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Domingo

Matilde Caplansky: “Los viejos no necesitamos morirnos para que los demás vivan, eso es un mal chiste, es macabro”

Psicoanalista.

entrevista
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De encierro a encierro. Conversar por teléfono con la doctora Matilde Caplansky, en medio de la cuarentena ordenada por el gobierno para contener el avance del Covid-19, puede ser fascinante. Vamos a tratar de entender cómo afecta esta crisis a la psicología de los peruanos, pero a la vez vamos a repasar pinceladas de su vida, y a conocer la manera en que ella misma afronta este confinamiento obligatorio. ¿Quiénes seremos después del coronavirus? La psicoanalista responde.

Don Marco Aurelio Denegri, que era absolutamente exagerado y se reconocía como un misántropo,alguien que disfrutaba poco de la compañía de otros,decía que él solo podía soportar por cuatro horas a una persona y que luego embrutecía. Con ese antecedente, ¿cuánto daño nos hace permanecer tanto tiempo en cerrados con otras personas?

Escúcheme algo, Emilio. En este tiempo de pandemia se nos presentan solo dos alternativas. O se muere usted por el virus, o se muere usted de hastío y aburrimiento.

Hay que preferir la segunda opción entonces.

¡Sin ninguna duda! Por aburrimiento nadie se muere pero por el virus sí. Entonces, lo de Denegri era exagerado en ciertas circunstancias de la vida, porque, a ver, cuando uno se enamora, al inicio, puede estar más de cuatro horas con una persona. Cuando el amor ya se desarrolla y se convierte en una amistad amorosa y conyugal, puede estar solo unas cuatro horas. Mi abuela, que era una persona muy sabia, solía decir esta frase que le regalo: “No te cases con alguien con quien no puedas conversar más de cuatro horas”.

Gran consejo.

¿No es cierto? Además, uno tiene muchos amigos con los que uno puede conversar largo, y no solo de amor. Y a veces, cuando encontramos una persona, podemos decir: “Uy, nos pasamos horas conversando”.

¿Qué es lo peor de este encierro para usted?

Frente a la muerte no hay nada peor. Y ese es el punto. Pero si hubiera que señalar algo peor en esta situación, quizá sea el no reconocer nuestras posibilidades y nuestros límites. ¿Qué hago yo para estar tanto tiempo en un mismo sitio y cuáles son mis recursos? Y es impresionante lo creativos que podemos ser los seres humanos. Ahora, hablemos de la clase media profesional, vivimos bastante mal. Somos muy desordenados y a veces sucios. Tenemos empleadas y, ahora que no están, las casas sufren el desorden.

Así que este encierro nos está enseñando a hacer las tareas domésticas.

¡Pero claro! Ya no hablemos de la comida, como acá en Lima todos somos cocineros, más o menos que nos arreglamos. Pero limpie usted, encere, ocúpese de la limpieza en el baño, todo eso toma un par de horas. Y eso tiene una importancia. Hay personas que viven 20 años en un sitio y no han movido un libro nunca.

Dicen que esta cuarentena, más allá de la importancia que tiene para la salud pública, también es un acto solidario, que nos cuidamos para cuidar a los demás…

Es algo que nos hacía falta. Hemos vividos anómicamente desde la guerra contra Sendero y perdimos muchas referencias. A mí no me gusta cuando la gente dice “se han perdido los valores”. La gente tiene o no tiene valores. La distinción del bien o del mal es algo que se desarrolla a temprana edad.

Pero un acto solidario bastante cómodo,desde nuestra individualidad,rodeados de nuestras cosas…

En la mayoría cómodo, pero para otros no tanto. Depende de los recursos económicos y mentales de cada quien. La gente con más recursos tiene espacios más grandes, y en estas circunstancias el espacio es fundamental, está probado. A menos metros cuadrados, más neurosis. Es básico eso. Las casas siempre serán mejores. Ahora, también hay gente que tiene necesidad de mayor aislamiento. Lo de Denegri parece exagerado, pero hay personas que estamos acostumbradas a estar solas. Por ejemplo, yo soy hija única. Yo salía de chica con mis amiguitas o mis primitas, pero en casa siempre estaba sola.

Entonces esta cuarentena no la ha afectado tanto.

No. Y ahora que soy viuda, hace cuatro años, menos. Tuve un matrimonio de 50 años, con un marido genial. Y el éxito de nuestro matrimonio fue que durante la semana nosotros dormíamos pero no vivíamos juntos, cada uno trabajaba.

¿Se puede ser empático con los demás en medio del miedo? ¿El miedo,por el contrario,nonos vuelve egoístas?

Sí, pero también es cierto que la sublimación existe. Podemos transformar esa pulsión de miedo en una cosa más sublimada y decir: “Yo también soy del género humano y todo lo que pueda hacer por los demás, lo voy a hacer”. O también se puede caer en el miedo, el terror y la fobia, que sería fatal.

¿Qué miedos se desatan en estas circunstancias?¿El miedo a la muerte?¿El miedo a contagiar a las personas que amamos?¿El miedo a ser excluido por estar enfermo?

