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Ricardo Trotti: “Cuando se silencia a un periodista, lo que se silencia es una parte de la verdad”

Director Ejecutivo de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).

Ricardo Trotti
Ricardo Trotti

Esta semana se realizó la 76 Asamblea General de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), donde se estrenó el Índice de Chapultepec, un medidor regional de la libertad de expresión. El director de esta organización, Ricardo Trotti, nos detalla sus cifras y explica los obstáculos que han afrontado los periodistas en el continente americano, en medio de la pandemia de la COVID-19 a la que nos enfrentamos.

¿A qué objetivos han apuntado en esta asamblea de la SIP en medio de esta coyuntura anómala por la pandemia ?

El principal siempre es la promoción y la defensa de la libertad de expresión. Lo hacemos de diferentes formas, pero sobre todo, en este tiempo de asambleas, lo más importante son las denuncias a las violaciones que ocurrieron en los últimos seis meses. Y bien como decías, estamos, todavía, teniendo una situación diferente a las habituales en los últimos años, que tiene que ver con la emergencia sanitaria con el COVID-19.

¿Qué puntos han destacado?

Lo que ha reportado cada país son diferentes formas de restricciones que han tenido los periodistas y los medios de comunicación en la cobertura de todos los eventos. No solamente de salud pública, sino también con la falta de acceso a la información pública, que es algo que los periodistas siempre buscan. Y en este tipo de situaciones los gobiernos han tratado de ser menos transparentes de lo que habitualmente pueden ser, pese a que en países como Perú existe una ley de acceso a la información pública.

Hay unas cifras interesantes que se mencionaron en la primera sesión de la Asamblea de la SIP sobre el periodismo en América Latina: el 13% de 22 países tienen libertad de expresión plena, en el 14% hay altas restricciones y en el 9% no hay libertad de expresión. Son números desalentadores.

Totalmente, yo creo que la pandemia en los últimos seis meses nos ha mostrado que hay un problema grave de libertad de prensa en todos los países. No hablamos de libertad plena, sino de restricciones en ese porcentaje de países, porque no hay ningún país que se haya destacado del 1 al 100, prácticamente todos los países están debajo del 57% de aspiraciones a tener una sociedad con plena libertad de expresión. Entonces, hay un problema grave.

Los números que destapa el índice de Chapultepec son fríos...

El Índice de Chapultepec al que te refieres tiene que ver con una medición que hemos hecho hasta abril del 2020 donde realmente se puede observar la diferencia entre países de trayectoria muy democrática y de los países más autoritarios.

Y no necesariamente los países más democráticos han demostrado tener libertad de prensa en su plenitud. Siempre se ha denunciado transgresiones contra periodistas en Cuba, Nicaragua o Venezuela, pero aquí figuran otros países como Chile.

Exacto. La mayoría de estos países han sufrido problemas de acceso a la información pública. Los periodistas en muchos de estos países, como has nombrado Chile, puede ser Colombia, Ecuador, Bolivia, son países que a fines del año pasado tuvieron protestas sociales muy fuertes. La SIP, además, ha denunciado y no ha puesto en una primera categoría a Estados Unidos, que en otros índices suele estar por arriba , pero para nosotros a Estados Unidos este año lo hemos visto con problemas.

¿Por qué?

Tiene que ver con la cantidad de detenciones de periodistas que hubo por las protestas contra el racismo. Entonces, hay situaciones especiales en cada uno de estos países que se han ido agudizando.

En el caso de los Estados Unidos, que es una democracia de larga trayectoria, esta transgresión a la libertad de prensa, ¿es exclusiva del gobierno de Donald Trump? ¿O es algo que data desde la gestión de Barack Obama?

En general, la pandemia ha agudizado los problemas en todos los países. Esa es la primera lectura que uno puede hacer, tanto por el acceso a la información, las detenciones a periodistas, las protestas, etc. El gobierno de Obama también ha sido denunciado contínuamente por nuestra organización por falta de acceso a la información pública, por apresar a algunos periodistas por el manejo de sus fuentes, porque no revelaban su secreto profesional y también porque fue un país oscuro en materia de transparencia.

Hay otro punto importante que me ha mencionado: la judicialización contra los periodistas. ¿Cómo ven a Perú?

Uno de los grandes problemas en Perú es por este tema. Hay informes de periodistas que son acosados mediante la vía judicial, creo que es el caso de Paola Ugaz, que forma parte de nuestro informe. También lo podemos ver en países como Brasil y en Panamá donde el expresidente Ricardo Martinelli ha demandado a varios medios de comunicación por sumas estratosféricas.

Y como mencionó, hay procesos judiciales que demandan la revelación de nuestras fuentes, ¿no existen mecanismos que nos protejan?

