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La otra gran fiesta del fútbol es en femenino

El domingo no solo se vivió la final de la Copa América 2019 y la Copa de Oro 2019. En Francia se desarrolló la gran final del Mundial Femenino.

Por: Patricia Matuk

En estos días de Copa América 2019, otra final importante tuvo lugar este domingo, horas antes del evento en el Maracaná. Se trataba del Mundial de Futbol Femenino, con un partido que se anunciaba reñido entre las atléticas de Estados Unidos y las ambiciosas de Holanda y que terminó con el triunfo anunciado de las norteamericanas, que con esto ya tienen cuatro estrellas en la camiseta.

Desde hacía varias semanas, los vecinos del barrio de Les Halles habían visto levantarse en poco tiempo una suerte de cubo gigante en el parque Nelson Mandela, sin adivinar que se trataba del museo itinerante de la FIFA para ilustrar al público sobre ese deporte durante la Copa Mundial de Futbol Femenino que se lleva a cabo en Francia.

En el interior de ese volumen blanco, el guía que trabaja normalmente en Zurich, nos muestra al centro, la copa (la verdadera, que va a ser entregada al equipo campeón) rodeada de vitrinas donde se exponen camisetas, medallas, zapatos, otras copas, documentos y fotos de una historia reciente y de un pasado que se recoge con detalle en «Historia Oficial de la Copa Mundial Femenina de la FIFA» libro especialmente editado para la ocasión.

El origen “oficial” del fútbol de mujeres que es el mismo al que se remonta el fútbol a secas, tiene como bemol el que, como la fiebre por ese nuevo deporte era la misma en ambos sexos, las mujeres tuvieron que abrirse paso frente a los prejuicios de una sociedad en plena mutación, sin que se borraran algunas páginas de aquellas pioneras que con botas de cuero y bombachas nos miran desde el sepia de antiguas fotos para seguramente aplaudir a las nuevas generaciones de atletas de este deporte.

Entre las páginas del libro se descubre por ejemplo que el primer match oficial de fútbol femenino jugado en Estados Unidos, data de 1893 en San Francisco. Que el primer match oficial en Irlanda fue en 1895 con 6 mil espectadores superando la concurrencia de los matches de varones de entonces. Que el más antiguo equipo de futbolistas mujeres conocido en Latinoamérica data de 1900 y se formó en Talca, Chile. Datos, nombres, mapas, notas de prensa y galardones nos remiten a Bélgica, Rusia, Australia, Nueva Zelanda o España de comienzos del siglo XX. Y algunas anécdotas le ponen sal, como aquella la del match suspendido en Inglaterra en 1896, oficialmente por disturbios: una escuadra femenina había aceptado jugar contra varones y los maridos o hermanos no estuvieron de acuerdo con el arbitraje… ni con las faltas.

Antes de 1921 el fútbol femenino tuvo una edad de oro. Esta atravesó la Primera Gran Guerra cuando mujeres de todas latitudes reemplazaron a sus hombres en las tareas, fábricas, tierras …y partidos de fútbol . Ser mujer futbolista era subversivo, porque ganaban su propio dinero (ellas, que ni siquiera tenían derecho al voto) y sus detractores no perdían la ocasión de subrayar que se trataba de un deporte rudo que « ponía en peligro la capacidad de procrear de las mujeres ».

Los partidos de equipos femeninos eran pues espectáculo y convocatoria, pero también inspiración recíproca entre mujeres que luchaban por sus derechos. La Escuela de Señoritas de Pont-à-Mousson se fundó en Francia en 1910 y un año después ya habían dos equipos en París. En la breve edad de oro del fútbol femenino que tuvo lugar en esa década, las Dick-Kerrs Ladies de Inglaterra recaudaron fondos para sus hombres en la Gran Guerra y se volvieron más populares, tanto, que su récord de taquilla sólo fue superado casi un siglo mas tarde, cuando en China en 1991 se jugó la primera final del Mundial de Fútbol Femenino apadrinado por la FIFA. Se trataba del encuentro Alemania – Estados Unidos.

El año de 1921 es un hito en el fútbol femenino. La Football Association (FA) publicó una recomendación a todos los clubes y federaciones inglesas para que se abstuvieran de alquilar o prestar sus terrenos de fútbol, criquet o rugby para partidos de mujeres futbolistas. Cinco días después de su publicación, la liga inglesa de fútbol femenino fue fundada. Pero esta guerra avisada no pudo contenerse y la pauta conservadora ya propagada por el mundo termino por ser consigna en organismos y federaciones afiliadas a la FA.

Y si el fútbol femenino siguió existiendo es porque mujeres deportistas encarnaron esa pasión.

