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Domingo

Fotografía: La mirada de Jacques Burga

El ingeniero Jacques Burga llegó al mundo de la fotografía en busca de la pasión. Su trabajo ha aparecido en las revistas de moda más icónicas del mundo. ¿Cómo se retrata a Maluma desde Lima, cuando él está en Miami?

jacques
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Dice que pudo imaginar algunas cosas: el colapso efervescente, la muerte, la soledad. Que, quizá por esa manía de tener todo milimétricamente bajo control, buscó una aerolínea, compró un pasaje para el día siguiente y voló de París a Perú mientras pensaba: “Esto no se verá nada bien en diez días”. Era el cinco de marzo y el fotógrafo Jacques Burga buscaba un refugio: dejar un país que empezaba a desbordarse, cruzar el océano hacia un lugar donde el virus todavía sonaba lejano.

“Y fue anecdótico porque, apenas aterricé y al día siguiente los noticieros informaban del primer caso importado de coronavirus en Perú –recuerda–. Es decir, todo lo que estaba pasando allá se replicaría aquí. Fue inquietante”. Dos días después, se reportó el primer deceso. Los contagios despuntaron. Y para la tercera semana de abril, Perú ya figuraba en el segundo lugar de las naciones más afectadas en Latinoamérica y en el quinto a nivel mundial.

A Jacques le ha tocado ver ese denominado “efecto espejo”. Ha optado por confinarse en su casa de Lima, donde trabaja y organiza eventos benéficos como una subasta virtual para UNICEF, que reunió a íconos como Diane von Furstenberg, Amina Muaddi, Daniella Villegas, Tata Harper, Lady Amelia Windsor, y recaudó cerca de diez mil dólares. La solidaridad se ha impuesto como tendencia en ese rubro –que él tanto domina– y ha desbancado a la frivolidad.

Jacques Burga tiene 29 años y ha estado presente en las cuatro Semanas de la Moda más importantes del planeta. Pero mucho antes de todo, fue un chico que se entretenía tomando fotos solo para guardarlas en su computador. Su trabajo ha llegado a Vogue, Chanel, Vanity Fair, Harper’s Bazaar y Dior, pero hubo un tiempo en que aquello ni siquiera era una posibilidad. Ni siquiera al punto que estudió Ingeniería de Empresas en la Universidad del Pacífico.

Para referirse a su inmersión en el mundo de la fotografía y la moda emplea una frase que define, al mismo tiempo, su filosofía: “Tienes que amar la evolución de seguir un camino irregular, sin ataduras”. Ha contado, además, que fue practicante en una consultora de negocios de donde se marchó a los cuatro meses porque no soportó. A cambio, creó Lima Social Diary, la primera revista digital del país; se mudó a Londres a estudiar en Condé Nast College, hizo una pasantía en Vogue Paris y fue entonces cuando asistió por primera vez a una comisión que lo dejó desencajado. Fue, claro, una Semana de la Moda en la Ciudad de la Luz. Su carrera, desde entonces, ha ido en maratónico ascenso.

Disparo a la distancia

Su lente ha retratado a Winnie Harlow –la modelo negra que reivindicó el vitíligo–, Rita Ora,Caroline de Maigret, Coco Rocha, Luka Sabbat, Bianca Brandolini y hasta a Maluma. A este último le realizó una sesión por videollamada, ayudado por un asistente. Lejos de los estudios, la fotografía también ha buscado nuevas alternativas en medio de la pandemia. Todo pasa por la creatividad: pautó las tomas, se dispuso a retratar a larga distancia –Maluma estaba en Miami, empleó una aplicación desde donde podía controlar el shooting en tiempo real– y lo demás fue “orgánico”. Ahí vemos a Maluma, ese fenómeno, con una mirada sosegada, cubierto con notas adhesivas que dicen, entre otras cosas, “Música es vida”. Jacques busca “humanizar al personaje” y plasmar la “belleza de la pasión”. Es un credo y un método que ha pulido con el tiempo, inspirado en tres personajes de quien es devoto: la diseñadora Gabrielle Chanel, el polímata Leonardo Da Vinci y el poeta Jean Cocteau. No concibe un retrato sin sofisticación ni cadencia. ❖