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Domingo

¿Por qué el gobierno peruano sigue recomendando la hidroxicloroquina para la COVID-19?

Estudios de todo el mundo aseguran que no sirve para combatir la COVID-19. Sin embargo, el gobierno sigue considerando a la hidroxicloroquina como la mejor opción disponible para enfrentar la enfermedad. El neumólogo Roberto Accinelli, consejero miembro del Comité de Expertos del Minsa, explica las razones que fundamentan esta decisión.

En los últimos días, con diversos estudios que señalan su inutilidad ante la COVID-19, la reputación de la hidroxicloroquina ha caído por los suelos.
En los últimos días, con diversos estudios que señalan su inutilidad ante la COVID-19, la reputación de la hidroxicloroquina ha caído por los suelos.

La evidencia parece ser cada vez más aplastante.

En las últimas semanas, no han dejado de aparecer estudios que –uno tras otro– aseguran que la hidroxicloroquina, el medicamento que Donald Trump se ufana de tomar, no sirve para combatir la COVID-19.

El jueves 7 de mayo, una investigación publicada en el New England Journal of Medicine concluyó que su uso no reduce la necesidad de asistencia respiratoria ni el riesgo de muerte de los pacientes.

Otra, difundida el lunes 11 en el Journal of the American Medical Association, mostró que la tasa de mortalidad de los pacientes que tomaron este medicamento fue similar a la de los que no la tomaron.

Y el viernes 15, otros dos estudios publicados en el BMJ (British Medical Journal) expusieron conclusiones similares.

La ciencia, a estas alturas de la pandemia, pareciera darle la espalda a este derivado de la cloroquina, usado tradicionalmente para males como el lupus y la artritis reumatoide.

Sin embargo, en el Perú la hidroxicloroquina sigue siendo la primera opción que el Ministerio de Salud (Minsa) pone a consideración de los médicos para enfrentar la enfermedad.

Así figura en el Documento Técnico: Prevención, Diagnóstico y Tratamiento de personas afectadas por Covid 19 en Perú, desde su primera versión, del 30 de marzo, hasta la última, del 8 de mayo.

¿Qué razones hacen que las autoridades del Minsa sigan confiando en este medicamento? ¿Qué saben ellas que no sabe el resto del mundo?

Para averiguarlo, DOMINGO le pidió al Área de Comunicaciones de esa cartera coordinar una entrevista con su vocero en el tema. Ellos nos pusieron en contacto con el médico Roberto Accinelli, miembro de su Comité de Expertos.

Catedrático de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, director del Instituto de Investigaciones de la Altura de esa casa de estudios, Accinelli es una autoridad nacional en el campo de la neumología y el único sudamericano galardonado con el Premio Mundial de Salud Pulmonar.

Él nos expuso, una por una, las razones de esta apuesta.

TORMENTA MORTAL

La primera cuestión era saber por qué, si hay tantos estudios que señalan la ineficacia de la hidroxicloroquina en el tratamiento de la COVID-19, el protocolo oficial del Minsa la sigue recomendando.

–El problema con esos estudios es que quienes los hacen no entienden lo que está pasando con el enfermo– dijo Accinelli. –Los enfermos no se están muriendo por la infección causada por el virus. Se están muriendo por la consecuencia de la infección, que es la tormenta de citoquinas.

La tormenta de citoquinas es una reacción inflamatoria a la infección, producida porque se activan grandes cantidades de leucocitos, que liberan, a su vez, grandes cantidades de citoquinas proinflamatorias. El pulmón colapsa y el paciente fallece en insuficiencia respiratoria y con falla orgánica múltiple.

–Si yo no trato la tormenta de citoquinas, los pacientes se me van a morir, no importa qué le dé como tratamiento antiviral– explicó el neumólogo. –Y en el Perú ya ha sido normado que el tratamiento para esta etapa es la metilprednisolona en 3 pulsos de un gramo, o en su defecto, la dexametasona.

Desde su óptica, ¿en qué están fallando los estudios internacionales?, preguntamos.

–El problema es que están dando la hidroxicloroquina tardíamente, en la fase de hiperinflamación, en plena tormenta de citoquinas–aseveró–, en donde los efectos de los antivirales no se podrán demostrar.

