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Economía

Después del shock de la cuarentena, shock de inversiones

Ing. José Manuel Hernández Calderón, ex Ministro de Agricultura y Riego

José Manuel Hernández. Exministro de Agricultura y Riego.
José Manuel Hernández. Exministro de Agricultura y Riego.

La economía nacional tendrá un duro golpe este año. Es posible una caída de 4 a 5 puntos del PBI. El desempleo y la falta de ingresos están en cuidados intensivos y pueden llegar a niveles alarmantes que se traduzcan en protestas sociales. Necesitamos enfocarnos en una rápida reactivación económica, una vez levantado el aislamiento social.

Dos temas cruciales en tal caso: asegurar la provisión de alimentos y un fuerte impulso a las inversiones. El primero ligado a la agricultura y el segundo referido a las inversiones públicas, puesto que el sector privado estará muy afectado y la incertidumbre limitará sus decisiones de inversión.

Hasta el momento, el suministro de alimentos es relativamente normal, porque las cosechas de todas maneras se dan. Los cultivos tienen su propio ciclo y no saben de pandemias. El problema es el bajo precio en chacra por las restricciones en transporte y acceso a mercados. El bajo precio descapitaliza a los agricultores y ellos tendrán serias limitaciones para afrontar la siguiente campaña. Ese es el problema central que debemos prever.

El Bono Rural es un subsidio orientado a la población más vulnerable para enfrentar la cuarentena, lo cual es correcto. No es un “bono productivo”. Igualmente, el fondo anunciado para limpieza de canales es para generar trabajo temporal. De lo que se trata ahora es de apoyar el aparato productivo para asegurar la provisión de alimentos en la siguiente temporada.

Existen más de 2 millones de productores que suministran el 70% de los alimentos que consumimos los 32 millones de peruanos. Nuestra seguridad alimentaria depende de ellos. El acceso a créditos promocionales y la provisión de semillas e insumos son necesarios para los pequeños. El MINAGRI y Agrobanco deben liderar este desafío. No perdamos tiempo.

Debemos cuidar la agricultura también por sus impactos en las exportaciones, generación de empleo; así como por sus encadenamientos con los sectores que suministran insumos y servicios, y los que acercan los productos a los consumidores.

El otro aspecto es el referido al impulso de la inversión pública, una vez levantado el aislamiento social. El Presidente Vizcarra debe tomar el toro por las astas. Es urgente un shock de inversiones públicas para generar trabajo y mover el aparato productivo.

Arranquemos con lo que ya tenemos en cartera porque las inversiones externas no vendrán rápidamente. En el presupuesto nacional de inversiones 2020 disponemos de 43,800 millones de soles. Solo se ha invertido el 10% de ese monto. Es decir, disponemos de un saldo cercano a 40,000 millones de soles que rápidamente podemos utilizar.

De acelerar la inversión, pero con eficiencia, para superar los malos niveles de ejecución de los dos años previos (76% en 2018 y 66% en 2019). En estos dos años no utilizamos 33,000 millones de soles, con los que pudimos haber construido y equipado hospitales, colegios, carreteras y otras obras, que tanta falta nos hacen hoy. También debemos dinamizar el presupuesto asignado a la reconstrucción de los daños del Niño Costero (el avance es 25%).

En un levantamiento gradual de la cuarentena, la construcción de obras es rápida respuesta para dinamizar la economía. Aún en grandes obras se puede evitar concentraciones de personas y es más fácil establecer protocolos sanitarios en cada frente de trabajo; lo cual es más viable en obras fuera de ciudades.

Carreteras, presas, diques, puentes, saneamiento, y otras deberían reiniciarse. Hay otras en las que se utiliza mucha maquinaria, como la Línea 2 del Metro de Lima, o túneles y represas. También hay otras construcciones en pequeñas áreas geográficas, en las cuales se puede hacer control sanitario y reducir al mínimo las posibilidades de contagio, como es el caso de la construcción de colegios, hospitales, puertos y otras obras similares.

Muchas obras públicas están paralizadas, que disponen de presupuesto y tienen contratos de ejecución vigentes. Estas se pueden reiniciar de inmediato. Hay otras en procesos de licitación que se pueden priorizar en función del interés público. Es cuestión de una adecuada programación sectorial, con los necesarios protocolos sanitarios.

Un shock de inversiones es una solución extraordinaria que deberá ir acompañado de cambios legales y administrativos que agilicen los procesos de contratación y ejecución de obras públicas en beneficio de los peruanos; además de las necesarias medidas financieras. Pero, ojo, necesitamos generar confianza a los agentes económicos y a la población respecto a que se va a invertir pronto y que se hará bien.

Muchas situaciones extraordinarias hemos vivido en décadas recientes y las hemos superado. Con seguridad lo volveremos a lograr. En el país hay mucha experiencia sobre estos temas y solo es cuestión que el Gobierno sepa aprovecharla y adecuarla a la situación presente.

El Perú se lo merece.

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