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Domingo

Unidas mar adentro

Así como nos unimos para hinchar a la Blanquirroja, así se unieron 800 nadadores de mar abierto para formar un círculo alrededor del B.A.P Unión el Día del Pescador. Fue un acto simbólico para decirle a los peruanos que aún podemos hacer cosas juntos. Las organizadoras fueron Las Truchas, una tribu de mujeres nadadoras para quienes no hay imposibles.

Las Truchas Perú en pleno, el colectivo de nadadoras de mar abierto que organizó el gran círculo que rodeó al B.A.P. Unión. Crédito: Antonio Melgarejo
Las Truchas Perú en pleno, el colectivo de nadadoras de mar abierto que organizó el gran círculo que rodeó al B.A.P. Unión. Crédito: Antonio Melgarejo

La imagen fue de postal. Desde arriba, a vista de dron, se veía al B.A.P. Unión, un buque de la Marina de Guerra de más de 3 mil toneladas, rodeado por cientos de puntitos de colores que se afanaban en formar un círculo mar adentro. Muy cerca flotaban también kayaks, canoas, botes de pescadores y cuanta embarcación náutica se pudiera imaginar. Los puntitos eran nadadores de mar abierto, profesionales y aficionados, algunos niños, en su mayoría adultos y hasta septuagenarios adeptos al océano Pacífico, que se juntaron el 29 de junio pasado, día del Pescador y de San Pedro y San Pablo, para darle un mensaje a los peruanos. Los puntitos se unieron en ese círculo sin distinción de clase social, género, creencia o posición política, a tres kilómetros de la Costa Verde, para decirnos que, pese al polarizado clima post electoral, aún es posible unirnos, así como lo hacemos para hinchar en un partido de la selección.

Lograr tal intervención colectiva llevó días de preparación. El núcleo organizador comandado por Las Truchas Perú –un grupo de nadadoras que se formó en plena pandemia– tuvo que convencer al contralmirante Antonio Vildoso para que el B.A.P. Unión hiciera una parada frente a la playa Pescadores de Chorrillos, antes de zarpar hacia La Punta, su último destino tras haber hecho una larga expedición por el norte y sur del litoral peruano. “Le enviamos una carta diciéndole que nuestro sueño era hacer ese círculo. Le mostramos fotos nuestras de otras intervenciones rodeando botes de pescadores. Le dijimos que no sería un evento de carácter político, sino una acción de los deportistas para simbolizar que estábamos unidos”, dice la vocera de Las Truchas, Maggi Lañas.

Unos 45 minutos permanecieron los nadadores en el frío mar, rodeando la nave que, en respuesta a su presencia, hizo sonar su sirena como el bufido de una ballena, blandió una inmensa bandera bicolor y los cadetes se lucieron en lo alto de los mástiles de vela. Fueron en total 800 los convocados, algunos llegaron solos, otros con sus respectivos grupos de nado como las Malaguas Girls, el Club Patas de Rana, los Marlines, entre otros. Se juntaron con mucha anticipación, desde las cuatro de la madrugada, en la orilla de Pescadores, y haciendo frente a la oscuridad, el frío y la garúa del invierno, se fueron adentrando al mar en las lanchas de los pescadores de la caleta, mientras Lima dormía a sus espaldas.

La trucha Karin Scheuch y Edgardo Merino de la academia H2O, en coordinación con la Unidad de Salvataje de la Policía Nacional, cuidaron de que la multitud se embarcara sin contratiempos: “Muchos nadadores bracearon desde la orilla los tres kilómetros, aún en plena noche, acuérdate que ahora amanece más tarde, es el mes más oscuro del año, felizmente no hubo ningún accidente, ni casos de hipotermia”, dice Karin.

Conforme iba amaneciendo, las truchas se dieron cuenta de que habían juntado a una multitud, era evidente que en plena pandemia se habían multiplicado los deportistas marinos, ahora eran muchos los que bajaban a la Costa Verde a bracear algunos kilómetros, buscando la cura terapéutica del mar, y con ellos se formó el gran círculo de la unión. “Cuando hicimos la invitación se inscribieron como cuarenta grupos. La comunidad ha crecido de forma increíble. Antes no había tanto tránsito en el mar como ahora”, dice Anabella Carbajal (20), la trucha más joven, responsable de las redes sociales del grupo.

