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Domingo

¿Qué hacemos con los taxis colectivos?

Bloquean las vías, violan las reglas de tránsito y están fuera de la ley, pero muchos limeños los consideran su mejor opción para llegar rápida y cómodamente a sus destinos. Esto es lo que se propone hacer la Autoridad del Transporte Urbano (ATU) para acabar con la dependencia de los temerarios taxis colectivos.

Javier, un ingeniero que va hasta el Puente Primavera, dice que se ahorra una hora de viaje. Milagros, azafata de un casino por CERES, que puede descansar una hora más en cama. Daniela, administradora, que no extraña los días en que tenía que salir a las seis y media para llegar a tiempo a su oficina en el Jockey.

Todos ellos son parte de una fila de 30 personas apostadas a esta hora, alrededor de las 8 de la mañana, en el paradero de taxis colectivos de la Primera de Pro, en San Martín de Porres.

La fila se mueve a gran velocidad. Los pasajeros abordan de 10 en 10 unas minivanes que aparecen cada 3 minutos. En media hora, unas 100 personas han partido de esta agitada esquina de Lima Norte hacia el otro lado de la ciudad, hacia los paraderos más importantes de la Panamericana Sur: Santa Anita, Javier Prado, Atocongo...

A unos metros, en la Panamericana Norte, buses de VIPUSA o Los Chinos, que hacen la misma ruta que los colectivos, pasan a la mitad de su capacidad. Mientras que en el paradero de los taxis colectivos, la gente no deja de llegar.

A las 8:41 abordamos una de las minivan. En el camino, Karen, una oficinista que trabaja cerca del Puente Santa Rosa, nos cuenta que prefiere este tipo de transporte no solo porque va rápido sino porque va sentada. En Los Chinos paga 3 soles; aquí, 6.50. Es más del doble, sí, pero llega a su trabajo en la mitad del tiempo. Y cómoda.

Cuando llegamos al paradero final, el Puente Atocongo, en San Juan de Miraflores, el reloj marca las 9:36. El colectivo ha hecho el viaje en 55 minutos.

RAPIDEZ Y COMODIDAD

Los taxis colectivos urbanos están fuera de la ley. Como explica Luis Quispe Candia, director de la ONG Luz Ámbar, no están reconocidos dentro del Reglamento Nacional de Administración de Transporte. Son obsoletos dentro de un modelo que propone el uso de buses de gran capacidad. Obstaculizan el tránsito en la ciudad. Por no hablar de que sus conductores parecen tener debilidad por violar las reglas de tránsito.

Sin embargo, para muchos limeños y chalacos constituyen la mejor –y a veces, la única– alternativa que tienen para transportarse en forma rápida y cómoda hacia sus destinos.

Esta semana, el paro que los colectiveros realizaron para exigir que los formalicen volvió a poner el foco sobre este controversial sistema de transporte.

Varias autoridades, comenzando por el alcalde de Lima, Jorge Muñóz, y la presidenta de la Autoridad de Transporte Urbano (ATU), María Jara, no solo deploraron los hechos de violencia cometidos por los choferes, sino que dejaron en claro que el servicio que prestan ni siquiera debería existir.

Pocos repararon en la situación de los ciudadanos que viven en las zonas periféricas de la capital, para quienes el actual sistema de transporte significa viajar en condiciones deplorables y perder horas de sueño.

–El servicio metropolitano de transporte no tiene capacidad de servir a las personas– dice Ramón Rubín, dirigente de los colectiveros. –Por eso vemos Naranjal colapsado, el Metro colapsado y los corredores que tienen un sistema de sube y baja que cansa al pasajero.

–El auto colectivo no es sino resultado del deficiente servicio de transporte urbano– dice, por su parte, Quispe Candia.

De acuerdo a sus cálculos, en Lima y Callao hay unos 150 mil vehículos que prestan este servicio, que hacen unos siete millones de viajes al día.

Aunque es un convencido de que es necesario reemplazarlos con buses modernos y de gran capacidad, el especialista reconoce que para buena parte de la población, no hay otra forma de movilizarse en la ciudad.

No hay suficientes vehículos. En hora punta, los buses de los corredores pasan repletos. Y lo más grave: no tienen una frecuencia establecida– dice.

¿Qué hacer?

