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Domingo

¿La pandemia contribuyó a la baja natalidad en el mundo?

La humanidad registra una caída del número de nacimientos desde hace algunas décadas, las familias ya no son numerosas como antes y parece que la incertidumbre por la crisis sanitaria está cambiando las expectativas reproductivas de los jóvenes.

Natalidad Omicron
Natalidad Omicron

«El Perú muestra un descenso estacional»

Walter Mendoza Programa de Población y Desarrollo UNFPA

Los procesos demográficos suelen cursar, y hacerse más notables, si se ven como tendencias de mediano y largo plazo. Por ello, todavía es prematuro asegurar que se haya establecido alguna tendencia, a nivel global, nacional o subnacional, derivada de la pandemia. Según la dinámica y estacionalidad de contagios y muertes provocadas por la crisis sanitaria, así como de tendencias de fecundidad previas, los países vienen mostrando al menos tres efectos en los nacimientos registrados: aquellos sin cambios, otros con un descenso estable; y otros que, como en el Perú, muestran un descenso estacional. En los 9 a 12 meses después del ascenso de la primera y segunda ola, los registros de nacimientos disminuyeron entre 5% al 10%. Parte de la explicación sería la disminución en 50% de las relaciones sexuales observadas en el 2020, así como de cambios en las expectativas reproductivas, sobre todo de los jóvenes. Y más en el corto plazo, de la posibilidad de decidir libre y de forma informada cuándo y cuántos hijos tener, que ya antes de la pandemia no era una realidad para la mayoría.

«El sistema reproductor es sensible al COVID-19»

Ciencias ómicas y biotecnología aplicada PUCP

La natalidad relaciona los nacimientos con el número de habitantes de un lugar en un determinado tiempo. Se puede calcular fácilmente, pero es necesario considerar aspectos biológicos, psicológicos, sociales y económicos para comprender la contribución de eventos catastróficos sobre esta. Es muy pronto para conocer todas las secuelas biológicas del Covid-19, pero se sabe que las células del sistema reproductor femenino y masculino son sensibles al SARS-CoV-2. Por lo que se espera que, al igual que con otros virus que generan inflamación y estrés oxidativo celular, afecte negativamente la fertilidad. En epidemias recientes como SARS, zika y ébola, la natalidad ha sufrido una disminución en los meses inmediatos, seguido de una recuperación y estabilización a niveles mayores que preepidemia. Para el Covid-19, se cree que los factores socioeconómicos preexistentes y cómo se van resolviendo será lo que determinará el comportamiento a nivel local. En el caso del Perú ya existen indicadores diferenciados entre el área urbana y rural, por lo que se espera un decrecimiento seguido de una recuperación, pero es incierto saber cuándo se estabilizará en cada región.

«En EE.UU. se estima 1.7 hijos por mujer para 2021»

Javier Torres Investigador Universidad del Pacífico

La pandemia ha tenido efectos en el ritmo de crecimiento de la población mundial. Diversos estudios muestran una reducción en la tasa global de fecundidad (TGF) alrededor del mundo. Por ejemplo, se estima que la TGF para Estados Unidos sea menor de 1.7 hijos por mujer para 2021. Aunque se espera algún rebote en la natalidad cuando la pandemia esté completamente controlada, se puede pensar desde ahora en los cambios de muy largo plazo. Se podría considerar tres grandes cambios. El primer efecto se daría en el sistema de pensiones de Europa. La reducción de la tasa de natalidad podría afectar la viabilidad financiera de los sistemas de pensiones públicas, pues la mayoría de ellos se basa en un elevado número de aportes de trabajadores jóvenes. Un segundo sería la estructuración de la economía. Con un menor influjo de trabajadores en el mercado laboral, las economías deberían adaptarse para tratar de automatizar más ocupaciones. Un tercero se relacionaría con las políticas migratorias. Un mayor influjo de migrantes/ trabajadores jóvenes reduciría la presión en los sistemas de pensiones y ayudaría al cambio de la estructura de la economía.

Periodista en el suplemento Domingo de La República. Licenciada en comunicación social por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y magíster por la Universidad de Valladolid, España. Ganadora del Premio Periodismo que llega sin violencia 2019 y el Premio Nacional de Periodismo Cardenal Juan Landázuri Ricketts 2017. Escribe crónicas, perfiles y reportajes sobre violencia de género, feminismo, salud mental y tribus urbanas.