La epidemia que no detuvo al fútbol peruano
No es la primera vez que por una enfermedad el Gobierno decreta estado de emergencia. En 1991, el Perú fue azotado por el cólera; sin embargo, aquella vez el fútbol continuó con normalidad.
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La expansión del coronavirus (Covid-19) no ha sido la primera enfermedad que pone en jaque al Perú. En 1991 se desató la epidemia del cólera que registró miles de personas infectadas. Hoy, el virus que surgió en Wuhan, China, terminó por paralizar la Liga 1 y demás torneos como medida de seguridad sanitaria. Sin embargo, en la década de los 90, el fútbol peruano siguió con normalidad.
La bacteria del cólera se detectó en el norte del Perú en enero de 1991, y en cuestión de semanas se terminó expandiendo a distintos departamentos. La alarma se encendió en el Gobierno central que terminó decretando estado de emergencia a lo largo y ancho del país. Así como hoy, se recomendó a la población lavarse constantemente las manos y tener cuidado con los alimentos que se ingerían, pero un sector hizo caso omiso de esa sugerencia.
Al final el cólera terminó cobrando la vida de 3000 personas. Pese a la epidemia, el balón rodó con normalidad en el fútbol peruano. El Torneo Descentralizado se disputó sin contratiempos con los 41 equipos repartidos en 5 regiones
Las selecciones menores de la ‘Bicolor’ tampoco frenaron sus trabajos. La sub-17 de Roberto Drago, y la sub-20 de César ‘Chalaca’ Gonzáles, siguieron entrenando con normalidad con las punterías puestas en los sudamericanos en Paraguay y Argentina, respectivamente.
Si bien todo andaba con normalidad al interior del fútbol peruano, hubo un momento en que dos clubes extranjeros se rehusaron a pisar suelo incaico por el temido cólera.
Cerro Porteño y Colegiales, ambos equipos de Paraguay, no quisieron venir en marzo a cumplir sus citas frente a Universitarios y Sport Boys, respectivamente por la Copa Libertadores. Los elencos guaranís incluso elevaron una petición a la Confederación Sudamericana de Fútbol para que se cambien las sedes de ambos encuentros. De esta manera aparecieron como alternativas Santa Cruz (Bolivia) y Santiago de Chile.
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Esto motivó a que la directiva ‘crema’ consiga documentos por parte del Ministerio de Salud y de la de Organización Mundial de la Salud (OMS), en los cuales se certificaba que sí se podía jugar en Lima. Los papeles llegaron a la Conmebol y este terminó dando luz verde para el desarrollo de los cotejos.
De esta manera, Cerro Porteño y Colegiales llegaron a fines de marzo al Perú; eso sí, tomaron todas las precauciones del caso: trajeron sus alimentos y agua y un amplio cuerpo médico.
Al final, los equipos paraguayos terminaron clasificando a la segunda ronda, mientras que Universitario logró acceder a la siguiente fase como mejor tercero.
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