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La historia de Jesse Owens, el atleta afroamericano que enfureció a Hitler y los nazis

Conoce la vida y hazañas del deportista apodado “El antílope de ébano”, que con su talento desafió las ideas racistas de la época e hizo historia en el atletismo.

Jesse Owens ganó fama internacional al conquistar cuatro medallas de oro en Berlín 1936. Foto: EFE
Jesse Owens ganó fama internacional al conquistar cuatro medallas de oro en Berlín 1936. Foto: EFE

Uno de los sucesos más recordados de los Juegos Olímpicos de Berlín 1936 —llevados a cabo durante el periodo del Tercer Reich— es la participación y la victoria con cuatro medallas de oro de Jesse Owens: atleta afroamericano que con sus hazañas en las olimpiadas demostró la falsedad de la descabellada e irracional teoría de la supremacía de la raza aria que sostenía la Alemania Nazi de Adolf Hitler.

Jesse Owens también marcaría un nuevo récord mundial: primer americano es ganar cuatro galardones de oro en diferentes competiciones de las olimpiadas (100 metros lisos, carrera de relevos de 4x100 metros, 200 metros lisos y salto de longitud). Marca que no se volvió a repetir hasta 40 años después, con la participación de Carl Lewis en los Juegos de Los Ángeles 1984.

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Un reconocimiento ausente

El atleta nacido el 12 de septiembre de 1913 en Oakville, Alabama, enfrentó retos más difíciles fuera de la cancha: la discriminación a las personas de color en su país natal. Según su biografía oficial, al volver a Estados Unidos fue menospreciado y poco reconocido por las autoridades. El presidente de ese momento, Franklin Delano Roosevelt, nunca lo recibió en la Casa Blanca porque en ese entonces buscaba la aprobación y el voto de la población sureña que era abiertamente racista, ni le escribió una carta de felicitación por el triunfo que le había otorgado a los Estados Unidos. Asimismo, en el desfile de honor a los campeones que se llevó a cabo en Nueva York, a Owens no se le permitió ingresar por la puerta oficial del hotel Waldorf Astoria y solo le quedó entrar a la recepción en un montacargas.

Como el mismo Jesse Owens aseguró años después, su situación de vida no cambió a pesar de ser un campeón reconocido: “Cuando volví a mi país natal, después de todas las historias sobre Hitler, no pude viajar en la parte delantera del autobús. Volví a la puerta de atrás. No podía vivir donde quería. No fui invitado a estrechar la mano de Hitler, pero tampoco fui invitado a la Casa Blanca a dar la mano al Presidente”.

Desafiando a Hitler

El führer se mostraba entusiasmado por los Juegos Olímpicos que se llevaban a cabo en su país— donde esperaba reafirmar su teoría de una raza blanca mejor preparada genéticamente— y aplaudía con entusiasmo los triunfos de los participantes alemanes blancos. Sin embargo, cuando el atleta afroamericano Jesse Owens empezó a resaltar y a obtener increíbles méritos, Hitler paró de aplaudir. Cuando un miembro del comité le advirtió que debía celebrar a todos los atletas por igual o a ninguno, el dictador optó por el silencio total.

En esa línea, en la entrega de la cuarta medalla de oro para Owen, según se dice, enfurecido por el triunfo del atleta afroamericano, Hitler se limitó a abandonar el estadio. Por su parte, Jesse Owens comentó que ni se enteró de este suceso histórico.

Vida posterior

Luego de su momento de gloria, el atleta Owen no tuvo más oportunidades para continuar con su carrera deportiva. Se dedicó otras labores como gerente de una lavandería o bailarín de jazz. También incursionó en el cine junto con Shirley Temple, donde participó en espectáculos en los cuales corría contra caballos, perros o hasta automóviles.

En 1950 el presidente Dwight Eisenhower lo nombró embajador de buena voluntad de los Estados Unidos para el Tercer Mundo, con un sueldo anual de 75.000 dólares. De igual forma, el exatleta también publicó un libro llamado “He cambiado”, donde señalaba lo siguiente: “Me di cuenta de que luchar, en su mejor sentido, era la única respuesta que el afroamericano tenía, que cualquier negro que no estuviera comprometido en la lucha en 1970 estaba ciego o era un cobarde”.

Finalmente, el reconocido atleta Jesse Owens falleció un 31 de marzo de 1980 a causa de un cáncer de pulmón.

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