PRIMERO, EL DIAGNÓSTICO

Para María Jara, la presidenta de la ATU, la respuesta es una sola: acelerar la implementación del Sistema Integrado de Transporte (SIT). Como se recuerda, este proceso quedó estancado luego de que la gestión de Luis Castañeda anulara 31 de los paquetes disponibles para los cinco corredores complementarios.

En reunión en sus oficinas, en un alto al monitoreo del paro que los colectiveros supuestamente iban a realizar el viernes 29 y que, al final, no se llevó a cabo, Jara y su equipo explicaron el estado de la situación:

El SIT debería contar con entre 15 mil y 18 mil buses de gran envergadura. Actualmente, solo hay 600 en el Metropolitano y 800 en los corredores. En los corredores debería haber más de 5 mil, pero las licitaciones no han sido completadas.

–Hoy los corredores están funcionando al 20% – dice Jara. –Al día de hoy ya deberíamos haber tenido corredores complementarios, corredores de integración, sistema de recaudo, toda la malla funcionando.

Lo primero que hará la ATU es concluir el Plan Maestro de Transporte Urbano, a más tardar en mayo. Tendrán así un diagnóstico claro de cómo se mueven las personas en Lima y Callao. Podrán saber cuál es la verdadera demanda, si es necesario reacomodar rutas y en cuáles colocar más vehículos.

Jara calcula que a finales del 2020 iniciarán la licitación de los paquetes faltantes de los corredores complementarios, con lo que a mediados de 2021 ya se podría contar con la nueva flota de buses en las pistas.

Le recordamos que los usuarios prefieren los taxis colectivos por dos razones principales: velocidad y comodidad.

La presidenta de la ATU dice que cuando se incorporen los nuevos buses, los taxis colectivos tendrán que salir definitivamente. Y que eso permitirá que estos buses vayan a mayor velocidad que el promedio actual.

¿Y el comfort? Jara reconoce que en los buses patrón no todos los pasajeros podrán ir sentados, pero agrega que, al ser considerado un servicio público, el Gobierno podría dar incentivos a las empresas para que ofrezcan condiciones de comodidad a los usuarios.

–Ciertamente, el desafío que tenemos es un desafío para todos– dice. –Es acomodar tu dinámica de vida para poder tomar un poco más de tiempo y poder privilegiar el servicio del transporte formal. El compromiso de la ATU es ir avanzando lo más rápido posible para ir elevando el estándar.

¿Qué pasa mientras tanto con la gente que tiene que seguir tomando taxis colectivos para llegar al estudio o trabajo?

Jara sabe que en este momento no puede pedirles simplemente que dejen de hacerlo.

–Es lo que tú has dicho. Es la única posibilidad que tienen en este momento. Las decisiones que toma la autoridad no son para castigar al usuario. Nuestro desafío es generar las condiciones para llevarles oferta de transporte formal a ellos.

RECUADRO

“Con el SIT desaparecerán los colectivos”

Luis Quispe Candia

Director de ONG Luz Ámbar

Los autos colectivos han ido creciendo en los últimos años porque en muchas zonas de la ciudad la población no tiene otra forma de movilizarse. Porque tenemos una situación caótica en el transporte urbano en Lima y Callao. Sin embargo, el servicio que prestan no es legal, no están autorizados para hacerlo en las ciudades. Y no lo están por la sencilla razón de que ocupan demasiado espacio y lo que requiere la ciudad es un servicio integrado con buses de gran capacidad. Cuando se implemente el Sistema Integrado de Transporte, los autos colectivos van a ir desapareciendo sin necesidad de ningún operativo. Al ser un servicio integrado, permitirá al pasajero hacer trasbordos pagando un solo pasaje. Si vivo en Carabayllo y pago 5 soles en colectivo para ir al centro, el bus me traerá por 3 soles. Los buses van a ofrecer viajes más cómodos y cuando salgan los taxis y autos colectivos de las calles –que son el 70% de los vehículos que circulan en Lima y Callao–, con la vía descongestionada, podrán ir más rápido.

Reportero. Comunicador social por la UNMSM. Especializado en conservación, cambio climático y desarrollo sostenible. Antes en IDL Reporteros y Perú.21. Premio Periodismo Sustentable 2016. Premio Especial Cáritas del Perú. Finalista del Premio Latinoamericano de Periodismo de Investigación 2011.