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Economía

Argentina: Los cinco desafíos económicos que enfrentará Alberto Fernández

Una vez que asuma la presidencia este 10 de diciembre, tendrá una panorama lleno de aspectos con una muy compleja resolución.

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Aunque la crisis económica que vive Argentina no ha llegado a los niveles de 2001, la peor debacle de su historia, muchos creen que una transición ordenada será clave para justamente evitar esa eventualidad.

El objetivo de los acuerdos es también lograr que Mauricio Macri pueda concluir su mandato y traspasar el poder a Alberto Fernández el 10 de diciembre, como prevé la Constitución. Pero más allá de que se logre una transición ordenada, lo cierto es que al próximo presidente le aguardan desafíos de muy difícil resolución.

La inflación (y la pobreza)

Macri dejará el poder con una inflación de casi el 60%, el doble de lo que era cuando sucedió a Fernández de Kirchner en diciembre de 2015. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), solo dos países tienen una tasa más alta que la de Argentina: Venezuela y Zimbabue.

El alza de precios ha tenido un impacto directo sobre la pobreza, que aumentó en un 10% desde 2017, alcanzando a un tercio de la población argentina. Durante su campaña, Alberto Fernández dijo que buscará cerrar acuerdos con todos los sectores productivos —las empresas, los trabajadores y los sindicatos— para intentar contener el fuerte aumento de la inflación, que afecta más a quienes menos tienen.

El dólar (y las reservas)

Sin embargo, para contener la inflación, el equipo económico que asuma en diciembre tendrá que idear una estrategia para lograr frenar la escalada del dólar, la moneda de reserva de los argentinos y la principal referencia de la economía.

Es que el principal motor detrás de la inflación es justamente la moneda estadounidense. Cuando aumenta, aumentan todos los precios. Y el dólar no ha hecho más que subir a pasos agigantados en los últimos años. Desde que asumió Macri hasta ahora, casi ha quintuplicado su valor.

La tasa oficial del dólar incluso se retrajo un poco el lunes, después de los comicios. Este año el organismo dilapidó unos 30 mil millones de dólares (cerca del 40% de sus depósitos en dólares) para tratar de frenar la devaluación del peso.

Sin embargo, ahora Fernández tendrá un nuevo desafío: qué hacer a fin de año, cuando terminen las restricciones actuales. El presidente electo ha dejado en claro que no es partidario de este tipo de medidas. “El cepo es como ponerle una traba a una puerta giratoria... evita la salida de dólares pero también la entrada”, señaló en julio pasado.

La deuda (y el FMI)

La cotización de dólar también será un dolor de cabeza para Fernández por otro motivo: la deuda externa. Con cada devaluación del peso, a Argentina se le hace más cuesta arriba honrar sus compromisos con sus acreedores.

Dado que la economía argentina necesita más dólares de los que genera, un fenómeno que los economistas llaman “restricción externa”, Macri, como muchos de sus antecesores, optó por endeudarse.

Cuando empezaron los problemas económicos, en 2018, acordó con el FMI el mayor préstamo en la historia de ese organismo: 57 mil millones de dólares. Por ello, la deuda pública argentina trepó del 53% del Producto Interno Bruto (PBI), en 2015, al 81% del PBI hoy.

La recesión (y el desempleo)

El desafío será aún más grande porque el país atraviesa una profunda recesión, en la que lleva más de un año. El FMI estima que Argentina terminará 2019 con un crecimiento negativo del -3,1%.

Tampoco tendrá mucha ayuda: en septiembre pasado, el organismo multilateral suspendió los pagos a Argentina del préstamo acordado hasta poder negociar con el presidente electo.

Las restricciones que seguramente exigirá “el Fondo” para desembolsar los cerca de 13 mil millones de dólares que faltan transferir, y para renegociar su pago, podrían limitar los planes de Fernández para recuperar el crecimiento económico.

El “insostenible” gasto social

La creación de empleo privado y registrado también será clave para resolver lo que quizás es el desafío económico más grande que tiene hoy Argentina, junto con la “restricción externa”: su excesivo gasto social.

El país cuenta con cerca de seis millones de trabajadores del sector privado, que con sus impuestos financian un enorme aparato estatal que sostiene económicamente a unos 19 millones de argentinos (un poco menos de la mitad de la población).

Hoy el gasto social representa el 75% del presupuesto, una cifra que muchos en el país consideran insostenible. Irónicamente, uno de los problemas más grandes los creó el propio kirchnerismo, que duplicó la cantidad de jubilaciones, el mayor gasto social.

Entre 2003 y 2015 se incorporó a unos tres millones de jubilados que no habían hecho aportes durante su vida laboral (en muchos casos por haber trabajado de forma informal o ser amas de casa).

El kirchnerismo también sumó a un millón de nuevos empleados públicos (un tercio del total). Sin embargo, lejos de sus promesas de recortar estos gastos, Macri los aumentó. Ahora le tocará a Fernández heredar estos problemas, arrastrados desde el gobierno de su vicepresidenta.

FUENTE: BBC

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