El guía no sabe decir por qué el fútbol es popular, pero me invita a mirar unas páginas del libro. Desde tiempos inmemoriales hombres y mujeres han jugado con un balón, sin tocarlo con las manos. En China antigua se practicaban actividades lúdicas en que mujeres solteras se confrontaban a mujeres casadas con pases de pies, muslos y cabeza. En el Egipto de los Faraones hay geoglifos que dan cuenta de mujeres participando en un ritual de patear la pelota, codificado en el calendario agrícola de las cosechas y la fertilidad. Se menciona también, sin precisar, que en América, Europa y África existieron actividades arcaicas en torno a un objeto esférico que se pasaba con el pie y en que participan hombres y mujeres.

La gran paradoja del fútbol actual es que, en sus orígenes a mitad del siglo XIX, hubo mujeres participando en la formulación y redacción del primer reglamento. La historia oficial del fútbol femenino tiene, después de 1921 cinco décadas borrosas, que se jugaron en el mundo por mujeres, sin ayuda de nadie.

El primer mundial de fútbol ha tenido lugar en 1991. Desde entonces, cada cuatro años, la gran cita mundial del fútbol femenino federa cada vez más. Para Brasil la cobertura por O Globo ha sido a nivel nacional. La edición del 91 convocó a 12 países. Luego fueron 16 y ahora desde 2015, son 24 naciones convocadas. Alemania ha ganado 2 veces la copa. Noruega y Japón la han ganado una vez y Estados Unidos que es la favorita, ya ha sido tres veces premiado por la FIFA además de haber ganado cuatro veces los juegos olímpicos.

El museo itinerante del fútbol femenino es en realidad accesorio, lo principal, es la Fan Zone en los jardines de Les Halles con kioskos y espacio para mirar en dos pantallas gigantes. Bajo el sol extremo de estas semanas hemos apreciado allí la garra de las argentinas, el pundonor de las italianas, la rebeldía de las nigerianas y Francia nos ha hecho soñar con esta otra copa, como la de los varones en Rusia 2018. Pero también hemos visto saber perder: las francesas frente a Estados Unidos y las brasileñas frente a Francia.

La goleadora Marta Vieira Da Silva (33) fue aplaudida después de un mensaje que ya ha dado la vuelta al mundo. Antes de dejar la cancha, entre sudor y lágrimas tras la derrota dijo: “Hemos dado lo mejor de nosotras. No conseguimos la victoria, pero nos vamos con la cabeza erguida. Haber jugado en este Mundial un orgullo y espero que sirva para valorizarnos y para hablar de la necesidad de que se apoye este deporte. Necesitamos entrenarnos más, cuidarnos mejor, prepararnos a fondo, resistir para jugar dos veces 45 mn y una vez 30 mn. Por eso, a las niñas que nos miran les digo, mira que Formiga (Miraildes Maciel Mota) no es para siempre y yo tampoco no soy para siempre, y todo va a depender de ustedes para trabajar y llorar primero y poder sonreír después”.

Esas palabras me hicieron pensar en mi niña que va a cumplir nueve años. Alguna vez, en ese mismo parque, ella quiso jugar al fútbol con los amigos que allí estaban. Pero le dijeron que no y siguieron jugando entre varones. La Copa Femenina de fútbol ayuda a olvidar esos incidentes, permite descubrir a grandes jugadoras, observar diferentes estilos de juego y las palabras de Marta toman otra dimensión.

No es coincidencia que las grandes potencias del fútbol femenino actual sean por lo general aquellos países en donde los derechos de la mujer se conquistaron mucho más temprano. Tampoco es casual que si las universidades y colegios de Estados Unidos invierten para el fútbol de niñas el mismo dinero que para el de varones, tengamos en ese país a las principales goleadoras del mundo.

El guía de la exposición está de acuerdo conmigo en que no es justo que Alex Morgan « la » mujer futbolista mejor pagada gane 60 veces menos que Neymar. Dice que esas diferencias abismales ya van a terminarse. Yo no creo que ese día esté muy cerca, pero quiero creer que el fútbol jugado por mujeres va a preservarse de ese lado oscuro, salpicado de sumas millonarias y de corrupción. Quiero creer que se va a poder ver fútbol bueno por el placer y el espectáculo. Como las federaciones tienen que escuchar las consignas de la FIFA, bueno sería que se favorezca el que los clubes formen equipos de niñas. Porque en los barrios y en los pueblos del Perú las mujeres ya juegan al fútbol. Y las selecciones de Argentina y Chile no lo hicieron nada mal en este 8° mundial de mujeres. No es simple invertir en honestidad, pero ganamos todos en belleza.

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