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La santa palabra del VAR

Que hace el resultado más justo. Que mata la emoción. El VAR –el gran protagonista de esta Copa América– tiene casi tantos detractores como defensores en lo que va del torneo. ¿Por qué están tardando tanto sus decisiones? ¿Y qué se necesita para mejorarlo?

Escribe: Óscar Miranda.

Con el VAR se habría detectado la mano de Henry antes del gol de Gallas que clasificó a Francia al Mundial de Sudáfrica.

Con el VAR se habría advertido que el balón pateado por Lampard entró por completo en el arco de Neuer, quizá cambiando la historia de la dolorosa derrota de Inglaterra ante Alemania en 2010.

Con el VAR se habría anulado ese gol de Tévez a México en Sudáfrica, en clara posición adelantada.

Con el VAR, por supuesto, no habría sido válida “la mano de Dios” en México 86 ni “la mano de la Pulga” en el Perú – Brasil de la pasada Copa América Centenario.

El VAR imparte justicia.

Pero, como se ha visto en lo que va de jugada la actual Copa América, también enfría los partidos. Baja las revoluciones. Genera incertidumbre. Destruye las emociones de los jugadores y los hinchas luego de un gol.

¿Podemos tener lo uno y lo otro? ¿Asegurar la justicia y preservar las emociones? ¿Qué ocurre en los otros deportes que usan la tecnología para resolver las dudas arbitrales? ¿Qué lecciones se pueden tomar para mejorar el VAR?

Un poco de historia

La noche del 24 de marzo de 1962 es histórica por varias razones. La primera, porque después de disputar durante 12 salvajes asaltos el título de peso welter con el norteamericano Emile Griffith, el cubano Benny Paret cayó en un coma de 10 días que terminó con su muerte. La segunda, porque apenas acabada la pelea, el periodista de televisión Don Dunphy invitó a Griffith a revisar juntos las imágenes en cámara lenta de los últimos segundos del combate.

Ese momento quedó registrado como la primera vez que se usó el instant replay o repetición instantánea en un deporte.

El fútbol americano fue el primero que incorporó la tecnología de la repetición instantánea a sus partidos: la NFL la probó primero en 1978, en un juego del Salón de la Fama entre los Philadelphia Eagles y los Miami Dolphins, y retomó los experimentos a mediados de los ochenta. Algunos directivos pensaban que retrasaba demasiado los encuentros y que no estaba exento de errores, así que el sistema desapareció en 1991. Volvió de manera definitiva en 1999.

En la NBA, la tecnología empezó a usarse en 2002, primero para que los árbitros pudieran saber si un lanzamiento a canasta había sido hecho dentro del tiempo reglamentario. Después, para confirmar qué jugadores habían participado en una reyerta o para determinar las faltas flagrantes.

En los últimos años, los colegiados han empezado a usar la repetición instantánea para cada vez más asuntos, como discernir cuál fue el último equipo que tocó el balón antes de que saliera de la cancha o para poder sancionar cualquier conducta antideportiva.

Tras hacerlo el baseball, el tenis o el golf, el fútbol ha sido uno de los últimos deportes en aceptar que la tecnología ayude a los jueces a impartir justicia en un partido.

El VAR nació en 2012 como un proyecto de la liga de los Países Bajos que introducía elementos como el Ojo de halcón, un quinto y un sexto árbitro y un árbitro asistente de video.

En 2015, el proyecto fue recogido por la FIFA, que inició un experimento de dos años para validarlo en partidos amistosos.

La prueba final fue el Mundial de Rusia. De acuerdo a la Federación Internacional de Fútbol, la pasó con creces: las decisiones apoyadas en el VAR tuvieron una tasa de precisión del 99.3%, superior a la de 95% de las que se tomaron sin el VAR. Con solo 10 expulsiones, la de Brasil fue la copa del mundo más limpia desde México 86. Y hubo más goles anotados de penal, debido a que el VAR detectó faltas que en otras circunstancias habrían quedado impunes.

En 2018, las principales ligas del mundo empezaron a usar el VAR en sus torneos. En Perú, a inicios de este año se habló de la posibilidad de incorporarlo en el torneo Clausura, pero las intenciones, al parecer, han quedado solo en deseos. Hace unos días, el árbitro Víctor Hugo Carrillo le dijo al diario Depor que hasta ahora no hay nada avanzado en ese tema.

Como anécdota, en 2013 un juez peruano protagonizó un incidente que es como el precedente del VAR en el país: Víctor Hugo Rivera invalidó un gol de Sporting Cristal a Sport Boys luego de observar en las pantallas de televisión al borde del campo que el balón no había ingresado completamente a la portería.

Por este hecho fue sancionado con una suspensión de tres meses. Aún no era el momento.

¿Por qué demora tanto?

Doscientos cuarenta y tres segundos. Ese fue el tiempo que pasó desde el momento en que Cristopher Gonzales mandó el balón al rincón izquierdo de la portería de Fariñez, anotando así su primer gol con la selección, celebrándolo con el alma, y el momento en el que Wilmar Roldán anuló su tanto.

Más de cuatro minutos para cambiar una decisión es excesivo. Esa es una de las principales críticas que ha recibido el uso del VAR en esta Copa América: la revisión de las jugadas tarda demasiado.

Según un análisis hecho por el periodista Julián Saal, en los primeros 10 partidos del certamen el uso del video asistente había sustraído más de 33 minutos de juego corrido.

¿Por qué el VAR en la Copa América parece más lento que en el Mundial de Rusia? De acuerdo a la cuenta @ArbitroInternacional, la razón es una mezcla de diferencias tecnológicas e inexperiencia.

En Rusia, los jueces manejaban pantallas táctiles que les permitían acercarse a las jugadas y elegir diferentes ángulos rápidamente. En el torneo sudamericano, los operadores deben seleccionar las jugadas usando botones y joystick. Y en decisiones como los fuera de juego deben crear modelos 3D, lo que demora más el proceso.

Además, en la Copa América hay árbitros que están controlando los monitores por primera o segunda vez de manera oficial.

Con mejores equipos y más experiencia es de presumir que las revisiones sean más rápidas, pero hay otras opciones que podrían ayudar a lograr ese objetivo. Como menciona el periodista deportivo Carlos Univazo en uno de los recuadros que acompañan esta nota, se le podría dotar a los jueces de pantallas portátiles que les permitan tomar sus decisiones sin mayor ayuda externa.

O, como sugiere el periodista Eddie Fleischmann, las decisiones más complejas podrían ser tomadas por los oficiales que están frente a los monitores, sin necesidad de que sean conversadas ni discutidas con el árbitro principal.

En un reciente artículo publicado en el diario Olé de Argentina, el periodista Sergio Stuart plantea que el sistema debe ganar en transparencia y credibilidad, y que, en ese sentido, no estaría de más copiar el modelo del rugby: el diálogo entre el referi principal y el encargado del TMO (el VAR de este deporte) sale en televisión y puede ser escuchado por todo el mundo, de modo que nadie se queda con la duda.

Más justicia, sí, pero también más celeridad, parece ser el consenso entre los observadores que han comentado el desempeño del VAR en el certamen sudamericano. Mucho tiempo de duda hace que las piernas se enfríen, los futbolistas se desconcentren y el espectador no sepa qué hacer.

¿El fin de la picardía? Quizás el fin de los fallos polémicos y de los jueces intimidados por el peso de la camiseta de los grandes. Como dice Fleischmann, sin VAR, ¿el árbitro Bascuñán le habría anulado dos goles a Brasil en su propio país, delante de casi 40 mil espectadores? Quizás sí, quizás no. Con el VAR, se los anuló y punto.

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