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Jely Reátegui: “Durante mucho tiempo sentí que no iba a ser exitosa en nada”

Jely Reátegui se presentará este 2 de noviembre en TEDx Lima-2019.
Jely Reátegui se presentará este 2 de noviembre en TEDx Lima-2019.

En una hora, después de esta entrevista, Jely Reátegui (31) estará flotando en una cabina hermética llena con agua y minerales, como una astronauta en entrenamiento de la NASA. No, la actriz no se prepara para ir a la Luna, lo hace con fines terapéuticos para aliviar el dolor muscular que dejaron en su cuerpo días de rutinas extremas.

En una semana se estrenarán dos obras teatrales que le demandan gran resistencia física, la comedia Los cops (Sala de Parto) donde actuará como un sensual hombre policía, y la función infantil Viaje de la luz (Gran Teatro Nacional). Los ensayos han sido agotadores, y Jely necesita relajar el cuerpo. Y es que un día eres joven y al otro necesitas de un buen spa para recobrar el equilibrio.

Ahora, mientras conversamos, la actriz apura un bocado de su almuerzo, y luce algo ansiosa, “estoy bien thriller [de terror]”, dice con esa vocecilla medio achorada, la cara enmarcada en ese corte de pelo de muchacho. El pretexto para acercarnos a ella –iquiteña de nacimiento, de madre con ascendencia china– es hablar de su aparición en la tercera edición de los TEDx Lima-2019, esas charlas motivacionales en las que personalidades con diferentes experiencias desarrollan un tema durante 15 minutos frente al público. Jely confiesa que se sorprendió cuando la llamaron. “¿Qué tendría que decir yo?”, se preguntó.

La multifacética actriz, a quien vemos en el teatro, el cine y la televisión, hablará del juego, ese estado esencial de los niños que los adultos van perdiendo por miedo al ridículo, y hablará también del bullying escolar que la volvió una niña insegura.

Tú eres muy espontánea, Jely, y por los comentarios que hiciste alguna vez en público te convertiste en el ídolo y la piñata de la gente. Hablamos de la crítica a la actuación de Angie Arizaga y Nicola Porcella en Ven, baila, quinceañera,y lo que dijiste sobre la maternidad en un programa de TV: que no eres mamá porque ‘te daba flojera’. ¿Te trae muchos problemas el ser deslenguada?

• Sí, eso me ha generado varios problemas y he aprendido a ser menos deslenguada [pausa, mira al vacío, se ríe] ¡No mentira! Me gusta ser frontal y Lima es una ciudad donde la gente no está acostumbrada a que les hablen directo. Es raro, nos jactamos de ser muy libres, pero somos muy calculadores: ‘que no puedo decir esto porque le voy a caer mal a tal o porque no voy a tener ese trabajo o porque no me van a llamar más’. Pero ojo que cuando digo ‘frontal’ no quiero decir que tienes que insultar o agredir.

¿Eres apolítica como Pedro Suárez o tienes alguna filia política?

• Creo que no, no soy un político [tradicional], pero no soy apolítica, tengo la esperanza de que, eventualmente, vivamos en un país en el que los que nos gobiernan sirvan realmente a la ciudadanía ...

Como ciudadana has hecho pública tu opinión contra los derrames de petróleo, contra el fujimorismo, contra la violencia de género...

• El fujimorismo me parece detestable de arranque, perdona que te lo diga, creo que opinar nos corresponde a todos como ciudadanos, hay gente que me dice que por qué opino si soy actriz, y es como ¡brother! antes de ser actriz soy ciudadana y tengo derecho a opinar, justificada, fundamentada y consecuentemente.

• Eres muy activa en el Instagram. ¿Consideras que para una actriz es importante construir su imagen como una marca en las redes sociales?

• Eso es relativo, no debería ser una obligación. Hay actores extraordinarios que no tienen redes sociales, y no les interesa, y es absolutamente injusto que, por no tener seguidores, no les den la chamba a ellos. El talento y la vocación no se pueden medir con likes, hay incluso castings donde te piden número de seguidores y a mí eso me parece ya el infierno. En mi caso yo soy muy activa en redes sociales porque me divierte hacerlo, pero las amo y las odio a la vez. A veces leo comentarios malos y ¡oyeee! me deprimo. Mientras más seguidores tengas, más haters tendrás. Es parte del balance de la vida.

• “Tengo una especie de miedo al vacío en mi vida”, comentaste en una entrevista y dijiste también que eres workohólica (adicta al trabajo).

• Ahora ya no me da miedo el vacío, lo tengo más controlado. Yo tengo una carrera que me hace vivir con la incertidumbre. Hay etapas donde tengo mucho trabajo y otras en cero, y trato de llenar mi tiempo con algo productivo. Ahora cuando no tengo chamba entreno más, hago deporte, bailo pool dance, estoy aprendiendo a cantar con Los cops...

• En el TEDx de este año hablarás sobre un episodio de bullying que viviste cuando eras escolar. ¿Nos lo podrías contar?

• [Breve silencio] Creo que todos hemos vivido bullying, y todas tenemos inseguridades a raíz de lo que nos hicieron de chicos. Yo tenía la autoestima muy baja de niña, me molestaban por fea, eso me acompañó toda mi adolescencia hasta grande, hasta que me di cuenta de que eso era parte de los falsos estereotipos de belleza[...]. Yo estudié en un colegio de La Marina muy católico, y durante mucho tiempo sentí que no iba a ser exitosa en nada, mis aspiraciones no eran muy grandes porque sabía que iba a llegar a un límite y no iba a avanzar más, porque mi físico no me lo permitía, quizás tampoco mi inteligencia, porque me han molestado por fea y por tonta, y porque juego mucho la gente piensa que no tomo las cosas en serio, que no soy una persona “madura”.