Según Accinelli, la hidroxicloroquina no salvará a un paciente en etapa hiperinflamatoria. La hidroxicloroquina actúa en los primeros días de síntomas, apenas se ha hecho el diagnóstico. Y lo que hace es, precisamente, evitar que el virus avance y desate la tormenta de citoquinas.

¿Cómo actúa exactamente la hidroxicloroquina ante el virus?

El experto explicó que la cloroquina y la hidroxicloroquina bloquean el receptor ECA2 de las células obstruyendo el ingreso del virus y, como incrementan el pH de las organelas de las células, impiden que el virus se reproduzca. Este efecto se descubrió en investigaciones posteriores a la epidemia de SARS 1 (ocurrida entre 2002 y 2004), cuando se exploraron diversos medicamentos usados en otras enfermedades.

–Este efecto era tan notorio que en uno de los artículos que se escribieron en esa época se dijo “ya tenemos el medicamento para la próxima epidemia de coronavirus”– dijo.

¿Qué investigaciones respaldan su eficacia contra el SARS-CoV-2?

Aquí aparece la controversia. Accinelli –y, por ende, el Minsa, que lo tiene como vocero– confía mucho en los estudios realizados por el infectólogo francés Didier Raoult, que ha sido duramente criticado por gran parte de la comunidad científica.

Como se sabe, a inicios de marzo, Raoult estudió a 14 pacientes COVID-19 con hidroxicloroquina, seis con hidroxicloroquina y azitromicina, y 16 con placebo. En el sexto día de la prueba, 14 de los 16 pacientes que no recibieron ningún medicamento seguían cargando el virus. De los que tomaron solo hidroxicloroquina, ocho de los 14 ya no mostraban el virus. Y de los seis que tomaron la combinación, todos estaban libres del virus.

Los científicos reprocharon al francés haber cantado victoria con una muestra tan pequeña. Roberto Accinelli afirmó al respecto que si con tan pocos pacientes hay diferencia significativa, con una muestra de tamaño mayor también la habrá.

Poco después, el marsellés presentó los resultados de un nuevo estudio hecho con 1,061 pacientes. En este, falleció el 0.75% de los infectados, mientras en Francia, sin estas medicinas, moría el 14%.

Tras este segundo estudio, a Raoult se le criticó que no trabajara con un grupo comparativo y se advirtió que su tratamiento podía ocasionar efectos secundarios de gravedad.

EFECTOS SECUNDARIOS

Esta es una preocupación de varias autoridades, desde la OMS hasta la FDA. Para Accinelli el tema está fuera de discusión: no hay efectos secundarios de gravedad.

–La cloroquina y la hidroxicloroquina son de los medicamentos más seguros que hay– dijo. –Son mucho más seguros que la isoniacida, el más usado contra la tuberculosis. Dicen que causa problemas cardíacos y que hay que tomar electrocardiogramas. Si fuera así, a todos los millones que han usado cloroquina contra la malaria les tendríamos que haber tomado electrocardiogramas. Y también a los miles que han tomado hidroxicloroquina contra el lupus y la artritis reumatoide.

El neumólogo señaló, en consecuencia, que no es necesario que los pacientes tratados tengan que estar hospitalizados. En el Perú –dijo– hemos curado centenares en su casa, sin efectos secundarios que reportar.

Pero para llegar a eso se tiene que cumplir un protocolo de atención temprana. El meollo de la cuestión. El arma que Accinelli, con toda su experiencia a cuestas, considera que será la que nos hará triunfar sobre la pandemia.

¿En qué consiste este protocolo?

Su fórmula es bastante simple: diagnóstico precoz, no en los hospitales, ya colapsados, sino en los centros de salud, y tratamiento inmediato en sus casas.

–La persona que tiene síntomas debe acudir lo más pronto posible al centro de salud– explicó. –Allí, el médico debe diagnosticarlo y darle el tratamiento indicado –hidroxicloroquina o, en su ausencia, ivermectina. La medicina comenzará a actuar de inmediato y en poco tiempo se sentirá mejor.

Accinelli reitera que la medicina no servirá de nada cuando la tormenta de citoquinas esté atacando al paciente. Por eso, cuanto antes se actúe, será mejor.

Reportero. Comunicador social por la UNMSM. Especializado en conservación, cambio climático y desarrollo sostenible. Antes en IDL Reporteros y Perú.21. Premio Periodismo Sustentable 2016. Premio Especial Cáritas del Perú. Finalista del Premio Latinoamericano de Periodismo de Investigación 2011.