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Domingo

Sonrisas en la pandemia

La pandemia significó para ellos la oportunidad de crear el negocio de sus vidas. Los creadores de Gloren, Ohvillos y Las Ñañitas empezaron modestamente, como jugando, y hoy cierran el 2021 mejor de lo que nunca imaginaron.

Janice Villanueva (24), creadora de los amigurumis personalizadas de la marca Ohvillos. Foto: Antonio Melgarejo.
Janice Villanueva (24), creadora de los amigurumis personalizadas de la marca Ohvillos. Foto: Antonio Melgarejo.

En marzo del año pasado, después de tomarse unos meses para el nacimiento de su bebé, Janice Villanueva (24) se alistaba a retomar su trabajo como productora de eventos infantiles, un negocio propio al que se dedicaba desde los 18 años. Pero la pandemia cambió sus planes. Con las fiestas canceladas y todo el mundo en cuarentena, Janice se preguntó, ¿y ahora qué?

Por ese tiempo, mirando cosas de decoración para el cuarto de su “gordita”, había descubierto en Internet el tejido a crochet. Descubrió, también, que era buena haciéndolo, en particular la técnica de los amigurumis, unos muñequitos a crochet realmente adorables.

Cuando hizo su primer muñequito, le tomó una foto y la subió a sus redes sociales. A todos sus contactos les encantó y varios empezaron a pedirle que les hiciera algunos.

Janice se dijo: ¿no había aquí una oportunidad de negocio? Así nació su marca, Ohvillos.

–Básicamente empecé sola –dice–. Con ayuda de mi mami, las dos empezamos a tejer los pedidos que llegaban, dos, tres, a la semana.

Todo iba así, como un pasatiempo que generaba algunos ingresos, hasta que una amiga le sugirió que mostrara sus creaciones en Twitter. Ella le hizo caso sin muchas expectativas.

–Recuerdo que subí el primer muñequito y de pronto tenía 200 retuits y la gente empezó a escribirme. Ese mes tuve treinta pedidos, asu, me amanecí, y así me fui haciendo un nombre.

Un día, una tuitera le preguntó si podía hacerle amigurumis personalizados. Quería muñequitos de ella y de sus padres. Janice lo pensó. Se le ocurrió que podían ser como funkos. Funkos a crochet, con la ropa, los accesorios, las características de la clienta. Los hizo y, de nuevo, a todo el mundo le encantaron. Comenzaron a llover los pedidos de clientes que querían verse como amigurumis, a sus novios y novias, a sus familiares, ¡a sus mascotas! Janice entendió que necesitaba ayuda. Contrató a su primera tejedora. Luego una más. Y otra más. El negocio estaba creciendo sin parar.

Ohvillos ha cerrado el 2021 con más demanda de la que podía atender. Janice se ha puesto como límite cien pedidos al mes. De esa manera ella y sus seis tejedoras pueden trabajar tranquilas, sin amanecerse ni “matarse”, como dice ella, procurando hacer productos de calidad.

El 29 de noviembre cerró sus pedidos de fin de año, pero luego de un reportaje en televisión tuvo que abrir dos fechas más. El 30 de este mes entrega sus últimos treinta pedidos del año. Luego viene un tiempo de descanso y luego seguir trabajando para el crecimiento de la marca. Janice imagina en el futuro una tienda física, donde pueda invitar a otras mujeres emprendedoras a mostrar su trabajo. Por ahora, está contenta. Ese pasatiempo que comenzó hace casi dos años ha llegado más lejos de lo que nunca hubiera imaginado.

Amor por una marca

Para muchos peruanos la pandemia significó un duro golpe financiero. Con el cierre de unas 45 mil empresas, más de dos millones de personas perdieron sus empleos. Muchos no se quedaron de brazos cruzados y se las ingeniaron para generar ingresos: en 2020 se crearon más de 235 mil empresas, la mayoría pequeñas, unipersonales, dedicados a la venta minorista.

