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Las “misses” de los nuevos tiempos

Los concursos de belleza en el mundo están tratando de modernizarse. Ahora, algunos permiten la participación de mujeres trans. Otros han retirado el desfile en bikini. Y hasta enarbolan parte de las demandas femeninas. ¿Es un aporte real o puro márketing? Para dilucidarlo, hablan la mayor organizadora de estos certámenes en el Perú y una feminista estudiosa de los temas de género.

Hace unos días, una bella madre y empresaria de 35 años se convirtió en Miss Alemania, rompiendo así una tradición que se mantuvo a lo largo de los 99 años que tienen los certámenes de belleza, desde que unos empresarios de Atlantic City decidieron crear uno para impulsar las ventas de sus negocios: que una reina debía ser soltera (en lo posible, virgen), sin hijos y, sobre todo joven, muy joven.

Pero Leonie von Hase, la flamante Miss Alemania que ya lucía patitas de gallo al sonreír por su triunfo, es sólo una más de las reinas elegidas en concursos de belleza decididos a demostrar que son capaces de romper parámetros hasta hoy inamovibles: el 2018, Ángela Ponce, una bella mujer trans, fue elegida Miss España y, hace un par de meses, Swe Zin Htet, Miss Myanmar, reveló que era lesbiana en pleno Miss Universo.

Aquí, sin ir lejos, las participantes del Miss Perú 2018 optaron por dar, en lugar de sus medidas corporales, las cifras de la violencia contra la mujer. Jessica Newton, presidenta del Grupo Elite, organizadora del certamen, cuenta cómo se dio: “Cuando volvimos al concurso (estuvo fuera de la organización por un tiempo), vimos que era una plataforma que ya no funcionaba, al menos para mí. Y cuando vuelvo a Miss Universo, me preguntan cuál es la tónica que quiero tomar, y yo digo que esa plataforma, que es potente, porque todas las niñas quieren ser reinas, no podía seguirles diciendo que lo único importante es verse bonitas, maquillarse y hacerse el cabello”.

¿Y basta que pueda ser elegida una mujer trans o que una mujer con hijos gane, o que las concursantes hablen de la violencia contra la mujer para asegurar que van a tono con las nuevas banderas femeninas?

Daniela Meneses, abogada con una maestría en Políticas Públicas en University College London y que ahora hace una maestría en Género en London School of Economics opina que no. “Yo prefiero ver con una perspectiva crítica cuando los productos comerciales (que al final es lo que son los concursos de belleza) hacen suyas las demandas del feminismo. Cuando los temas feministas llegan a espacios más masivos traen sin duda algunas consecuencias positivas, pero siempre hay que preguntarnos cuál es el costo: ¿qué ideas, luchas, complejidades, matices se están perdiendo en este camino?”

La belleza como eje

Le preguntamos a la ex Miss Perú si, con todos los cambios, estos certámenes siguen siendo concursos de belleza y ella responde: “Yo creo que sí, porque la belleza se aplica a todo y de alguna manera lo que cambia es el interior, pero sigue siendo un certamen de belleza” Y agrega: “Pero creo que, además, le dice a todas las mujeres que tienen todo el derecho de sentirse bellas. Que sentirse bella no es un pecado. Que el hecho de que una mujer sea exitosa en el campo laboral, no la limita en seguir siendo mujer”.

Pero, ¿la belleza sigue siendo el eje del concurso? “Yo creo que el eje al final es el desarrollo personal. Cuando uno se pone en una pasarela, no estás pensando en qué tan linda eres, estás pensando en tu seguridad, tu autoestima, en saber controlar los nervios. Hay un montón de factores que se desarrollan en una mujer cuando compite”.

A su turno, Daniela Meneses puntualiza: “Más allá de que haya secciones de preguntas o premios de distintas categorías, al final del día lo que se premia es cómo se ve una mujer, ¿no? En ese sentido, es un espacio donde -por más que lo quieran matizar o vender de otra manera- lo único en juego es quién es considerada más bonita, y todo lo otro pasa a un quinto plano”.