En muchos países hay leyes que protegen a los periodistas, pero solo lo dan en casos de funcionarios públicos. No hay una ley estricta que permita a los periodistas guardar sus fuentes. Quienes demandan buscan los resquicios legales para poder acosar a los periodistas y, sobre todo, con el peligro que esto conlleva a grandes investigaciones que se han seguido en América Latina, donde, por ejemplo, se ha denunciado el caso Lava Jato o lo del FIFA Gate. •

Usted dirige el proyecto “Crímenes sin castigo” desde 1993. En los últimos veinte años han desaparecido 500 periodistas, ¿a qué problemas estructurales nos enfrentamos?

En el caso de Perú vemos un diputado que ha sacado más votos (en las elecciones del 2020), como estamos registrando en nuestro informe, que fue señalado como uno de los acusados de un crimen contra un periodista. En algunos casos que nos tocó ir a Perú, a la selva amazónica, hay incluso alcaldes que estaban señalados como autores intelectuales de crímenes contra periodistas. Y en muchos países es como si la administración pública colindara con el crimen organizado. Creemos que cuando se silencia a un periodista, lo que se silencia es una parte de la verdad.

Para no dejar de lado esta parte de los periodistas víctimas, usted mencionó el caso de un diputado (el congresista Daniel Urresti) investigado por la muerte de un periodista. Es específicamente el caso Hugo Bustíos. Actualmente este diputado es candidato presidencial. ¿Han visto algún similar en otro lugar? ¿Cómo lo toman en la SIP?

A nivel presidencial creo que es el único, pero a nivel de alcaldía y gobernaciones no lo es. Hemos tenido algunos casos en México por el crimen de “El Gato” Felix Miranda. La SIP no se puede meter a hacer política, nosotros solo estamos para defender la libertad de prensa y obviamente estamos muy conscientes de la información que se genere con Bustíos. En la SIP estaremos muy atentos con las denuncias.

¿Cree que la sociedad latinoamericana valora la libertad de expresión de los periodistas o es algo que aún no la considera tan relevante en su vida cotidiana?

Esto es parte de la cultura y de los hábitos, y tiene que ver con el trabajo que hacemos nosotros como organizaciones en el Consejo de la Prensa Peruana (CPP) y la Asociación de Periodistas (ANP), tenemos la obligación de educar a la población en estos temas. No es fácil, está en construcción. La gente obviamente no valora a los periodistas como pueden valorar a otras profesiones que consideran más esenciales en estas circunstancias de la vida, como puede ser un médico. Lo que tenemos que hacer es seguir sosteniendo que se entienda que la libertad de expresión es lo que garantiza la democracia.

¿Qué nos falta en Perú para que la población valores más estos temas?

Si uno lo mira desde el lado de Perú, yo creo que tal vez faltó en el periodismo peruano acentuar lo que se vivió en el régimen de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos, para hacer ver que fue gracias a la prensa y al movimiento de periodistas investigadores que realmente se pudo respaldar el paso a la democracia. Es lo que ha pasado en Perú con el tema de la investigación pública. Yo creo que lo que estamos viviendo ahora es una oportunidad nueva porque la pandemia sanitaria y la pandemia de la noticia falsa ha hecho que todo el mundo busque información confiable a través de los medios de comunicación.

Antes de la pandemia la población generalmente se informaba mediante redes sociales, pero con la crisis santitaria los lectores, oyentes o televidentes volvierona a recurrir a los medios tradicionales para resolver sus dudas sobre un virus desconocido.

La gente comenzó a revalorizar a las marcas periodísticas que siempre han traído información. Hace años decían que con las redes sociales el periodismo va a padecer. Yo creo que esto más bien ha demostrado, lastimosamente con una pandemia, la revalorización de información con periodistas que buscan fuentes confiables y no solo a través de redes sociales, donde la gente manifiesta sus emociones. El periodismo, más allá de las emociones, trata de mostrar información.

¿A qué retos se enfrentará el periodismo pos pandemia?

El periodismo durante la pandemia ha sufrido graves consecuencias económicas y, por lo tanto, uno puede ver en muchos países como los medios se han reducido. Y esto es un desafío: menos periodistas muchas veces implican menos calidad informativa. Y habrá que ver cómo los medios, en esta nueva etapa, pueden continuar con su monetización y crear una salud económica sustentable, que no es fácil.

¿Considera que la pandemia del coronavirus fue el punto de inflexión?

Hubo varios puntos de inflexión. Hubo el internet y la misma transformación digital de los medios que continúa siendo un desafío. El tema de las suscripciones es bienvenido y es una de las formas en que se puede monetizar, en algunos casos se tiene éxito, no en todos. Los que tienen éxito son los que pueden tener también mayor calidad periodística.

Libertad de expresión, últimas noticias:

Bachiller en Ciencias de la Comunicación y egresado de la Maestría de Periodismo y Comunicación Multimedia. Siete años como cronista parlamentario.