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Domingo

Rafael Miranda: “El principal reto para los maestros es la parte emocional de los alumnos”

“Debemos apostar por acoger a los chicos emocionalmente en las primeras semanas para saber qué estrategia pedagógica implementar”, señaló.

"Debemos apostar por acoger a los chicos emocionalmente en las primeras semanas para saber qué estrategia pedagógica implementar”. Foto: Antonio Melgarejo/La República
"Debemos apostar por acoger a los chicos emocionalmente en las primeras semanas para saber qué estrategia pedagógica implementar”. Foto: Antonio Melgarejo/La República

Una de las líneas de investigación de Rafael Miranda –quien tiene un doctorado en psicología, salud y calidad de vida por la Universidad de Girona, España– es el bienestar docente, definido como la autorrealización profesional y personal que se construye de la interacción con colegas y estudiantes, y que la pandemia, por sus severas restricciones, redujo seriamente.

Durante la primera ola, en el estudio Bienestar docente e impacto de la pandemia de COVID-19 en escuelas rurales multigrado (Proyecto Creer-GRADE), Miranda y otros investigadores registraron cómo se trastocó la vida y el trabajo de profesores de Loreto, Cajamarca y Piura. Hoy, de cara al regreso progresivo a las aulas, se presentan nuevos retos para los maestros de todo el país. Uno de ellos es aprender a regular las emociones de sus alumnos y las propias.

¿Será un alivio para los profesores la semipresencialidad?

En parte sí. Los profesores han tenido muchas limitaciones para desarrollar su práctica pedagógica, sobre todo por el tema de conectividad y el alto nivel de analfabetismo digital pues muchos no estaban preparados para dictar sus clases virtuales. Esto generó un alto nivel de estrés y ansiedad porque sentían que no avanzaban, será una ventaja volver a tener esta relación personal con sus alumnos.

Sin embargo, estos dos años han pasado factura a sus estudiantes que no solo volverán con un déficit en la parte cognitiva (el nivel de logros pedagógicos está muy por debajo de lo esperado), también en lo emocional vienen con una carga, probablemente hayan perdido a un familiar, no han vivido el luto de forma normal, sus padres pueden estar desempleados. El docente tendrá que lidiar con todo esto cuando comience la semipresencialidad, no se tratará solo de ponerse al día en el currículo.

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¿Por qué es tan importante lo emocional?

Recuerda que la parte emocional conecta todo el cerebro, si los estudiantes no están bien emocionalmente, no podrán desarrollar las competencias esperadas. Debemos apostar por acoger a los chicos emocionalmente en las primeras semanas para saber qué estrategia pedagógica implementar.

Hablemos de la metodología que vemos en algunos colegios particulares, que ya empezaron clases semipresenciales, y han optado por una modalidad híbrida: un grupo sigue la clase en el aula, y la otra mitad, desde sus casas. ¿Consideras que es una buena estrategia?

Se está haciendo una transición gradual, la idea es que en los siguientes meses, lo híbrido no sea lo predominante, debería ser lo presencial, pero todo dependerá de cómo evoluciona la pandemia, pero hacia allá debemos movernos. Está demostrado que este entorno virtual, donde hay serias deficiencias de tecnología, no funciona.

Parece que lo híbrido no podrá ser sostenible en el tiempo, sobre todo en las escuelas públicas, hemos visto que requiere de infraestructura y tecnología: computadora, cámara, internet de alta velocidad, una TV en el aula.

La lógica del sector Educación, sobre todo en las escuelas públicas, debería ser apostar por la presencialidad, teniendo en cuenta no solo las condiciones de la escuela sino también las del hogar, recordemos que la economía se va reactivando y los padres están retornando a sus trabajos, y eso generará que el estudiante esté solo en casa.

Sobre los protocolos de bioseguridad, León Trahtemberg mencionó que los profesores se convertirán en “policías del distanciamiento social y uso de las máscaras” y que “es una medida inviable”. ¿Es una carga extra para el docente?

Debemos estar atentos a los protocolos, pero no en esta lógica de vigilancia extrema del menor contacto o privando de cualquier tipo de interacción de los alumnos en el patio, siempre y cuando estén con las mascarillas. Tengo entendido que desde el Minedu se están modificando las directivas, por ejemplo, ¿debemos suspender las clases al primer contagio? No necesariamente.

Y hay que tener en cuenta la evidencia internacional, somos el último país en volver a la lógica semipresencial y se sabe que el colegio no es un gran foco de infección, en comparación de un restaurante donde todos están sin mascarilla.

En suma, ¿cuáles crees que son los retos que encararán los profesores en este retorno a las aulas?

