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El libro del camino Wari de Lima

Una publicación revela entretelones del hallazgo y recuperación de un tramo del antiquísimo camino que los Wari construyeron en el valle del Rímac, mil años antes del apogeo y conquista inca.

El libro del camino Wari de Lima. Foto: LR
El libro del camino Wari de Lima. Foto: LR

Hace mil quinientos años, entre los siglos VI y VII de nuestra era, la oficialización del cristianismo en Europa marcaba el fin de la época clásica y el inicio del oscurantismo medieval. El islamismo se expandía por Medio Oriente y el budismo hacía lo propio por el continente asiático. Pero aquí, en el mundo andino, más precisamente en los actuales territorios de Lima metropolitana, se vivía un verdadero pachacuti: sucesivos y poderosos fenómenos de El Niño transformaron el paisaje y el clima.

El mundo se tropicalizó y se llenó de agua. La temperatura del mar se calentó y los tiburones cazaban y eran cazados frente las playas de la Costa Verde y muchos escualos fueron consumidos en ceremonias rituales celebradas en las plazas de las principales huacas ubicadas hoy en Maranga, Miraflores, Zárate y Cajamarquilla. Todo esto motivó la expansión de la denominada cultura Wari, el primer “imperio andino”. Cuando poblaron y dominaron el valle del Rímac construyeron una enorme red vial que corrió en paralelo al curso del Río Hablador, uniendo el mar y los nevados.

“Durante este momento de crisis y oportunidad se emprende el ambicioso proyecto de construir un camino longitudinal al valle, uniendo la costa con la sierra, enlazando los asentamientos ceremoniales y administrativos de la época, así como los domésticos. Este es el Wari Ñan del Rímac, diseñado y construido siglos antes del arribo de los incas, quienes se limitan a integrarlo a la red vial inca, conocida ahora como Qhapaq Ñan”, explica el arqueólogo Jonathan Palacios Linares, autor del revelador libro El Wari Ñan y el camino Huampaní.

Este camino se mantuvo casi inalterable hasta mediados del siglo XX, cuando fue cubierto por el asfalto de lo que hoy conocemos como la avenida Francisco Pizarro (en el Rímac), la avenida Colonial y gran parte de la Carretera Central y de la Ramiro Prialé. Ante la ausencia de evidencias por el avance de la urbanización de la capital peruana, muchos especialistas creyeron que se trataba de caminos incas y virreinales. Sin embargo, a la altura del Centro Vacacional Huampaní se logró conservar un tramo de casi tres kilómetros, oculto entre la vegetación vecina a un antiguo canal de regadío.

El hallazgo

Lo sorprendente fue que las evaluaciones arqueológicas previas no habían encontrado evidencia cultural alguna, autorizando así el tramo de una autopista que construyó la tristemente célebre empresa Odebrecht. No obstante, Palacios lo recorrió y se maravilló al comprobar la existencia de imponentes muros de contención de piedra de las terrazas agrícolas que bordean la vía. “Fue una corazonada –admite Palacios– pudo ser una desconocida sección del Qhapaq Ñan incaico”, pensó.

Con el apoyo de la administración del Centro Vacacional Huampaní, Palacios dirigió el primer proyecto de investigaciones arqueológicas para constatar, en base a las evidencias arqueológicas, “que no era un camino moderno, tampoco colonial, ni siquiera una pequeña sección del omnipresente Qhapaq Ñan incaico. Se trataba de un Wari Ñan erigido siglos antes del esplendor incaico”.

El libro nos revela detalles del hallazgo con infografías e ilustraciones de Luis Tokuda, comparaciones con fotografías antiguas y recreaciones de su construcción y otros finos detalles como los portales de ingreso al camino de los Wari (ver portada del libro). Hoy en día se puede visitar y hasta recorrer un tramo de este antiguo camino. Pero lo mejor es leer el libro para comprender la magnitud del hallazgo y de su conservación.

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