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Domingo

Un banco contra el hambre

El Banco de Alimentos Perú, cuya labor evita el desperdicio de comida, ha ampliado su cobertura a varias regiones con el programa Rescate del Agro: recuperan de las compañías agroexportadoras toneladas de frutas y verduras que no son enviadas al exterior y las distribuyen a miles de beneficiarios. Miles de toneladas de alimentos se pierden cada año en los distintos procesos de producción.

campo . Cosecha de la uva en Ica. Los excedentes van al Banco de Alimentos.
campo . Cosecha de la uva en Ica. Los excedentes van al Banco de Alimentos.

Para que un racimo de uvas peruanas llegue al estante de una tienda norteamericana debe cumplir estrictos estándares de calidad.

Deben ser bien desarrolladas, de apariencia uniforme y respetar requisitos específicos sobre madurez, color, firmeza, libres de daños y, en algunos casos, según la variedad, cumplir incluso con un diámetro específico. La calidad en ese viaje al exterior debe ser A-1. Para las empresas agroexportadoras, la producción que no tenga esas características pierde valor comercial y podría ser desechada.

Lo mismo ocurre con otros productos agrícolas que se exportan: arándanos, paltas, mandarinas, mangos, espárragos. Cuando se hace la selección y el empaquetado, solo aquello de primera calidad es escogido y lo demás es separado. A veces un pequeñísimo pellizcón en una palta o la falta del color adecuado en una manzana o un mango decidirá que no es exportable. Ahí es donde entra en acción el Banco de Alimentos para recuperar toda aquella producción que, de otro modo, podría perderse.

“Normalmente las empresas tienen una planificación según la demanda estimada, pero siempre deben tener un excedente para no quedarse sin stock en caso la demanda aumente. De ese adicional siempre queda una merma. Y también se queda el producto por temas estéticos. Por ejemplo, una tienda en Suiza dice: ‘La manzana no están tan roja o el tomate no tiene el tamaño ideal’. Pero está en perfecto estado para ser consumido. Nosotros llegamos y decimos: No desperdicies esto”, explica Daniela Osores, gerente del Banco de Alimentos.

Ellos se encargan de recoger esos excedentes de las agroexportadoras y la entregan a comunidades necesitadas. Actualmente, el programa Rescate del Agro está presente en Piura, Lambayeque, Lima e Ica. Hace tres años que empezaron con esta experiencia, aunque de manera muy puntual, activándose cuando algunas empresas agroexportadoras tenían algún saldo de productos que no podían exportar por no tener la calidad necesaria. El 2021, justamente porque la pandemia había aumentado la inseguridad alimentaria, empezaron este programa de manera planificada.

“Hace año y medio armamos el proyecto específico del agro, para llegar a estas zonas donde se separan miles de toneladas de alimento en perfecto estado. Frutas, verduras, productos nutritivos y frescos. Es incongruente que en zonas de alta necesidad, donde justamente están localizados esos campos de cultivo, no se recuperen esos alimentos y se entreguen a las personas de ahí”, dice Daniela Osores.

Ayuda en cifras

De acuerdo con el Banco de Alimentos, en el rubro de frutas y verduras se desperdicia el 55% en la pre y post cosecha, y en el caso de las raíces y tubérculos el 40%. Por esa razón era indispensable acudir a estas zonas para rescatar tanto alimento. Y tienen planes de seguir expandiendo el programa a otras regiones: están por entrar a Arequipa y quizá más adelante a otras zonas con agroexportación. La idea, o el sueño, es estar presentes en todo el país. El banco, además, emite un certificado de donación con lo que la empresa donante puede deducir el 1,5% de la venta anual.

Por lo pronto, en Ica, Pisco y Chincha, zona de empresas que exportan frutas y verduras, les va bien. Cuenta Víctor Ordinola, responsable del área de gestión social en el sur, que ahí los productos recogidos por el banco alcanzan a comedores populares, ollas comunes, centros educativos, albergues, entidades religiosas, centros poblados y colectivos organizados.

“Trabajamos en el programa de Rescate del Agro desde el año pasado. Empezamos con pocas instituciones y este año llegamos a más comedores y entidades porque ha dado buen resultado. Se hace coordinaciones y tratamos de llegar a todos”, explica.

Hoy en Ica el Banco de Alimentos beneficia a casi 9 mil personas, en Pisco a 3.945 y en Chincha a 4.060. Se encarga del recojo del producto y planifica la distribución. Víctor tiene grupos de whatsapp por comedores, colegios o zonas de todas esas ciudades y les avisa que llegó la donación. Si es temprano lo distribuyen ese mismo día en el centro de acopio que tienen y si recogen el producto de las agroexportadoras un poco tarde lo hacen al día siguiente.

“No podemos almacenar la donación mucho tiempo porque son frutas o verduras y deben ser entregadas frescas”, explica.

Por cada comedor llegan los presidentes y algún acompañante para llevarse la donación que les corresponda. Se les da tantos kilos de productos (pueden ser espárragos, cebolla, mandarinas, toronjas, zapallo o palta) según los beneficiarios que atienda cada uno. Luego, entre ellos se unen para contratar una movilidad y poder llevarse los alimentos.

Caritas Ica es uno de los aliados con que cuenta el Banco de Alimentos en esa ciudad y recibe donaciones que luego distribuye a personas de escasos recursos. La Madre Norma, encargada de esa tarea, señala que entregan alimentos a entre 500 y 800 familias poniendo énfasis en los comedores y las ollas comunes. “En Ica los niveles de pobreza son grandes. Hay zonas que carecen de lo necesario y la gente se alegra con la ayuda que llegue porque a veces es lo único que van a comer”, cuenta.

Con la pandemia y con la actual crisis económica, la inseguridad alimentaria se ha agravado. En un documento del BA dicen: “Debido a la pandemia muchas familias se han visto en la necesidad de priorizar la compra de carbohidratos y proteínas; dejando de lado las frutas y las verduras. Buscamos incidir desde el primer eslabón de la cadena, recuperando y donando los alimentos aptos para el consumo a poblaciones vulnerables”.

Daniela Osores, la gerente del banco, precisa que tienen 4 canales por los cuales recuperan alimentos: el Rescate del Agro, el Mercado Mayorista, los supermercados y las donaciones de empresas de consumo masivo como Alicorp y otras. “Estamos empezando a identificar pesqueras y camales. En los camales queda la sangrecita, un alimento que puede ser muy bueno para una población con altos índices de anemia”, dice.

Son muchas las formas de colaborar con el Banco de Alimentos y pueden verlo en su página web (https://bancodealimentosperu.org/). Cada año, 9 millones de toneladas de alimentos se desperdician, una cifra que podría alimentar a 2 millones de peruanos en ese lapso. En un país donde hay grandes sectores con hambre, iniciativas como esta merecen ser respaldadas.

Bachiller en Comunicación Social por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Periodista del Suplemento Domingo de La República desde 2003, donde también realiza labores de subeditor. Antes trabajó en el diario El Mundo. Mención honrosa del Premio Salwan 2014. Escribe crónicas y reportajes de actualidad y cultura. Ha realizado coberturas periodísticas en el país y el extranjero.