Repito, el principal es la parte emocional. Hay un crisol de emociones que los chicos traerán al colegio, recuerda que han sido los que más han permanecido en casa y ahora, al tener espacios de interacción social, estas emociones van a fluir, los docentes tienen que estar capacitados para afrontar estas situaciones.

Por otro lado, está la parte académica, muchos chicos no han asistido a clases, ni siquiera virtualmente porque no tenían acceso a un teléfono inteligente. Hay un pasivo de la parte cognitiva y el docente deberá tener una estrategia no para correr y correr para ganar el tiempo perdido, sino deberá pensar en cómo recuperar las competencias que el alumno debió desarrollar en cierto momento.

Y para el docente también será una experiencia totalmente nueva, recuerda que no es solo una persona que transmite conocimiento, también siente y tiene emociones, y será un reto reacomodarse en esta nueva normalidad.

Fuiste parte de un estudio en el que se entrevistó a profesores de escuelas rurales y muchos te hablaron del estrés y otros trastornos psicológicos suscitados por la pandemia. Sin embargo, los maestros ya presentaban problemas. Según la Encuesta Nacional de Docentes (ENDO) del 2018, el 15% tenía ansiedad, el 9% depresión y el 41% estrés. ¿Qué estrategias debería tener el Estado para afrontarlo?

La carrera docente antes de pandemia tenía un alto nivel de complejidad emocional, generaba una alta prevalencia de estrés y ansiedad, porque los profesores manejan a un grupo humano de forma permanente. Ahora súmale todo lo vivido durante la pandemia, los trastornos se multiplicarán por dos.

Hay que reconocer que desde el sector Educación hay una apuesta para aconsejar emocionalmente a los docentes, hay una página web Te escucho docente y un número a donde llamar si están pasando una situación de estrés, lo que se llama auxilio psicológico, pero se tiene que trabajar en una estrategia emocional con los docentes y esto no solo recae en el ministerio también en las UGEL.

"Debemos apostar por acoger a los chicos emocionalmente en las primeras semanas para saber qué estrategia pedagógica implementar”. Foto: Carlos Contreras/La República

"Debemos apostar por acoger a los chicos emocionalmente en las primeras semanas para saber qué estrategia pedagógica implementar”. Foto: Carlos Contreras/La República

Un maestro con mucho estrés o ansiedad no enseñará bien y esto repercutirá en el aprendizaje de sus alumnos...

Sí, es un efecto en cadena, alguien que no está bien emocionalmente no tendrá la mejor performance, y no solo para trasmitir los conocimientos, sino en el trato con sus estudiantes, no será tan empático y su interacción tampoco será la mejor.

Mi línea de investigación es el bienestar y está vinculado a la psicología positiva -el nivel de satisfacción y realización de las personas-, y cuando abordamos el bienestar docente abarca una parte “intra”: ¿cómo se siente a través de su realización profesional?, y hay otra parte “inter”: ¿cómo está su entorno? Eso es importante porque los estudios de bienestar docente dicen que no basta que tenga buenas condiciones laborales, le afectará si ve que sus alumnos se encuentran en mal estado, y esto lo han vivido durante la pandemia, entonces se han sentido frustrados y ha impacto en su bienestar.

A los maestros les preocupa mucho -y esto lo dijeron en el estudio- no haber alcanzado sus objetivos pedagógicos o lograr grandes avances académicos. ¿Será posible revertir la brecha educativa?

Creo que –y el tiempo me dará la razón– no se podrá recuperar todo, hay cosas que debieron suceder en cierto momento, y será complicado emparejarlo. Imagínate, tienes un bebé recién nacido y debes darle la mejor atención en los primeros seis meses y si no lo haces, por más que le des vitaminas después, no se va a desarrollar y creo que hemos llegado a ese punto.

Hay que concentrarnos en competencias básicas, algunos objetivos e indicadores no se van a cumplir, hay que plantear una forma de readaptar el currículo nacional en los siguientes años teniendo en cuenta la situación de pandemia.

Entonces, ¿los profesores se deben capacitar más en transmitir conocimiento o regular emociones?

Será secuencial este regreso. La primera parte debe ser emocional para poder después desarrollar la parte de contenidos. Hay que reflexionar sobre qué tan preparado está el docente para manejar emocionalmente a los estudiantes y eso hay que revisarlo hasta en la formación en las universidades. Es un pendiente.

Periodista en el suplemento Domingo de La República. Licenciada en comunicación social por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y magíster por la Universidad de Valladolid, España. Ganadora del Premio Periodismo que llega sin violencia 2019 y el Premio Nacional de Periodismo Cardenal Juan Landázuri Ricketts 2017. Escribe crónicas, perfiles y reportajes sobre violencia de género, feminismo, salud mental y tribus urbanas.