El pastor y la red social

Gustavo Gutiérrez. La obra Teología de la Liberación, perspectivas (1971), ha cumplido 50 años y a despecho de quienes afirmaban que había perdido vigencia o le auguraban el olvido, hoy es más actual que nunca. En tiempos de pandemia por el COVID-19, y de grandes sectores de la población mundial viviendo en la miseria, la ignorancia y la violencia, su mensaje de una Iglesia comprometida con la opción preferencial por los pobres y el llamado a cambiar las condiciones de injusticia en que viven, es indispensable y relevante. Gustavo Gutiérrez, 93 años, ha reafirmado -en una breve aparición por Zoom en un seminario internacional que revisó su legado- que los pobres siguen estando en el centro del debate actual: “Las cuestiones de la pobreza y la desigualdad ahora no son del Perú ni de Latinoamérica, son problema central del planeta. […] Por eso el compromiso con el pobre no puede evitar la denuncia de las causas de la pobreza” ha dicho

Meta Esta semana, Mark Zuckerberg presentó ante el mundo su visión de lo que será el metaverso, ese mundo virtual en el que se espera que, dentro de solo unos años, los seres humanos pasemos gran parte de nuestros días, no solo jugando videojuegos sino haciendo compras, yendo a conciertos, trabajando e interactuando con amigos en todo tipo de actividades. La idea resulta fascinante y siniestra, al mismo tiempo, pues probablemente suponga dejar mucha más información personal en manos del dueño de Facebook. La oportunidad, por cierto, sirvió para anunciar que la compañía cambió de nombre: ahora se llamará Meta. Un intento de dejar atrás los serios problemas legales que enfrenta Zuckerberg por, entre varias otras cosas, permitir que su poderosa y omnipresente red social se convierta en una máquina multiplicadora de odio y mentiras.