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Martín Caspía: respirar o morir

Grabado con smartphones, dirigida vía Zoom, Hipoxemia, el primer cortometraje peruano realizado en cuarentena, está disponible en línea. El director Martín Casapía retrata el impacto que tuvo la pandemia en Iquitos a partir de las experiencias de su padre, un médico infectólogo que combatió en primera línea.

Abril fue un mes negro para el director de cine Martín Casapía. Desde Iquitos, su padre, médico infectólogo del Hospital Regional de Loreto, le contaba por teléfono las escenas de pánico que se vivían en los pabellones de contagiados por coronavirus: gente que no podía respirar, familiares implorando por un balón de oxígeno, cadáveres que desfilaban hacia los depósitos.

Conforme pasaban los días, Martín se iba enterando de la muerte de allegados: algún profesor de su excolegio o el papá de un amigo de la infancia. Vivió en Iquitos hasta que vino a estudiar comunicación audiovisual a Lima. Un día, sin embargo, la pandemia dio un zarpazo a su familia. Un tío suyo se contagió. La enfermedad consumió rápidamente sus pulmones. Necesitaba con urgencia un ventilador mecánico. No había camas libres en UCI. La familia comenzó una búsqueda a contrarreloj en hospitales y clínicas limeñas: “Hasta cotizamos un avión privado. Estábamos dispuestos a endeudar- nos. Pero nada se pudo hacer. Mi tío murió”, cuenta Casapía.

Esta dura experiencia lo llamó a escribir el guion de su próxima película, Hipoxemia, un cortometraje de 27 minutos cuyo título remite al estado crítico por el que pasan los pacientes Covid, cuando su nivel de oxígeno en la sangre es bajísimo, cuando sus funciones vitales se apagan. Casapía estaba en duelo por la pérdida de su tío y quiso contar todo lo que vio y oyó: “Lo necesitaba, fue catártico”, dice.

El corazón de esta ficción es Vania (Alessandra Fuller), una bachiller de medicina que viaja a Iquitos para combatir al coronavirus y que en el ínterin se contagia. Desde Lima, su padre, Wilfredo Morales ( Javier Valdés), está atado de manos por la cuarentena y se contacta con ella solo por videollamada.

Vania empeora. Y está a punto de morir a causa de la hipoxemia. Un médico le dice al padre que tiene poco tiempo para con- seguir un balón de oxígeno. El hombre colapsa. Vive pegado a la PC leyendo noticias, costean- do precios, viendo sufrir a su hija postrada en cama.

La trama es simple, pero retrata con crudeza -echando mano de imágenes reales- lo que vivió Iquitos, una de las ciudades que fue más golpeada por la pandemia en abril.

La productora LFANTE FILMS lanzó el teaser del corto hace unas semanas en redes sociales y muchos lo criticaron. Decían que no era el momento para una película sobre la pandemia. “La gente que muere es real y no una broma”, le escribió alguien a Fuller en el Twitter. Rápidamente, el director y la actriz aclararon que la producción no estaba aprovechando el momento, inclusive, no tiene fines de lucro.

No somos ajenos al dolor. El papá del director es médico. o tengo una amiga en Iquitos en primera línea. Ni actores, ni técnicos hemos cobrado un sol”, aclara la actriz.

Hipoxemia se estrenó el jue- ves pasado y podemos verla a través de Teleticket Play, pagando 10 soles por la entrada virtual. Lo recaudado por las vistas será usado para la compra de un concentrador de oxígeno para Contamaná, una ciudad de la selva loretana donde, según Casapía, la escalada de contagios no ha bajado.

En el reparto participa también el español Pedro Alonso (Berlín en La Casa de Papel), a quien Casapía conoció en el Festival Smart Films el año pasado donde se volvieron muy amigos al punto de llevarlo a conocer Iquitos, la tierra donde creció.

Todos los actores grabaron sus escenas de forma remota, con sus propios smartphones, en los que instalaron un par de aplicaciones que mejoraron la calidad de la imagen. Además de actuar, tuvieron que hacer de técnicos. Ellos mismos cuadra- ron sus planos y buscaron la mejor iluminación para sus tomas. Fueron dirigidos vía Zoom por Casapía.

“El corto ha sido grabado en formato screen movie”, apunta el director. Un subgénero del cine en el que la película es contada por completo a través de la pantalla de una computadora. Formato al que nos hemos acostumbrado por el confinamiento. Todo lo vemos a través de pantallas.

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