Ohvillos, Gloren y Las Ñañitas fueron tres de esas empresas. Pero, mientras muchas otras se quedaron en el camino, estos tres emprendimientos no solo sobrevivieron sino que se hicieron de una fiel legión de seguidores, “ñañilovers”, “glorenlovers”, que consumen sus productos y los recomiendan a todo el mundo.

Lo de Gloren es el mejor ejemplo de amor por una marca. La historia de la pareja formada por Gloria Ramos (70) y Enrique Cuadros (80), dos adultos mayores con discapacidad auditiva, conquistó a miles de personas, sobre todo en Twitter, la red social donde este emprendimiento de juegos de mesa se volvió viral.

Sonrisas en la pandemia

Enrique Cuadros (80) y Gloria Ramos (70), la amorosa pareja detrás del éxito de Gloren. Foto: Gerardo Marín.

Impulsados por el respaldo de algunos políticos, como Daniel Olivares y Alberto de Belaúnde, y de tuiteros influencers, Gloren ha pasado de ser un modesto negocio de venta de tableros de ludo a una tienda de juegos de mesa con un catálogo de más de 120 productos.

A mediados de este año lanzaron Los juegos de Gloren, un concurso entre tuiteros famosos que en esa edición ganó la excongresista Indira Huilca, quien donó el premio –un lote de juguetes– a una biblioteca del centro de Lima.

Hace una semana, la segunda edición la ganó el youtuber Miguel Villalobos (“Man Ray”), quien donó los juguetes y otros productos a los familiares de las víctimas de feminicidios.

–Nos ha ido super bien en estas fiestas –dice Carlos Cuadros, hijo de Gloria y Enrique–. Teníamos proyectada una cantidad y hemos superado esa meta. Mis papás sienten por primera vez que están liderando algo. Se sienten empoderados, más seguros, más felices.

Fenómeno amazónico

Como el de Gloren, como el de Ohvillos, el éxito de Las Ñañitas floreció en Twitter. Fue en ese espacio donde, a mediados de junio del 2020, Mishel Vela (29), una estudiante de Derecho, natural de Iquitos, quien había perdido su empleo por la pandemia, avisó a sus seguidores de que por si acaso ella y sus hermanas iban a preparar juanes y cecina con tacacho para la Fiesta de San Juan. Para su sorpresa, mucha gente les hizo pedidos y a partir de ese día comenzaron a vender esos platillos cada fin de semana.

Sonrisas en la pandemia

Las hermanas Mishel y Vanessa, responsables de la sazón de Las Ñañitas. Foto: Gerardo Marín.

La cosa explotó después de una nota en La Banda del Chino: hubo tal demanda que Mishel y sus hermanas, Vanessa y Cynthia, pensaron que debían abrir un local pronto. Lo inauguraron en mayo de este año y tuvo tal acogida que la gente hacía cola en la puerta durante horas. Todos querían probar su Ronda Sheretera, sus famosas empanaditas de yuca, tan difíciles de hallar en otros locales amazónicos. Hoy, en un buen día pueden vender hasta sesenta platos.

–No hubiese sido igual sin la pandemia –dice Mishel– porque muchos restaurantes cerraron y eso nos favoreció. Nos ayudó mucho Twitter. Eso nos hizo conocidas, pero la calidad es lo que ha hecho que el negocio crezca.

Contactos

Las Ñañitas. El restaurante está ubicado en la Av. Húsares de Junín 608, Jesús María. Pedidos al WhatsApp 922-067-203 o a su cuenta en Twitter: @Lasnanitasfood.

Gloren. Pueden hacerles pedidos al 944-103-137. En Twitter están como @GlorenEn.

Ohvillos. Para adquirir un amigurumi puedes escribirles al 939-190-267 o a sus cuentas en Twitter (@ohvillos_pe) e Instagram (@ohvillos.pe).

Reportero. Comunicador social por la UNMSM. Especializado en conservación, cambio climático y desarrollo sostenible. Antes en IDL Reporteros y Perú.21. Premio Periodismo Sustentable 2016. Premio Especial Cáritas del Perú. Finalista del Premio Latinoamericano de Periodismo de Investigación 2011.