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Economía

Mercantilismo y economía de libre mercado

“No hay libre competencia gracias a los grandes monopolios y a sus poderosos lobbies...”.

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La exhibición de la descomposición moral de los grandes capitanes del empresariado nacional, que finalmente confesaron haber entregado millones de dinero negro –dólares sin bancarizar– para apoyar la candidatura de Keiko Fujimori, ha puesto en marcha manipulaciones ideológicas que buscan encubrir el origen del problema.

Los defensores del modelo económico hablan de una oposición entre la “economía de libre mercado”, buena y decente, y el “mercantilismo”, culpable de todos los males. Los mercantilistas medran del poder, mientras los buenos campeones del libre mercado ejercen sus elevadas virtudes.

Comencemos por el principio: “mercantilismo” y “capitalismo” son dos fases de un solo proceso. El capitalismo se inició como capitalismo mercantil con los descubrimientos geográficos realizados por España y Portugal entre fines del siglo XV e inicios del XVI, a los cuales les siguieron la conquista, colonización y depredación del mundo por Europa. El saqueo colonial, cuyo costo humano se estima en cientos de millones de vidas, produjo la acumulación originaria sobre la cual se dio el despegue de la segunda fase del capitalismo: el capitalismo industrial, hacia fines del siglo XVIII. Mercantilismo e industria son dos momentos de un mismo proceso: el desarrollo del capitalismo.

Los ideólogos del sistema evitan la desprestigiada palabra “capitalismo” y llaman a este “economía de mercado”. Utilizan una falacia: economía de mercado es también la de los pequeños productores que no explotan fuerza de trabajo ajena y existen desde mucho tiempo antes de que apareciera el capitalismo. El de hoy es un capitalismo de grandes empresas corporativas cuya concentración colosal de capitales elimina cualquier competencia y libre mercado. El 90% de las computadoras usan un microprocesador de Intel, y lo mismo sucede con el sistema Windows de Microsoft, las redes de fibra óptica de Cisco Systems, y la lista podría continuar indefinidamente. Más del 80% del comercio del mundo es intrafirma, manejado por 200 empresas. ¿De qué “competencia” y “libre mercado” hablan?

La concentración del capital lleva a la concentración de la riqueza. Oxfam, vinculada a la ONU, monitorea el crecimiento de la desigualdad en el mundo y estima que 8 familias concentran un patrimonio equivalente al que posee la mitad más pobre de la población mundial: 3750 millones de seres humanos vs. 8. ¿Cómo hablar de “libre mercado” allí donde las empresas son más poderosas que varios de los estados del mundo?

La corrupción, dicen, está asociada al mercantilismo, mientras el buen capitalismo (ya saben, “economía de mercado”) es el antídoto para curar la infección. Pero la corrupción florece igualmente en la economía capitalista desarrollada. El principal centro de lavado de activos del narcotráfico radica en Estados Unidos. No hay libre competencia gracias a los grandes monopolios y a sus poderosos lobbies, capaces de bloquear medidas tan elementales como prohibir la libre comercialización de armas, lo que periódicamente termina en masacres de decenas de civiles. Piñas: eso perjudicaría al poderoso complejo militar industrial. Paraísos fiscales y de otro tipo. Ante Berlusconi, Sarkozy, Putin y Trump, que hasta ahora se niega a hacer públicas sus declaraciones juradas, nuestros corruptos “mercantilistas” son tristes pirañitas.

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