho”, cuenta Bernardino Macurí.

Si la iglesia está de pie, es gracias al trabajo y a la fe de los comuneros. Si bien la iglesia fue declarada como Monumento Histórico Artístico el 11 de agosto de 1989, el templo estaba sin protección. Tan es así que en el 2007 se robaron una de las campanas de la torre, cuya aleación de oro, bronce y plata atrajo a los ladrones. La campana tenía la inscripción “Vicario... 1667” y medía 60 cm de alto por 70 cm de diámetro.

“Ante ese robo –dice el comunero Faber Vilcapoma–, bajo documentos, tuvimos que llevarnos a nuestras casas para cuidar los objetos valiosos de la iglesia”.

La iglesia, edificada en piedra y barro, y otras paredes solo en base a piedra, posee objetos históricos como los ornamentos y objetos misales y libros que datan del año 1600. Asimismo, un altar de madera, estilo barroco con dibujos policromados.

Los peligros que corre, además de los robos, es que las paredes –algunas tienen pinturas en estuco– están agrietadas y a punto de venirse abajo y destruir el histórico altar.

Los comuneros las han apuntalado con piedras y maderas de eucalipto, pero no podían hacer más por la condición de intangibilidad del la iglesia como patrimonio cultural.

“Pero el milagro ha ocurrido –dice León Juvencio Macurí y Norma Suárez, quienes vinieron de Génova, Italia, para ser mayordomos de la fiesta de San Juan Bautista–. El Ministerio de Cultura nos ha llamado para trabajar juntos. Si todo se hace como se ha dicho, la iglesia y el altar de San Juan Bautista se salvarán”.

El dato

Juntos. José Rivadeneyra, de la Dirección Desconcentrada-Junín; el alcalde de Chacapampa, Daniel Guerra Llacua; y León Juvencio Macurí, por los comuneros, acordaron salvar la iglesia.

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