El encuentro llegó a su clímax cuando desde los parlantes del B.A.P. Unión se oyó a todo volumen el himno nacional, y la piel se les erizó más a los nadadores cuando pusieron Contigo Perú en voz del ‘Zambo’ Cavero. Fue un momento inolvidable. En los videos se ve que la gente se emociona, levanta sus remos, los brazos, se les oye cantar a una sola voz y, salvando distancias, nos trae a la cabeza aquel partido contra Dinamarca en el lejano Mundial Rusia 2018 en los que la hinchada peruana coreó unida “te daré la vida y cuando yo muera / me uniré en la tierra contigo Perú”. Imposible no conmoverse.

A las 7.45 en punto, el buque zarpó.

El ritual de los círculos

Las hacedoras de tal emotivo momento fueron, como dijimos, Las Truchas, un grupo de mujeres de diferentes edades, que, en junio del año pasado, cuando se levantó la primera cuarentena y el gobierno permitió el deporte marino, bajaron a la playa Yuyos de Barranco a bracear en el mar en busca de libertad. “Éramos mujeres que salíamos en plena pandemia con muchos temores y los enfrentamos y los superamos”, dice la también ciclista y surfista de vela, Patricia Woyke (57), que junto a la librera Soledad Cunliffe (53) y la entrenadora de pilates Karin Scheuch (57) fueron las primeras truchas.

Luego, como atraídas por el llamado de la tribu, se unieron abogadas, psicólogas, reposteras, profesoras y comerciantes que se pusieron el wetsuit, el gorrito de goma y las gafas de natación al amanecer y se zambulleron en las prometedoras aguas de la Costa Verde. Naturalmente, no todas tenían experiencia nadando en mar abierto como la administradora Patricia Gutiérrez (53), que solo había nadado en piscina: “Al comienzo me daban ataques de pánico, pero Patty [Woyke] braceaba a mi lado, no me dejaba sola, me decía: ‘ya, cálmate, estoy aquí’. Le debo un montón, fui superando el miedo poco a poco”.

El sentirse parte de un grupo ha hecho que estas mujeres vean a la natación como su religión, se zambullen en el Pacífico de lunes a sábado por salud, y porque en el mar, sorteando tumbos, braceando cada vez más lejos, encontrándose con delfines, pueden olvidar los problemas. “Me quedé sin trabajo cuando comenzó la pandemia, conocí a las Truchas, me hicieron perder el miedo al mar, volví a tener a trabajo, y la única forma de seguir nadando hoy es haciéndolo alas5a.m.,yyofeliz,eselcafé que necesito para empezar el día”, dice Lili Gilvonio (50).

Con más de un año juntas, la comunidad de las truchas ha crecido y de las tres que comenzaron hoy suman 59. Han conquistado las playas Pescadores, Regatas, Yuyos, han ido a nadar en mancha a Asia, La Punta, Punta Hermosa. Los sábados los reservan para sus travesías a la playa La Chira, nadan alrededor de 12 kilómetros acompañadas por Édgar Pandal, o Superman, un pescador de la caleta de Chorrillos que las vigila desde su lancha de motor.

Y desde que la fotógrafa Ana Elisa Sotelo se unió al cardumen, iniciaron sus rituales de los círculos. Los forman flotando en el mar, tomadas de las manos o rodeando alguna lancha, y las fotos registradas por el dron de Sotelo son poesía pura. “Los círculos representan una filosofía de unión entre nosotras, la naturaleza, los pescadores, los demás nadadores”, dice Maggi Lañas. Para contagiarnos de ese sentimiento hicieron lo imposible con el fin de formar el gran círculo alrededor del B.A.P. Unión, y lo lograron, y ese momento quedará anclado en la mente de todos los que esa mañana se volvieron a sentir parte de un país unido.

Periodista en el suplemento Domingo de La República. Licenciada en comunicación social por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y magíster por la Universidad de Valladolid, España. Ganadora del Premio Periodismo que llega sin violencia 2019 y el Premio Nacional de Periodismo Cardenal Juan Landázuri Ricketts 2017. Escribe crónicas, perfiles y reportajes sobre violencia de género, feminismo, salud mental y tribus urbanas.