Yo creo que el más básico. Pero hay dos niveles. Primero un nivel social. No sé si vio el discurso de Angela Merkel, la canciller alemana. Fue muy interesante. Tuvo que hacer un discurso en los medios, por primera vez, para hacerle saber a sus paisanos que era necesario que obedezcan. Lo que pasa es que el alemán tiene la lógica de que a él nadie le manda, valoran el libre albedrío por sobre todas las cosas. Pero la señora Merkel tuvo que salir con su discurso, recordar que hay miles de muertos en Italia, en España, y en Suiza, proporcionalmente, y que están colapsados. Entonces, el primer miedo básico tiene que ver con la capacidad de huir de lo que nos atemoriza y de escondernos. Eso es algo que tratamos de preservar todos, nuestra posibilidad de huir. Pero si nos dicen “Te quedas acá encerrado”, limitan eso. Y nuestro primer miedo, como es obvio, es a morir. O dicho de otra manera, el más grave, el más inapelable de los horrores es a la muerte. Ahora, cómo sobrellevamos eso. De acuerdo a nuestro grado de civilización. De acuerdo a nuestra capacidad de discriminar lo que es bueno y lo que es malo. Por ejemplo, seguramente que usted escuchó que esto se iba a prolongar, que iban a ser más días, y como usted muchos más lo escucharon: la gente estaba preparada. Lo sabíamos y no fue una sorpresa la prórroga.

Y el hecho de que aceptemos eso,es un mecanismo de defensa.

Lógico, atenúa la angustia. Comprendemos que son necesarios unos días más para salir, y vamos a salir.

¿Ha tenido pacientes médicos?

Claro. Yo soy terapeuta hace cincuenta años. Quién no pasado por acá.

¿Qué deprime a un médico?

Lo mismo que a un carpintero o a un zapatero: el miedo a morir.

¿Y en estas circunstancias cómo pueden enfrentar los médicos, las enfermeras, esta proximidad a la muerte?

Los médicos niegan esa proximidad, para ellos no existe. Nos convertimos en monedas, en tornillos, en una madera que hay que tallar. Dejamos de tener carne y hueso. Los médicos hacen caso omiso de lo carnal.

¿Pero esta situación tan dura no los afecta?

Yo creo que sí. Hay unos más sensibles que otros. Hay en ellos muchas gamas. ¿Usted ve una serie que se llama Gray’s Anatomy?

Sí,la he visto.

Bueno, allí tiene usted la gama de médicos, de todos los colores. Está muy bien hecha psicológicamente esa serie, dando los perfiles varios que tienen los médicos.

La población respaldó a un capitán del ejército que agredió a un muchacho que no respetó la cuarentena en Piura. Parece que a los peruanos todavía nos gustan estas soluciones violentas.

Bueno, Urresti es la prueba de eso. Yo creo que el orden patriarcal ha hecho lo suyo durante siglos. Nos gusta la cosa del macho.

Otra cosa que tampoco cambia es la violencia contra la mujer.A pesar que estamos en cuarentena, el ministerio de la Mujer ha recibido 600 llamadas relacionadas con este fenómeno. En este momento las mujeres se ven obligadas a vivir con sus agresores.

Eso es atroz. Es un mal endémico que va a demorar mucho en solucionarse. Entre lo tanático y lo cultural, estamos fregados.

¿Qué papel juega en estas circunstancias el presidente Vizcarra, que ya es un personaje de la TV,con sus mensajes del medio día?

Mire, me parece que es un hombre que está liderando con las condiciones adecuadas para este momento. Es un hombre sencillo, provinciano, ponderado, también me parece pragmático. Nos trata con la tranquilidad que no nos daría un borracho, un ladrón o un playboy. Realmente sabe liderar el país. Acá se cumple el dicho: “En el momento justo y la manera justa”. Lo que los gringos dicen: “In the right moment, at the right place”. Lo escuchamos todos los días porque lidera, aparte de que tenemos intereses profundos e inmediatos en lo que dice.

Le pongo un escenario.¿Qué haría si hoy la llamara el ministro de Salud para proponerle que se encargue de un plan para medir el impacto psicológico que tuvo la cuarentena entre los peruanos?

Si se trata de saber cómo lo afrontaría,eso es relativamente fácil. Hay muchas cosas ya escritas en el mundo para saber qué hacer en caso de pandemias o situaciones de guerra,hay mucho material. Ahora si usted me pregunta si yo aceptaría, esa es otra respuesta. A esta edad no aceptaría porque es un trabajo de la gran flauta, y yo no estoy jubilada,me jubilaré en los Jardines de la Paz,pero meterme en un equipo de investigación para saber qué pasa en el Perú después de esta pandemia, es un trabajo grande,de un equipo grande.

Hay algo que tendremos que discutir cuando esta crisis acabe, esa cosa amoral de creer que los adultos mayores son prescindibles. Eso hizo que algunas potencias actuaran con lentitud a la hora de ordenar cuarentena general a su población.

Es bastante cruel. Esos memes en los que dicen: “A ver, viejitos, muéranse de una vez para que los demás podamos sobrevivir”. Y tampoco es cierto. Los viejos no necesitamos morirnos para que los demás vivan,es un malchiste,es macabro.

Sea honesta, en esta situación ¿cuánto ayudamos los medios?

Yo creo que lo hacen bien. Están moderados.

¿Y somos empáticos los periodistas?

Sí, aun que no puedo hablar por todos. Yo sigo a La República , a El Comercio y Canal N. Y en RPP, a Jaime Chincha. Y luego veo El País , y otros medios de fuera, soy medio huachafosa para eso.

¿Es una fantasía pensar que todo volverá a ser como antes cuando acabe esta crisis?

Bueno, es una fantasía y en rigor un deseo, que si vivíamos muy bien, vuelva ese bienestar. Pero creo que esto nos va a marcar seriamente. Siempre que somos visitados por la muerte, los seres humanos cambiamos. Sea porque nos enfermamos o porque perdemos a un ser amado, nunca más somos iguales.

¿Nunca más seremos iguales?

Nunca más.

Periodista formado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es editor y reportero del suplemento Domingo de La República. También ha publicado en el diario El Tiempo de Colombia y La Tercera de Chile. Fue reportero de la sección política de este diario. Tiene un blog sobre fantasía (cuervosobrepalas.wordpress.com) y otro en el que comenta su trabajo periodístico (cambiodetitulares.wordpress.com)