Debate sobre las medidas tomadas para enfrentar la actual pandemia

A contracorriente, algunas voces cuestionan la cuarentena para enfrentar la actual pandemia. Unos alegan que, con los daños que ocasiona a la economía -por tanto, a la vida de las personas-, la cura sería peor que la enfermedad. Otros dicen que hay un pánico injustificado inducido por grupos de interés que buscan sacar provecho de esto.

El médico alemán Wolfgang Wodarg, expresidente de la Asamblea Parlamentaria del Comité de Salud del Consejo de Europa, adujo que las cuarentenas no se justificaban porque el coronavirus era un patógeno común de los males respiratorios agudos. “En cada ‘ola de gripe’ entre el 7% al 15% de las enfermedades respiratorias agudas son causadas por coronavirus, el número de casos que ahora se suman continuamente siguen estando completamente dentro del rango normal”, dijo en el sitio español El Salto.

Ante esto, varios resaltan los hechos. Aunque el Covid-19 tiene baja letalidad, entre 3% y 4% de muertes por casos notificados, según promedia la Organización Mundial de la Salud, es altamente infeccioso hasta hacer colapsar servicios de salud de varios países.

Ciro Maguiña, médico infectólogo y vicedecano del Colegio Médico, considera que “esos cuestionamientos a la cuarentena no tienen base científica”. “Varios reconocidos especialistas han opinado equivocadamente. Se refuta con lo que pasó en Corea, Taiwan, China, Italia, España. Allí se demuestra que las medidas de contención, que estamos aplicando, funcionaron. Y cuando se hizo tardíamente hubo problemas”, dice.

Sin embargo, queda claro que una cuarentena generalizada no puede sostenerse hasta que haya vacuna contra este virus, que podría tardar meses o años. La agencia estatal alemana sobre control de enfermedades estima que la pandemia puede durar dos años.

En Estados Unidos, el médico David L. Katz, director del Centro de Investigación de Prevención Yale-Griffin, plantea pasar de una “interdicción horizontal”, que es el confinamiento a toda la población que tenemos, a una “interdicción vertical”, una estrategia “quirúrgica” que consiste en solo aislar a los más vulnerables (ancianos, pacientes crónicos…) y permitir a los demás volver a la vida laboral y formativa afuera.

En el Perú, pocos cuestionan la cuarentena. Ricardo Vásquez Kunze, excandidato de Fuerza Popular al Congreso y exfuncionario del Parlamento, cree que “debería estar en cuarentena la población vulnerable, la PEA en general no”. “La cuarentena general sirve en países de Europa donde hay mucho más ancianos, pero acá no es así. ¿Cómo la gente comprará cuando se acabe el crédito? Sin producción, no habrá efectivo”, dice.

Con todo, no está tan lejos de quienes respaldan la cuarentena general por un tiempo para luego volver a mover la economía, aunque sea de a pocos. “Ahora que el Gobierno optó correctamente por la alternativa draconiana, se debe dar paso a la acción quirúrgica de proteger en lo posible el aparato productivo, los ingresos de la población, y la sobrevivencia de las empresas”, opinó el economista Roberto Abusada, presidente del Instituto Peruano de Economía, en los primeros días del confinamiento, en El Comercio.

“El costo de lo que estamos haciendo es altísimo, pero ya hemos ido por ese camino. Tenemos que ir hacia un modelo mixto. Planteamos que, en la medida en que llegan las pruebas, se apliquen de manera selectiva y se registre a los enfermos para ponerlos en cuarentena y monitorear a quienes tuvieron contacto con ellos. Podría haber un certificado al respecto. Los demás ya volverían para reactivar la economía del país”, dice Eduardo Jiménez, economista y jefe del servicio de información de Macroconsult.

No hay cuarentena que dure demasiado tiempo, ni economía que la aguante.

Pago de planillas en riesgo

Según una encuesta de la Cámara de Comercio de Lima, un 44% de empresas soportaría solo 15 días en cuarentena sin incumplir pago de planillas y un 23% de firmas resistiría apenas una semana. En cambio, 69% podría soportar entre 15 a 30 días. El sondeo se hizo a empresas agremiadas a esa cámara en el país, con un universo de 1,071 firmas, en su mayoría ubicadas en la capital, durante el actual confinamiento.