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Domingo

Peligro en los alimentos

Una alerta en las redes sociales indicando la peligrosa presencia de agroquímicos en productos como la cebollita china o el tomate ha puesto en debate el uso responsable de estas sustancias en la agricultura. ¿Quién debe ejercer el control y vigilancia?

Uso indiscriminado de plaguicidas está generando la presencia frecuente de residuos peligrosos en los alimentos que consumimos. Foto: John Reyes/La República
Uso indiscriminado de plaguicidas está generando la presencia frecuente de residuos peligrosos en los alimentos que consumimos. Foto: John Reyes/La República

Recorriendo varias parcelas del Valle del río Chillón podemos ver envases plásticos vacíos de pesticidas usados en los diversos cultivos que hay en el lugar. También hay bolsas ya usadas de productos químicos con piedras encima para que no vuelen con el aire. A lo lejos se puede ver a personas trabajando en los surcos o fumigando los campos. Distintos tipos de hortalizas, productos que algún día podrían estar en nuestras mesas, se siembran aquí.

Un agroquímico que ha sonado en los últimos días es el llamado Mancozeb. Se trata de un fungicida que ha estado en las noticias porque hubo denuncias sobre su presencia en la cebollita china y otros cultivos. El ingeniero agrónomo Luis Gomero, coordinador de la Red de Acción de Agricultura Alternativa (RAAA), ha estado llamando la atención sobre este tema desde hace ya varios años.

“Mi preocupación es el uso indiscriminado de plaguicidas, lo que está generando una presencia frecuente de residuos de pesticidas peligrosos en los alimentos que consumimos cotidianamente. Por ejemplo, sucede con cebollas chinas, tomates, brócoli, frutas. Y las autoridades no están realizando su tarea”, dice.

Ante muchas de estas quejas aparecidas en redes sociales, el excongresista y expresidente de ASPEC, Jaime Delgado, fue un poco más allá. Junto a Slow Food, la Red de Agricultura Ecológica RAE y el Consorcio Agroecológico compraron varios atados de cebollita china en el Mercado Mayorista de Santa Anita -con notorios puntos celestes en sus tallos- y los llevaron al laboratorio CEIMIC, para analizarlos.

“Los resultados de los análisis revelaron la presencia de las sustancias químicas Azoxystrobin, Clothianidin, Cyproconazole, Difenoconazole, Profenofos, pero lo más preocupante es la presencia de un fungicida organosulfurado denominado Ditiocarbamato (Dithiocarbama - tes) en una concentración de 14.455 partes por millón, (mg/kg). Los estándares nacionales e in ternacionales no admiten la presencia de dicho producto en el alimento”, informó Delgado.

Funguicida Mancozeb en cultivos de cebolla china y pepinillo en Lima. Foto: John Reyes/La República

Funguicida Mancozeb en cultivos de cebolla china y pepinillo en Lima. Foto: John Reyes/La República

En los meses previos, Delgado también llamó la atención sobre la contaminación con agroquímicos del tomate, el pimiento y el ají amarillo basado en información anual del Servicio Nacional de Sanidad Agraria (SENASA). “En el último monitoreo de 2021 se da cuenta de que casi el 80% de los pimientos y el ají amarillo superan los límites permisibles de agroquímicos, y el 70% de los tomates”, dice

El último jueves, DOMINGO recorrió varios cultivos del valle del río Chillón y además de ver in situ los restos de los pesticidas usados y abandonados en las parcelas, también pudimos comprobar la presencia del fungicida Mancozeb en un campo de cebollita china que ya había sido parcialmente cosechado. Bastaba pasar la mano por las colas verdes de ese producto para quedar con las manos manchadas de celeste, el color de esa sustancia.

Lo mismo pudimos ver en un campo de pepinillos cercano: hojas con puntos de una coloración azul. Cerca de ahí también observamos una práctica no permitida: el uso del producto Gramoxone, cuyo principio activo es el Paraquat, una sustancia cuyo uso e importación ha sido prohibido por el SENASA.

“El Paraquat no debería de ninguna manera encontrarse en los campos de cultivo, pero parece que está ingresando por contrabando y los agriculores lo siguen usando. Senasa tiene que establecer un sistema de control porque así no estamos cumpliendo con las normativas del estado. Es peligroso para el suelo, el medioambiente y la salud”, dice el ingeniero Luis Gomero, mientras recoge el envase del Paraquat del borde de una acequia de riego.

Control de daños

Desde el SENASA, la ingeniera Joam Ambrosio, responsable del proyecto Inocuidad, señala que en el caso de la cebollita china lo que ha habido es un mal uso del plaguicida: el productor no ha respetado el tiempo que debe esperar antes de la cosecha (Después de aplicado el fungicida deben pasar por lo menos doce días antes de cosechar) y lo saca porque ve una oportunidad de mercado.

“Siempre les reforzamos que si bien es cierto muchas veces tienen necesidad de usar un plaguicida en su campo, lo usen responsablemente. También los motivamos al uso de agentes de control biológico, que es una alternativa de control de plagas más amigable con el ecosistema. Y no genera ningún residuo”, explica.

Envases de plaguicidas tirados en campos de cultivo del valle del río Chillón. Foto: John Reyes/La República

Envases de plaguicidas tirados en campos de cultivo del valle del río Chillón. Foto: John Reyes/La República

Ambrosio también señala que lo más adecuado en el caso de encontrar productos con manchas residuales de los agroquimicos es mejor no consumirlos, pero al mismo tiempo precisa que puede tratarse de casos focalizados y no se debe generalizar la idea de que todos los productores de cebollita china, o de tomate, u otro producto tienen estas prácticas.

“La vigilancia y control en los mercados es de las municipalidades. Nosotros desde el 2016 hemos trabajado con las municipalidades en el plan de incentivos para los mercados saludables. En el marco de este trabajo se han formado en los mercados comités de autocontrol sanitario y la municipalidad debe supervisar para garantizar que los productos sean aquellos que no tengan contaminantes”, dice.

En el recorrido por el valle Chillón, pudimos ver carteles del SENASA pidiendo no fumigar antes de las cosechas. Al respecto, Ambrosio señala que hacen monitoreos anuales desde el 2011 y que desde el 2019 realizan escuelas de campo para capacitar a los agricultores en buenas prácticas agrícolas. Solo este año, dice, han formado a 30 mil agricultores de todo el país en el uso adecuado de plaguicidas.

Con todo ello, el hecho de que productos que llegan a nuestra mesa y que consumimos estén contaminados con sustancias químicas que pueden afectar nuestra salud debe ser motivo de preocupación, control y vigilancia. En efecto, no se debe generalizar, pero tampoco debe soslayarse el tema. Hay responsabilidades que deben asumirse, desde el productor, las municipalidades y el SENASA para asegurar alimentos libres de sustancias nocivas.

Bachiller en Comunicación Social por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Periodista del Suplemento Domingo de La República desde 2003, donde también realiza labores de subeditor. Antes trabajó en el diario El Mundo. Mención honrosa del Premio Salwan 2014. Escribe crónicas y reportajes de actualidad y cultura. Ha realizado coberturas periodísticas en el país y el extranjero.