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Prendas antivirus

Un grupo de expertos peruanos desarrolla telas y cueros con nanopartículas que inactivan bacterias y virus. El proyecto es liderado por el físico José Luis Solís Véliz de la UNI.

Una década atrás, el físico peruano José Luis Solís Véliz fue contactado por una empresa textil que le pidió elaborar un hilo que reemplazara un insumo análogo proveniente de Europa. Abanderado del trabajo multidisciplinar, realizó la investigación en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), donde es catedrático. Gracias al uso de la nanotecnología, el científico dio solución a la firma, le ahorró dinero y, sobre todo, hizo que ya no dependiera del proveedor extranjero.

“Era un área muy interesante –dice Solís Véliz, nacido en San Jerónimo, Huancayo–, pero poco abarcada hasta entonces”. De modo que se volcó a realizar posdoctorados en Finlandia, Suecia, Estados Unidos, e investigaciones como experto visitante en Brasil y Finlandia. Para 2010, con más de 50 publicaciones internacionales, Solís Véliz ya era un referente en la disciplina dedicada a manipular la materia a una escala atómica y molecular. El proyecto para el que fue convocado entonces, en 2010, daría paso a una investigación más ambiciosa: lograr que textiles y cueros protejan de las bacterias, virus y rayos UV, mediante el uso de nanopartículas de óxido de cobre y óxido de zinc.

Se trata de una apuesta que lidera con la UNI y que se desarrolla en colaboración con la Universidad Nacional de Piura, la Universidad Nacional de Tumbes, el CITEccal –institución que impulsa la productividad de las empresas de cuero, calzado y conexas– y Tejidos San Jacinto. Una simbiosis entre la academia y la empresa privada que ha recibido cofinanciamiento del Concytec y que pretende transformar el desarrollo de prendas funcionales en el país. “Es como ir jugando –matiza Solís Véliz–: aciertas, ajustas, perfeccionas, pero nunca es suficiente; esa es la labor del investigador”.

Para abril del 2020, el año pandémico, él y su equipo ya habían elaborado una tela con nanopartículas de óxido de cobre que desactivaba hasta en un 99% el SARS-CoV-2. Este novedoso tejido podía soportar hasta 20 lavadas y evitar el contagio del virus, según aprobó el Laboratorio estadounidense Nelson Labs. Con ese aval, además, fabricaron 300 metros de tela de algodón y poliéster al 65%. Actualmente se han propuesto producir mil metros de esa ‘tela protectora’. Unas muestras ya han sido enviadas al laboratorio de Estados Unidos y están a la espera de los resultados. El proyecto culminará en enero del próximo año.

Los realizadores están convencidos de que la gran beneficiada será la industria textil y de calzado debido al valor agregado que pueden ofrecer. En cuanto al cuero, de la mano del CITEccal, elaboran un plan para fabricar zapatos que no generen hongos en los pies. “Es una demostración de que en el Perú sí se puede realizar innovación, investigación y desarrollo de calidad mundial”, celebra Solís Véliz.

El becado

Su padre trabajaba como vigilante de una empresa minera en La Oroya, donde creció y estudió hasta la secundaria. Gracias a una beca pudo llegar a Lima, donde optó por la Física en la UNI. Hoy está incluido en el nivel I del grupo Carlos Monge Medrano, el más importante para un investigador reconocido por el Estado. Pronto sus ‘productos protectores’ estarán destinados al público, principalmente al personal sanitario. “Serán económicos y hechos con materiales 100% locales –recalca el científico–, además, resaltemos que Perú es el tercer productor de zinc y el segundo de cobre del mundo. En pocas palabras, la materia prima está al alcance de la mano. Eso, más la labor multidisciplinar, lo hacen un logro bastante notable”.