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Río Rímac: ¿por qué se le dice ‘río hablador’ al afluente que cruza Lima?

Lima está llena de secretos y leyendas fantásticas. Una de ellas está relacionada con el Río Rímac, el más conocido de la capital. Conoce por qué tiene el seudónimo de ‘río hablador’.

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El pseudónimo 'río hablador' que posee el Río Rímac proviene de una leyenda. Foto: composición LR/La República

Lima es una ciudad llena de historia. Desde relatos militares, religiosos hasta leyendas urbanas, la capital se ha caracterizado por tener una narrativa muy diversa y una cultura que no termina de sorprender, siendo el Río Rímac uno de los lugares con más carga histórica.

El afluente que cruza Lima, además de proporcionarnos el recurso más vital para nuestra subsistencia, también es una figura representativa de la capital, pues todos en algún momento han pasado por esta cuenca. Al Río Rímac también se le conoce como ‘río hablador’, un seudónimo que nace a partir de una leyenda, la cual te contaremos a continuación.

El río Rímac es el más caudaloso que cruza la capital peruana. Foto: La República

La leyenda del río hablador

Según cuenta la leyenda del río hablador, hace muchos años vivía el Dios Sol, más conocido como Inti, junto a otros seres celestiales, como Rímac, un joven semidios que no tenía miedo en contactar con humanos que se encontraban en el plano terrenal.

Como era bondadoso y tenía muchos conocimientos, siempre les contaba a los hombres y mujeres diversas historias. Fue así como se ganó el corazón de los pobladores y llegaron a considerarlo como uno más de ellos.

Río Rímac: ¿por qué se le dice ‘río hablador’ al afluente que cruza Lima?

Un día, cuando Rímac vio por una de las ventanas del palacio donde vivía que la ciudad estaba siendo azotada por una sequía, por lo que sus cosechas y recursos se estaban acabando. Ante esta situación, todos los dioses estaban preocupados, por lo que acudieron a Inti para que buscara una solución.

El Dios Sol dijo que lo único que podía detener esta tragedia era un sacrificio, en el cual alguien se debía de entregar ante un altar de fuego para que el agua resurgiera otra vez. Todos los dioses se quedaron callados, la única que alzó su voz fue una de las hijas de Inti, Chaclla, quien no dudó en ofrecerse.

Chaclla era cercana a Rímac, por ello, él intentó detenerla y cambiar de posición; pero su hermana le pidió detenerse, puesto que él era muy querido entre los pobladores, y si se iba todos los extrañarían. No obstante, no hizo caso, y junto a ella, decidieron ser la ofrenda.

El Dios Sol, resignado, vio cómo los hermanos se despidieron y se vieron por última vez en el altar de fuego, donde finalmente se sacrificaron para que vuelva a llover. Los limeños, sin saber lo que había pasado, presenciaron cómo por fin la sequía se terminaba.

El sacrificio de Rímac y Chaclla

El sacrificio de los hermanos hizo que el gran valle de Lima vuelva a tener abundante agua, pues Chaclla y Rímac ahora estaban esparcidos en infinidad de gotas, y tras caer en las montañas, se convirtieron en un gran río que corrían jugando y riendo de camino hacia el mar. Después se elevaron en forma de nubes hasta llegar al cielo, donde nuevamente cayeron en forma de lluvia.

El Río Rímac tiene una longitud de 160 km y una cuenca de 3.312 km². Foto: La República

Todo este espectáculo atmosférico duró cuarenta noches, ya que Chaclla se terminó convirtiendo en lluvia y Rímac en el río que todos conocemos.

Es así como nace la leyenda que nos cuenta que todos aquellos que sientan a orillas del río Rímac pueden escuchar los susurros de Rímac, el joven que le contaba historias a todos los limeños y que ahora se le conoce como ‘río hablador’.

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