ONP, mayo 2024: cronograma de pagos
Domingo

Maritza Espinoza: Menti- Rosita

“Esta semana me convencí de que, si Pinocho hubiera tenido una hermana melliza, esta ostentaría los mismos bucles castaños de la disuelta congresista”.

Maritza Espinoza
Maritza Espinoza

Durante meses, como todos los peruanos, me la pasé tratando de adivinar si doña Rosa Bartra era un efecto de Instagram o el personaje principal de alguna pela de terror, pero esta semana me convencí de que, si Pinocho, el mentirosillo hijo del buenote de Gepetto, hubiera tenido una hermana melliza, esta ostentaría los mismos bucles castaños de la disuelta congresista y la misma carita de estar eternamente chupando limón. Eso, sin contar con que su voz tiene ese efecto chirriante de la tiza rayando el pizarrón y escucharla -y, peor aún, mirarla- hablar es tan irritante como encontrarse con una mosca peluda en el plato de sopa.

A estas alturas, ya no me cabe duda: doña Rosita nació justo cuando Dios estuvo enfermo, grave, y para colmo ya se le habían terminado las reservas de empatía y don de gentes. Entonces, es fácil entender que, por flojera divina o afán de compensación, la dotara de esa capacidad infinita para retorcer la verdad, tanta que el pastorcillo mentiroso de la fábula es George Washington comparado con ella.

Y es que, en la entrevista que tuvo con Patty del Río el miércoles pasado, la congresswoman más altisonante de Fuerza Popular se convirtió en la encarnación misma -¿o será enmaderación?- del muñequito mentiroso, sobre todo cuando, con la cara más dura del planeta, hizo como que leía las conclusiones del informe que nos costó seis millones doscientos mil soles y "agregó", como si nadie se fuera a dar cuenta, el nombre de Alan García a la lista de personajes (página 520) a los que la comisión que presidió recomendaba sancionar en el marco del proceso Lava Jato.

"¿Blindar yoooo al doctor Alan García? ¡Jamás!", repetía como un mantra Menti-Rosita, como si solo por el gorgojeo de su voz de cacatúa la ciudadanía fuera a creerle y olvidar que, en la cúspide del poder de la mototaxi naranja, no hubo cuello blanco que no protegieran ni Señora K que resultara tocada por el pétalo de rosa de la más tímida investigación.

Malas juntas

Nadie sabe lo que le ha pasado a doña Verónika Mendoza, aquella joven y carismática candidata que, en las elecciones del 2016, desarmó a más de un momio local con su encantadora sonrisa, su fluido quechua y sus maneras de "gauche française" que hicieron soñar a muchos de sus fans con que, por fin, aquí estaba, aquí llegaba, el nuevo rostro de la zurda peruana, la chola de La Sorbona, la que podía dar guerra a la derecha y llevar por fin a las infinitas fracciones de la izquierda, cual bonito imán con flores en las orejas, a reunirse otra vez, convivir en paradisíaca armonía y llegar al poder en medio de canciones de George Moustaki y poemas de Javier Heraud.

Pero resulta que, tras la accidentada actuación de los veinte congresistas que llevó al Parlamento -quienes, fieles a la vieja tradición de la izquierda peruana, terminaron dividiéndose y sacándose fraternalmente los ojos con sus semejantes ideológicos-, ahora la Vero ha decidido ir de todas maneras al 2021 en nuevas compañías y no ha tenido mejor idea que juntarse con don Vladimir Cerrón, esa joyita que ocupa el cargo de gobernador de Junín y que, entre sus múltiples virtudes, tiene una sentencia en segunda instancia por corrupción (negociación incompatible y aprovechamiento del cargo, reza la acusación) y, por si fuera poco, es enemigo acérrimo del enfoque de género en la educación y sufre unos arranques de xenofobia que ya quisiera don Ricardo Belmont -by the way, su candidato a la las recientes municipales limeñas- para un día de furia.

Como fresita en el pastel, Verónika también se ha jalado a la fiesta a Yehude Simon, el expremier del segundo gobierno de Alan García (justo cuando el Baguazo, ¿remember?) y uno de los más flamantes implicados en el tema Odebrecht, según testimonio de Jorge Barata, quien -olvidadizo él- no recuerda si es o no el dueño del codinome Sipán, pero de que recibió aporte de campaña, recibió.


En el camino, Verónika ha perdido a algunos de los rostros más emblemáticos de su movimiento, que renunciaron espantados de sus nuevas juntas, así que es un misterio cómo le irá en la próxima campaña presidencial. ¿Llegará a segunda vuelta, como el 2016? No sabemos. Lo único seguro es que, si quiere por lo menos pasar la valla electoral, tendrá que seguir tragándose varios sapos con sabor a soledad.

Periodista por la UNMSM. Se inició en 1979 como reportera, luego editora de revistas, entrevistadora y columnista. En tv, conductora de reality show y, en radio, un programa de comentarios sobre tv. Ha publicado libro de autoayuda para parejas, y otro, para adolescentes. Videocolumna política y coconduce entrevistas (Entrometidas) en LaMula.pe.