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Domingo

Un abismo en nuestra galaxia

Un equipo internacional de científicos reveló la primera imagen del gigantesco agujero negro ubicado en el centro de la Vía Láctea. Una astrofísica peruana investiga este tipo de fenómenos.

Esta es la primera foto real del agujero negro supermasivo Sagitario A*, ubicado en el centro de la Vía Láctea. Foto: EHT / ESO /NSF / ALMA
Esta es la primera foto real del agujero negro supermasivo Sagitario A*, ubicado en el centro de la Vía Láctea. Foto: EHT / ESO /NSF / ALMA

Desde mediados del siglo XX, cada vez más astrónomos sospechaban que en el centro de nuestra galaxia había algo que acumulaba demasiada masa para el tamaño que ocupaba. Posteriores observaciones revelaron que las estrellas en esa zona se movían a velocidades vertiginosas, como si bajaran por un tobogán circular. Solo había algo que tenía dichas características y era capaz de generar tanto caos: un agujero negro supermasivo.

Esta semana, la colaboración internacional Event Horizon Telescope (EHT) reveló, por primera vez en la historia, una imagen de este monstruo cósmico llamado Sagitario A*, cuyo interior oscuro, donde el espacio y el tiempo terminan, concentra una masa equivalente a 4 millones de estrellas como el Sol, lo cual genera una poderosa gravedad que mantiene un disto de gas y trozos de estrellas girando a su alrededor y cayendo en espiral, alimentando poco a poco este hoyo.

Gracias a la teoría de la relatividad y posteriores estudios, se predijo que cada galaxia tiene millones de agujeros negros surgidos de estrellas muertas y que casi siempre hay uno de tipo supermasivo justo en el centro.

Sin embargo, recién en 2019 se obtuvo la imagen de uno, ubicado en la galaxia M87 a 55 millones de años luz de la Tierra, es decir, 2.000 veces más lejos que el centro de la Vía Láctea. Esto fue posible gracias a que el EHT observó simultáneamente con su red de ocho telescopios en distintos puntos del planeta.

Una odisea aún mayor

La astrofísica peruana Dra. Gabriela Calistro, investigadora de agujeros negros en el Observatorio Europeo Austral (ESO) —institución que es parte de la colaboración EHT— explica que captar a Sagitario A* fue un desafío mayor porque, al ser más pequeño que el de M87, su disco de gas le da vueltas mucho más rápido y la imagen nunca está quieta.

“Es como tratar de fotografiar a un niño corriendo” alrededor del agujero, compara.

Muestra de estas dificultades fueron los cinco años que tardó el equipo en procesar sus observaciones —hechas en 2017— y sintetizar todas las imágenes obtenidas en una sola.

“Pero esto (la imagen) es solo el comienzo, porque Sagitario A* ha sido observado por el EHT en los años posteriores y ahora están trabajando en la producción de un video del agujero negro”, señala la científica de la ESO.

El pronóstico es prometedor, ya que después de 2018 se han agregado tres telescopios más a la colaboración EHT.

“La idea es tener tanta buena resolución que se pueda juntar varias imágenes en un período de tiempo”, añade.

Cuando esto se logre, presenciaremos por primera vez uno de los mayores fenómenos del universo: la materia y la luz rozando un abismo esférico en el espacio-tiempo: un agujero negro en acción.

Periodista de la sección Ciencia de La República. Bachiller en Comunicación Social en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Especialización en Comunicación Científica en la UTEC. Experiencia como redactor en revistas y medios digitales. Mientras no trato de explicar cómo funciona el universo, hago ciclismo de montaña.