De otro lado, hace un par de años, el concurso Miss USA (distinto al Miss América) decidió suspender el “tradicional” desfile en traje de baño, quitando una buena porción de piel en la pasarela, algo que Jessica Newton no aprueba: “¿Por qué vas a taparte para evitar que te toquen? Tengo el punto de vista distinto: los derechos o la evolución de los derechos parten de que yo no tenga que limitarme para no ser agredida. Si no, volvemos a los dichos populares de ‘tú tienes la culpa por llevar la falda corta’ o ‘por ser demasiado sexy’. No. Las mujeres debemos ponerlos un traje de baño, desfilar por una pasarela, salir como queramos, y nadie tiene derecho a tocarnos”.

¿Empoderamiento?

Muchos promotores de los concursos de belleza señalan que estos empoderan a la mujer, más aún ahora, que promueven otros atributos más allá de los físicos. Daniela Meneses les responde: “Hoy en día la palabra empoderamiento está en todas partes y se usa para absolutamente todo: un concurso de belleza te empodera, una ropa de baño te empodera, un lapicero te empodera… Por eso yo cada vez que escucho a alguien decir que algo empodera, le pregunto: ¿me empodera para qué? Y la verdad no se me ocurre mucho a qué exactamente me podría empoderar un concurso de belleza”.

Sin embargo, la estudiosa de género no descarta que los certámenes de belleza tengan algún efecto positivo: “Por ejemplo, cuando las mujeres en el Perú hablaron de las cifras de violencia, bueno, al menos llevaron la conversación a un espacio donde normalmente no aparece. Cuando Miss España, Ángela Ponce, se volvió la primera mujer transgénero en competir en Miss Universo espero que haya conseguido que más personas amplíen su idea de lo que es ser mujer. Pero no hay que idealizar qué tanto poder tengan estos actos: no lo olvidemos, todo esto sucede igual en el marco reducido de los concursos de belleza, que siguen sin duda siendo tremendamente excluyentes".

Atributos de reina

Hasta hace unos años, los requisitos para participar en un concurso de belleza eran muy rígidos (entre 18 y 24 años, ser soltera, sin hijos, medidas de 90-60-90 y otras más centradas en el aspecto físico), pero los tiempos han ido cambiando. “El primer requisito que hemos cambiado es que Miss Universo te dice que deben tener entre 18 y 28 años. Y nosotros lo hemos seguido, pero a raíz de lo sucedido el año pasado (la miss Perú Anyella Grados fue destituida por ser vista en estado de ebriedad), vimos que una niña de 19 años no está lista para ser la representante de la mujer. Lo hemos subido, en principio, hasta los 20”, detalla Jessica Newton.

¿Pero cuáles son los requerimientos en términos físicos?, insistimos. “Que sea una mujer bella. No hay altura, peso, medidas, porque las mismas medidas o el mismo peso no funcionan para todas”.

Y aunque la presencia de mujeres trans le parece fabulosa, no se muestra tan entusiasta con otros cambios, como la participación de mujeres con hijos, como Leonie von Hase. “No es igual la mujer que tiene hijos que la que no. Yo no podría enviar a una señora a que viaje todos los fines de semana a recorrer el país y deje a su hijo con quién sabe quién…”

¿Y una gordita podría ser Miss universo o Miss Perú? “Es complicado –responde con cautela-, porque, cuando una persona está fuera de su peso, tiene muchas debilidades cuando se trata de la autoestima".

La ex Miss Perú critica que haya ideas que han quedado estereotipadas sobre las reinas de belleza. “Por ejemplo, ‘las reinas son brutas’. ¡No, no son brutas!”, asegura enfática.

Y es verdad. Ninguna mujer debe ser calificada de bruta, porque el coeficiente intelectual es algo más que un paporreteo apresurado. A lo más, de un poco confundida, como aquella Miss Panamá que, en el concurso Miss Universo del 2009 , señaló muy segura que Confucio era “un chino que inventó la confusión”.

Periodista por la UNMSM. Se inició en 1979 como reportera, luego editora de revistas, entrevistadora y columnista. En tv, conductora de reality show y, en radio, un programa de comentarios sobre tv. Ha publicado libro de autoayuda para parejas, y otro, para adolescentes. Videocolumna política y coconduce entrevistas (Entrometidas) en LaMula.pe.