¿Te remueve hablar del bullying ahora o lo has superado?

• Cuando eres adolescente tienes menos herramientas para reaccionar, pero según vas creciendo te das cuenta de que puedes transformar todas esas experiencias negativas en material para crear. Por ejemplo, alguien que ha sufrido porque, no sé, le decían que su pelo era feo, eventualmente, de adulto puede transformar eso y volverse peluquera [le vuelve la risa].

¿Piensas que te encasillan como la chica 'cool’ y fresca que habla medio achorada? Incluso dijiste alguna vez: “La gente cree que soy una pastrula y no lo soy, tengo esa fama”.

• Eso es lo que se ve en el Instagram, que es como un desfogue para mí. Creo muchos personajes y digo cosas a través de ellos que yo jamás diría. Por ejemplo, tengo uno que es un hombre que cuenta chistes telazas, otro, Renzo ‘el honesto’, que es muy guapo, que también será mi personaje en Los cops...

Veo que te gusta jugar mucho con los filtros de Snapchat. ¿Por qué es importante el juego, Jely?

• El juego hace que no tengas expectativas sobre nada, hace que te enfoques en el presente, que tu objetivo sea divertirte, elimina todo tipo de jerarquías, si dos personas están jugando están de igual a igual, no se ven con esos ojos que te juzgan y esperan que te veas [hace un mohín respingando la nariz]. Con el juego se reactiva la estupidez, creo que se lo debe revalorar, cuando estás con tus patas en soledad haces estupideces todo el tiempo y la pasas bomba [risas].

Jely, la gente pensaría que siempre estás de buen humor. ¿Qué te pone seria? ¿Qué te enoja?

• Soy bien renegona yo, ah... ¿Qué me da rabia? Ahorita me he peleado con un chico porque me puso en mi Instagram algo como ‘qué ricas tus tetas sin brassier’, y yo le respondí y no le gustó y me escribió: ‘eso te pasa por estar bailando calata en un tubo’. ¡¿Qué?! Me está diciendo que yo lo provoqué, que yo me las busco [...]. ¿Que qué me enoja? El machismo, el prejuicio con el pool dance, que es una disciplina bien fuerte que requiere de bastante preparación física, por eso me han dicho de puta para abajo...

Me han filtrado algunas líneas de tu monólogo para TEDx: “No eres mejor que el otro, eres igual de idiota [...]. El hecho de sentirnos especiales todo el tiempo hace que nuestro ego se desborde y nos convierta en personas insoportables”. ¿Eres egocéntrica, Jely? Porque si uno ve la infinidad de selfies que cuelgas en redes cualquiera diría que sí.

• A ver, también subo fotos en buzo y les tomo fotos a mis granos, igual es divertido tomarte fotos así, cool, a mí me gusta. No sé, a veces, sí puedo ser egocéntrica, depende de lo que me haya pasado.

• Jely, tú empiezas a hacer teatro por casualidad, pues estudiaste Comunicación Audiovisual en la Universidad de Lima...

• Estudié primero con Leonardo Torres Vilar en el taller de teatro en la universidad, luego con Roberto Ángeles que es como mi papá. El primer taller profesional lo llevé con él. No sabía que podía hacer del teatro mi profesión y cuando me di cuenta que sí fue como ¡wooow!

• ¿Y cómo se sintió Jely, la niña insegura que pensaba que no podría tener éxito?

• Fue increíble, yo me demoré muchos años en decir que soy actriz, me daba vergüenza porque le tenía tanto respeto a la actuación, y sentía que me faltaba tanta experiencia. Cuando tenía un actor al lado me presentaba como estudiante de teatro, incluso ya trabajando y todo, porque no sé... ahora ya lo digo porque tengo diez años en esto.

• ¿Por qué es importante que seamos conscientes de nuestra banalidad, Jely, por qué no hay que tomarnos tan en serio? También hablarás de eso en tu monólogo.

• Porque todos nos vamos a morir [risas]. Es parte de la naturaleza humana, somos seres destructivos y contradictorios, no somos “especiales” y “únicos”. Mírame a mí, que me interesa el medio ambiente, pero tengo celular, me baño con agua caliente, viajo en avión. Nos venden todo el tiempo que somos “increíbles”, pero es como para compensar el hecho de que nos vamos a morir eventualmente y nadie nos va a recordar [más risas].

• ¿Eres pesimista, Jely, o realista?

• Puedo ser realista. Yo a mis veintes tenía toda esta obsesión de trascender y dejar un legado y ser esa mujer que al final de su vida será recordada por sus obras... ¡Fuiiiira de acá! Ahora ya no; si me recuerdan, bien, y si no, también, no voy a saberlo, estaré muerta [carcajadas].

Periodista en el suplemento Domingo de La República. Licenciada en comunicación social por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y magíster por la Universidad de Valladolid, España. Ganadora del Premio Periodismo que llega sin violencia 2019 y el Premio Nacional de Periodismo Cardenal Juan Landázuri Ricketts 2017. Escribe crónicas, perfiles y reportajes sobre violencia de género, feminismo, salud mental y tribus urbanas.